Si tuviera que decir cuando fue que comenzó realmente no lo sabría con exactitud. Es como si siempre hubiera estado dentro de mí y con el paso del tiempo crecía al igual que lo hice yo. La primera vez que hubo un indicio de que algo era distinto fue cuando apenas comenzaba a caminar.
Mi madre me solía contar que me gustaba sostenerme de las orillas del frutero de mi abuelo, para llegar a ellas tenía que bajar un escalón algo alto, para apenas una bebé era un reto inmenso como cualquier otro bebé, el problema radicaba en que al caerme y golpearme contra el suelo, pues aún no desarrollaba reflejos, cualquier pequeño hubiera gritado o llorado, pero yo no lloraba. En un inicio el llanto no salía de mi, como si algo lo detuviera, por alguna razón dejaba de respirar, mi madre con todo dolor y pena trataba de darme una pequeña nalgada para que reaccionara y soltara el grito, para que no me ahogara más ya que me ponía casi morada.
Y después de la pequeña nalgada, que funcionaba como especie de empujón al llanto y no morir ahogada, soltaba el grito y podía llorar.
Creo que desde ahí podría decirse que fue mi primer indicio de ansiedad, pero era demasiado pequeña para saberlo, ni siquiera conocía la palabra ansiedad. Siempre, a lo largo de mi vida he enfrentado a diferentes síntomas y situaciones diversas. Hace poco me di cuenta de que suelo estar muy consciente de mi alrededor o contexto.
Haciendo en retrospectiva, desde niña siempre lo fui, solo que había muchas cosas que no lograba comprender del todo; algunas otras podría hacer una recepción en mi cabeza a la perfección, al grado que me cuestionaba el porqué mis compañeros no lograban entenderlo o el porqué tardaban tanto en descubrirlo, algo que para mí era tan obvio y fácil de entender lo tenía que explicar a mis compañeros para que ellos también lo notarán.
Jamás me consideré una persona inteligente hasta que las personas alrededor mío solían decir eso de mí, de esa forma pensé que era alguien inteligente, a partir del reconocimiento de los demás, no sabía porqué era así, pero yo lo disfrutaba.
A lo largo de mi vida viví cosas que logré normalizar debido a que esa era mi realidad, en su momento no pensé que me dejaría un trauma, pero supongo que la ansiedad no sale de la nada. No lo malinterpreten, mi infancia fue bastante feliz, inclusive podría decir que tuve mucha suerte de tener la familia que tengo, que gocé y gozo de muchos privilegios (y no me refiero a lo económico).
Algunos adultos o de generaciones un tanto más experimentadas que la mía suelen cuestionarse el porqué los jóvenes adultos tienen tantos problemas con ansiedad, depresión y de más trastornos o problemas socio económicos, pero creo que se les ha olvidado, que al menos en México, nos tocó vivir una infancia rodeada de mucha violencia y en medio de una guerra de bandos narcotraficantes y militares.
Honestamente creo que nuestros padres que lograron darnos una infancia feliz y lo menos traumático en esa época, se merecen un aplauso, al menos lo digo por mis padres. Vaya que lograr crear una burbuja para tus hijos donde logren ser felices más allá de los balazos, sin desconectar nos de la realidad, no debió de ser nada fácil, pues el ser adulto no te exenta del miedo.
Volviendo al punto de los primeros síntomas de mi ansiedad creo que entre más crecía iba desarrollando más síntomas. Como anteriormente comenté, no recuerdo un momento exacto de cuando comenzó, lo que sí sé es que ese sentir de miedos que se escondían en el fondo de mi corazón siempre han estado ahí, salían a relucir de vez en cuando, como cuando iba caminando con mi madre por la calle y a media cuadra veía un perro inofensivo, pero lo suficientemente ruidoso y grande para asustarme y esconderme detrás de mi madre, o como cuando no podía dormir porque me daba miedo la oscuridad.
Otra cosa que recuerdo de forma muy vaga, pero bastante traumática era cuando tenía que ir hacer del baño en casa de mi abuela, pues en la manija de tanque de agua, había un objeto colgante que para mí parecía ser un monstruo, no tengo ni la más remota del porqué estaba ahí esa decoración o de sí realmente era un monstruo, pero para mí era lo suficientemente temible que sentía un pavor inmenso el hacer de baño ahí, me causaba tantos escalofríos que hasta temblaba.
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Desmenuzando Mi Ansiedad
Short StoryEsta pequeña historia trata sobre la vivencia de una persona con Ansiedad, la travesía durante un viaje a sus recuerdos buscando la raíz de su ansiedad. Quizás en esta historia no encuentres la respuesta de tus preguntas, pero espero que encuentres...