𝗡𝗶 𝘀𝗶𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗮 𝗹𝗼 𝗽𝗶𝗲𝗻𝘀𝗲𝘀 𝗽𝘂𝘁𝗮

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𝗗𝗮𝗻𝗶𝗲𝗹

Por la mañana tuve que llamar al portero de los departamentos para que arregle el grifo de mi cocina. Llegó a mi departento con una caja de herramientas.

- Cinco, seis, siete, ocho - contaba cada vez que hacía una patada imaginaria, mientras veía un libro para aprender karate.

- Aprender de libro? - exclamó el viejo portero.

- Si y unas cuantas veces en New Jercey, donde vivía - seguí sin desconcentrarme en el libro.

- Ohhh - dijo él con interés.

El señor se dirigió a la cocina, dejó sus herramientas sobre la mesada mientras me miraba, empezó a desenroscar un tornillo de el grifo para arreglarlo.

- Que pasar en tu ojo? - me preguntó.

- Me caí de la bicicleta - comenzé - dieziocho - seguí contando mis patadas.

- Suerte que no te lastimaste la mano - habló el viejo con totao confianza. Lo miré suspirando.

En la tarde me encaminé a la escuela, como las primeras horas había faltado una profesora directamente comenzaba el almuerzo

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En la tarde me encaminé a la escuela, como las primeras horas había faltado una profesora directamente comenzaba el almuerzo. Fuí al comedor y ahí estaba ella, con sus dos amigas.

Fuí a servirme comida en una bandeja de plástico, la cocinera me sirvió un especie de mezcla con huevo arróz salchicha y tozino.

Un bandeja se posó a mi lado.

- Daniel ! - preguntó Liz amablemente.

- Hola! Liz con z- exclamé divertido. Ella sonrió - cómo estás? -

- Genial - sonrió.

- No tienes mucha hambre, no? - le pregunté al ver que no tenía mucha comida en su bandeja.

- No, no mucha - contesó.

- Quieres pastel? - comenzé - yo mismo lo hornié - acabé bromeando.

- Si? - Preguntó ella sarcástica mientras reía - Qué te a parecido el Valle hasta ahora? -terminó.

- No me eh aburrido - contesté.

- En New Jersey? - me preguntó, cómo lo sabía?

- Cómo sabes que vengo de allí? - le pregunté mientras reía.

- Pregunté - exclamó con vergüenza.

- Oh claro - reí.

- Oye siento lo de la prueba de fútbol.

- Oh no te preocupes, son los antibajos - respondí con tranquilidad.

- Oye estás sentada con alguien? - interrogué.

- Contigo si quieres - contestó sonriendome.

- Claro, ven por aquí - hablé mientras ibamos a pagar la comida.

THE REJECTED CLUB [Johnny Lawrence]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora