August: Heredero © |Libro 1|

XLII. Fuego

Cuando el fuego y la oscuridad consumen todo, no hay más que recoger lo que queda de los escombros, o buscar tierra nueva, en donde poder dar un nuevo inicio.

La destrucción no puede significar otra cosa que no sea: nuevos cimientos.

El brujo continuaba mirando al hombre, el repudio y el asco se originaron en su ser, no podía creer de lo que era capaz el hombre frente a él por el poder. Distorsionó todo en lo que Tristán creía y lo volvió su propia aspiración. Gael deseaba que la manada de Heulen fuera parte del ejército de Arath y estaba dispuesto a todo para conseguirlo.

—Me das asco... Asumiste que tu padre te quería muerto y decidiste eliminarlo del camino, te repites una y otra vez eso para no aceptar tu culpa de lo que hiciste. Kalon te hubiese matado desde hace muchísimo tiempo si eso hubiera deseado, o les hubiese contado a todos en la manada lo que estabas planeando. Tú sólo podías pensar en ti... —El castaño de ojos verdes no sabía qué esperar del hombre rubio frente a él. Estaba lleno de oscuridad—. Dime una cosa, ¿Cuándo el poder se volvió más importante que tus ganas de salvar a Heulen y liberarla de la oscuridad que le rodea?

Los furiosos ojos del tío de Erik lo acribillaron como dagas, August podía sentirlo, él no se arrepentía de nada.

—El poder es lo más importante para conseguir lo que deseamos. Sin poder, no le servimos a Arath y ese poder lo podía conseguir con la manada. Ellos y sus influencias me dan lo que necesito, y pronto conseguiré mi propósito. Eso lo sé —La seguridad en su voz era palpable, ese lobo creía en lo que decía.

Un pensamiento llegó a la cabeza de Gust y lo hizo retroceder un poco, el dolor en su pecho y el horror que se marcó en su ser fueron en aumento, se puso de pie y lo enfrentó.

—Tú fuiste quien causó la enfermedad en las lobas de Heulen, ¿cierto? También fuiste tú quien culpó a mi madre de eso y... —Una revelación casi lo hizo caer al suelo de la impresión— ¡Fuiste tú el que mandó al padre de Chris a las montañas por la carne!

La repugnante risa del lobo lo hizo hervir en furia, las ganas de hacerlo pagar sólo iban en aumento dentro de sí.

Los terribles ojos del lobo se posaron en él, y sin pena alguna confirmó las cosas por las que se le acusaba.

—Por supuesto que fui yo el que envenenó a las lobas de la manada, y por supuesto que acusé a la entrometida de tu mamá —No había ninguna muestra de dolor en sus palabras, estaba incluso satisfecho— ¡Me cayó como anillo al dedo! Lo mejor fue lo que hice con Ryan... Eliminar a ese imbécil ha sido de las mejores cosas que pude planear.

—¿Querías eliminar al padre de Chris? ¿Sólo porque su esposa te rechazó? —Estaba helado ante lo que estaba escuchando, ese hombre era más que un asesino, era como si su corazón hubiera sido infectado por la más oscura de las magias.

Una carcajada alta le hizo presión en los tímpanos, ese monstruo frente a él estaba disfrutando revelar esas cosas.

—Hice más que encargarme de la escoria de Ryan... Fui yo quien esparció el rumor de que Sol Lange había contratado a una bruja para sacrificar a los bebés sin nacer y a las mujeres embarazadas —Las ganas de vomitar se vieron reflejadas en la expresión del brujo de ojos verdes.

—Se supone que tú estabas enfermo... —Recordó las palabras de Aika y trató de buscarle sentido.

—Soy muy bueno para eso, ¿sabes?

—Cuéntame todo lo que pasó —Exigió el castaño y el hombre esta vez ni siquiera se esforzó en luchar.

—Estoy obligado a decir la verdad, ¿no? Pues verás...