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Jimin lloraba como si fuese un niño, como si le hubiesen arrebatado lo más quería en el mundo. Como si hubiesen puesto miles de agujas en su alma y cada una de ella se moviese poco a poco, para que le duela. Sus lágrimas bajaban como cascada, mojando su rostro y su traje manchado de rojo, su respiración errática y su corazón, bañado en la tristeza.

Sus rodillas hacían un pequeño hueco en el suelo, frio y manchando aún más, su traje que, ni por cerca era blanco. Sus manos rasguñaban su pecho, hiriéndose solo, por el dolor en su pecho y sus ojos quedándose sin agua. Su garganta estaba al borde de lastimarse de tanto gritar y soltar sus quejas.

-¿Por qué duele tanto?- se repetía una y otra vez, no sabía el porqué de su dolor, lloraba y gritaba, pero no se aliviaba.

El sabía que su dolor no era necesariamente suyo, que era un poco del dolor que su alfa sentía. No pudo más y salió corriendo como lo su novio había hecho anteriormente, solo que no tan lejos. Estaba unos cuantos metros lejos de la casa, lo suficiente para gritar y no ser escuchado, pero pudiendo volver en unos veinte minutos.

Pero no dejaba de llorar, hasta que se despertó. Sentándose de golpe en la cama. Con su respiración agitada, con su cuerpo lleno de sudor y su adrenalina más alta de lo normal.

Jimin había ido a dormir a una habitación a parte por la tarde, al tener ya demasiadas horas sin dormir y ver que su alfa estaba bien, su cuerpo cedió todo el cansancio que tenía guardado. Al ver por la pequeña ventana de la habitación, pudo ver que era casi de noche, tendrían que ser como las seis de la noche. Paso sus manos por su cabello, tratando de relajarse y pensar en un significado real. Su corazón si dolía, pero... ¿Él no estaba marcado y no podía sentir las emociones de su alfa? Su corazón sentía una punzada de dolor que persistía, paso su mano por la zona, acariciando esta.

Jimin se puso de pie, desatando la cinta de su kimono blanco y dejando caer este al suelo, resbalando por su piel y arrugándose en el suelo. Caminando hacia el baño para darse una ducha, pero... la silueta de alguien le hizo ahogar un grito y pegar un pequeño salto.

-¿Puedo acompañarte?- Jeon movió su cabeza, logrando que, por el ángulo, por fin le diese la luz. Sus ojos eran oscuros, como si estuviese esperando a su presa.

-Me asustaste idiota- suelta molesto el omega -Haz lo que quieras- dice sin mirarlo y sigue su camino.

Jeon soltó un suspiro de alivio al escucharle, era una respuesta "positiva", por lo que tomo dos toallas y se metió el también. Quita su camisa y pantalón, luego su bóxer para meterse con su novio. El agua bajaba por la espalda del rubio y se perdía en el inicio de su trasero, pasando por el límite entre ambos glúteos, terminando en sus piernas y llegando al suelo. Su cabello mojado le daba un sentido más sexy sin tratar de serlo, Jimin era natamente sexy. Poseía una sensualidad elegante, misteriosa y natural, no se esforzaba en serlo al punto de verse ridículo como pasaba la mayoría de veces.

Sus manos tomaron con sumo cuidado la cintura del omega y pego sus labios al cuello de este dejando un beso simple en él, sin malas intenciones. Jimin respondió al instante, dejando caer su cabeza sobre él y respirando hondo para no ceder ante su alfa.

-Perdóname por irme así- dijo bajo en su oído mientras sus manos llenas de jabón pasaban sobre el cuerpo de su pequeño novio.

-Estoy acostumbrado, tranquilo- tomo un poco de shampoo y lo unto en su cabeza, alejándose lentamente de los brazos de Jeon. -Nunca me dices nada- Jimin levanto sus brazos para comenzar a lavarlo, pero la mirada de Jeon cayó sobre el zarpazo sobre su brazo izquierdo y fue donde su corazón se oprimió.

Kookmin-Tokyo- ♡ OMEGAVERSE ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora