Cosas que solo ocurren en South Park

Besitos que curan

Últimamente las noches eran lluviosas en South Park, como ahora por ejemplo, una gran tormenta azotaba el pequeño pueblo provocando que todos los habitantes se resguardaran en sus hogares, los niños se lamentaban el no poder salir a jugar con sus amigos y tener que quedarse en casa, bueno al menos podrían disfrutar de una taza de chocolate caliente mientras veían la televisión o pasar tiempo de calidad con sus familias. Lamentablemente ese no era el caso para un rubio de ojos zafiro, Kenny McCormick bajo el manto de Mysterion recorría las peligrosas calles de South Park, prefería empaparse y morir de un resfriado (o morir en la tormenta) que pasar otro minuto en su casa escuchando las peleas de sus padres.

Recorrió cada rincón del pueblo en busca de algo interesante, al parecer la tormenta había ahuyentado a todos los ladrones y villanos por esa noche, no hizo mas que ayudar a algunos cachorros a encontrar un lugar seguro donde pasar la tormenta, más eso le bastaba para sentir que podía ayudar y cambiar el mundo, así fue como para las diez de la noche parecía ser que ya no había más nada que hacer fuera de casa

Suspiro frustrado al recordar el motivo de discusión en casa pensando que hasta ahora seguirían en ello, dirigió sus pasos hacia cualquier parte, admiraba el ambiente en casa de sus amigos, Kyle jugaba ajedrez con su padre mientras su madre servía chocolate para todos, El gordo pasaba tiempo de calidad con toda su familia mientras disfrutaban juntos de una serie Coreana (de esas que se hacen populares en Netflix), ojala no sacara ideas estúpidas para jugar, Tweek y Craig pasaban tiempo juntos mientras grababan videos junto a su cobaya .

Un sentimiento parecido a la envidia invadió su pecho, si bien sus padres eran unos hijos de puta, no dejaban de ser eso, SUS PADRES, y no podía odiarlos, pero si deseaba que fueran mejores padres para él y sus hermanos.

No supo en que momento llego a esa particular vivienda, quizá no estaría mal visitar a su amigo de ojos claros.

Butters a diferencia del resto no pasaba esa noche disfrutando de un poco de chocolate o de la compañía de sus padres, vaya ni siquiera tenia un hermano con quien compartir el tiempo, molesto regresaba a su habitación, cumpliendo con el castigo recientemente impuesto por su padre

- Lo siento General Desorden, tendremos que posponer nuestros planes para otra ocasión - hablo en voz baja a su amigo a través de la pantalla de su computadora - papá me ha castigado de nuevo - se quejo quedito

Esa noche Dougie y Leo habían decidido reunirse para preparar nuevos planes malvados, sin embargo la tormenta arruino sus planes por lo que acordaron una videollamada, todo transcurría normal, y seguiría así de no ser porque el rubio decidió bajar a la cocina por un vaso de agua, un relámpago asusto al niño haciéndole soltar el vaso de vidrio y dándole a su padre una razón para castigarlo de nuevo

- Que pena señor, habíamos avanzado tanto - lamento el pequeño pelirrojo - Bueno hasta mañana señor - se despidió finalmente

Butters suspiro agobiado, retiro el casco de su cabeza y prosiguió por quitarse el traje, en cuestión de minutos ya estaba con su pijama puesto, solo faltaba guardar su traje en el armario, sin prisa dirigió sus pasos al mismo, tras asegurarse de esconder bien este sonrió orgulloso de no desordenar nada en el transcurso, ojala esa sonrisa hubiese permanecido.

Tras un fuerte relámpago una silueta conocida apareció frente a él, no pudo evitar formar una mueca molesta antes de voltear con una sonrisita fingida, hacía ya casi un mes que el héroe frecuentaba su vivienda y los sitios a los que él acudía regularmente

- Me parece haber visto un lindo conejito - murmuro divertido el encapuchado

- Guarda silencio - suplico cansado - se supone que estoy castigado