Destello

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    Se encontraban en una fría noche de invierno, una fina lluvia bañaba un bello prado cubierto de pequeñas flores blancas y negras. El ambiente era tenso, puesto que ya no podían seguir huyendo, en el prado se encontraban dos bellas mujeres, una de ellas traía puesto un elegante vestido dorado con detalles celestes que hacían juegos con sus peculiares ojos que difieren de color, uno de un precioso ámbar y el otro era de un celeste similar al color del cielo, su hermoso cabello rubio parecía perderse en las telas del vestido anteriormente mencionado. De su cuello colgaba una reluciente joya conformada por una cadena y un cristal que poseía un peculiar destello.

Esta venía respaldada por diez soldados, cinco de ellos a cada lado y por el contrario la otra mujer estaba acompañada solo por un chico de aproximadamente quince años. La última mujer vestía de una blusa ajustada con bellos bordados de rosas y una larga falda que arrastraba por el suelo, su peculiar melena azul a pesar de estar mojada hacía ondas en el viento y sus preciosos ojos grises miraban con furor a la otra mujer. El chico a su lado, al igual que su madre poseía los mismos pigmentos en sus cabellos e iris de sus ojos, los cuales reflejaban el temor de este. Una chaqueta lo cubría del frio, bajo esta traía una camisa y unos pantalones negros abrigaban su tren inferior.

—Ríndete de una vez Margaret, ya no tienes donde huir —enunció la mujer escoltada por los soldados.

—No haré nada de lo que tu digas, Ximena —respondió Margaret mientras con solo un movimiento de su mano reagrupaba todas las gotas de lluvia en su en torno, para luego con un simple chasquido evaporizarlas, creando así una densa neblina a su alrededor, seguido se agachó y le habló a su hijo.

—Huye mi niño, sálvate, corre al bosque y espérame ahí —dijo mientras acariciaba su cabello.

—Pero madre, no puedo dejarte sola, déjame ayudar —expresó el joven preocupado.

—No era una pregunta, ve al bosque —dijo su madre sin dejar de sonar amable, seguido a esto lo empujo suavemente y recitó unas palabras en voz baja, haciendo con esto que el chico desapareciera en medio de un destello de luz azul.

Encandilado por la deslumbrante luz que surgió de las manos de mi madre, cubrí mis ojos, para cuando aparté mis manos de ellos, ni ella ni Ximena se encontraban en el lugar, me encontraba rodeado de grandes árboles y la antes "fina lluvia" ahora era una brava tormenta que azotaba las ramas de estos. Aún un poco confundido me dispuse a ponerme de pie con algo de torpeza, pero apenas lo logre, sentí como una mirada perforaba mi espalda, de reojo logré apreciar una alta silueta que acechaba entre los árboles, pero apenar giré mi rostro para observarla directamente, esta desapareció. Un miedo irracional se apodero de mi y corrí en la dirección opuesta a aquella figura, debía encontrar a mi madre, pero antes tenia que escapar de lo que fuera que estuviera dentro del bosque. No pude llegar muy lejos ya que sentí que mis pies dejaron de obedecerme. Me detuve de golpe para tropezar y caer a los pies de un árbol, mi cuerpo ya no respondía a ninguna de las acciones que yo le ordenaba y ni siquiera podía mover un dedo, era como si mi cuerpo ya no me perteneciera. Quería gritar, pero apenas podía mover los ojos, los cuales por la desesperación e incertidumbre no paraban de llorar. Esto era muy similar a los terrores nocturnos que sufría de niño, sentía que mi corazón se saldría de mi pecho y a este punto ya se me dificultaba incluso respirar. Entre los árboles nuevamente pude apreciar como aquella sombra se acercaba lentamente y lo último que pude ver antes de que mis ojos se cerraran por completo, fue una intensa mirada de aquellos ojos verdes que parecían tener luz propia.

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⏰ Última actualización: Feb 24, 2022 ⏰

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