Kyle nunca fue bueno haciendo amigos, pero tras mudarse a Everless se encontrará con muchas personas que le cambiarán la vida. En especial uno, Alex.
****
La infancia traumática que tuvo Kyle lo dejó con una marca de por vida, un trastorno de ansied...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ya eran las once de la noche cuando llegué a casa. Nunca pensé que al arrivar a la puerta me encontraría con cierta persona esperándome ahí.
Y se trataba de una visita no muy grata para ser honestos.
Suspiré con tedio antes de dirigirme a ella.
—¿Qué quieres aquí?, Brookelle.
—Necesito hablar contigo, Alex.
—No creo que haya algo de lo que debamos hablar.
—Quiero disculparme por...
—Si quieres disculparte no es conmigo —la interrumpí—. Discúlpate con Kyle, a él fue al que trajiste de estúpido. No a mí.
Brookelle no dijo más, el silencio incómodo se quedó en el aire volviendo el ambiente más tenso de lo que ya de por sí era.
—Vamos —dije tras darme media vuelta—. Te llevaré a casa.
—Espera, Alex —me tomó del brazo deteniéndome—. No puedes llevarme a casa, les dije a mis padres que pasaría la noche en casa de Kate y ella no esta, le tocó ir de visita con su padre. Si me ven llegar contigo sabrán que les mentí y me matarán.
Fuera verdad o no lo que ella me decía, no podía simplemente llevármela a la fuerza. Además, cuando se acercó a tocarme me di cuenta que estaba fría, o helada mejor dicho. No hacía tanto frío como para que ella se pusiera así en poco tiempo.
—¿Desde que hora estás esperándome aquí?
—Desde las nueve —dijo avergonzada—. Fui a tu trabajo a buscarte pero no te vi, la chica que trabaja contigo me dijo que saliste temprano, creí que estarías aquí.
Me sentí mal de que ella hubiera pasado tantas horas sola, de noche, esperando por mí.
—Pasa —le dije abriendo la puerta—, siéntate, te prepararé un café caliente.
No quería seguir siendo un idiota con Brookelle, por muy enojado que siguiera debido a toda la cizaña que intentó meter entre Kyle y yo, era como si tuviera al enano a un lado mío reprendiéndome, sabía que él no aprobaría mi actitud de patán en un momento así. Luego de que ella se pusiera en peligro a sí misma, viniendo a mi barrio y esperándome sola por horas en la puerta de mi departamento de mala muerte. Lo menos que podía hacer era dejar de ser un cretino y darle una bebida caliente.
—Toma.
Le di el café, advirtiéndole que estaba caliente para que no se lo tirara encima.
Terminé por sentarme en mi sofá individual, extendí las piernas para ponerlas sobre la mesita de la sala una encima de la otra y tomé el control remoto para encender la televisión.
Dejaría a Brookelle quedarse si eso era lo que quería, pero no la escucharía soltar su bola de mentiras.