━ Capitulo 3

577 52 6
                                    


|Vuelve al atardecer de ayer, vuelve a nuestro lugar seguro... |

Han pasado meses desde aquel día.

Meses que no nos dirigimos la palabra, te extraño...

El desayuno había terminado, salí de la mesa huyendo, tratando de evitarte. Era hora de ayudar al pueblo. Ayudaría a alguien ya que yo no me puedo ayudar a mí.

━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━

Caminaba por los callejones de Encanto pensativa.
Desde hace días me sentía intranquila.
Acaricié levemente mi vientre.

¿Realmente era lo que yo quería? ¿Realmente era feliz?
No, probablemente no.

Pensaba que las cosas mejorarían con el tiempo, pensaba buscar mi felicidad, pero nunca así.

—¡Buenas señorita Isabela! ¿Cómo va su bebito?

—Un poco inquieto, ya sabe, pero todo perfecto

—Me alegra saberlo— la señora Montenegro me saludaba mientras hacía las compras.

Iba regalando flores y haciendo trabajos simples como fingir ser perfecta.

Por mi estado ya no podía ayudar a la tía Pepa con los cultivos. Ahora solo me quedaba en casa ayudando a la abuela o colaborando en cosas sencillas, como mencioné.
Prefería estar afuera de casa.

Divisé a mis dos primos que cuidaban niños y los entretenían, mis hermanas menores estaban con ellos. Las últimas nada más veían lo que hacían para luego retirarse hacia otras tareas.

—Pensé que te quedarías en casita con Mariano, por lo del embarazo— mencionó Luisa a lado de Mirabel. Ambas me miraban preocupadas.

—Es cierto Isa, debes cuidarte más

—Saben que no puedo estar mucho tiempo allí, pienso demasiado y necesito distraerme

—No has pensado en hacer las pases con ya sabes quién— susurró esta ves la de lentes, cuidando no ser escuchada por tí.

—¿Creen que quiera después de todo lo que pasó?—  ambas empezaban a asentir con la cabeza. Negué. —Por supuesto que no lo hará, no es algo que perdones con un simple abrazo

—Deberías intentar— la más alta contestó. —Después de todo así lo hacíamos en los viejos tiempos ¿A qué si?

Luisa fue mi acompañante de juegos por mucho tiempo, fue la primer hermana que tuve.
Recuerdo las tardes de verano, cuando el sol alumbraba en sus tonos rojizos, las tres nos poníamos a jugar.
Normalmente nuestros padres trabajaban toda la mañana, la tarde era nuestro momento de disfrutar.

—Eso no se vale, tu llegas más rápido porque creas lianas— me acusaba una Luisa de cinco años.

—¡No es verdad! Y aunque lo fuera, yo no tengo la culpa de mi don, yo solo lo aprovecho— contesté con los brazos cruzados.

—Ya no juego, ¡tramposa!

—¡repitelo!

—¡tramposa!

—¡Ay por favor dejen de gritar, me lastiman!— ambas miramos al mismo tiempo a Dolores. Olvidamos completamente que se encontraba ahí.
—Dejen de pelear, solo es un juego, así que abracense

Ese día casi nos agarramos de los pelos en ves de darnos el abrazo, pero terminamos accediendo después de una larga charla tuya.
Porque así eras prima, no te gustaba el escándalo.

Y Luisa es una persona que aprende del entorno, desde pequeña se intruía de las mejores acciones de los demás. Así que no me sorprendió cuando comenzó a ayudar a resolver peleas ajenas, a ser una tipo intermediaria.

—Siempre fue así, pero ya tenemos 22 años Luisa y las cosas no son como antes

—Las cosas no cambian mientras no las cambies tú— me sonrió con nostalgia.

—A parte, ella te ama, ni siquiera tendrías porque pedirle perdón. Alguna vez mencionó que mientras tú fueras feliz ella lo sería y te apoyaría—  Mirabel la eterna psicóloga de los Madrigal abogó por mi. —Creeme que no está molesta, solo háblale y trata de entenderla si se desahoga, eso siempre ayuda en las reconciliaciones

—Esto va más haya de una pelea infantil, acabo de destruir sus ilusiones

—No, no lo hiciste, solo estabas buscando tu felicidad, porque ¿Al fin eres feliz y toda tu vida es perfecta o no?

Esa pregunta vino a mi mente por segunda vez en el día.
La respuesta era más que obvia.
Jamás podría ser feliz si tú no lo eres.

—Por supuesto que lo soy— mentí.

—Ves, ya no hagamos más drama, solo inténtalo, estamos para ti por si se pone loca la situación— la chica más fuerte terminó la conversación.

. ◍ ✧

Lo pensé por mucho hasta que me decidí y te busqué.

Estabas ahí, en tu lugar seguro. Moviendo las calmadas aguas de aquella fuente.

Realmente me siento mal por lo que pasó, nunca fue mi intención.

El sol estaba en esos lindísimos tonos rojizos, dichos tonos que se asemejaban a tus vestimentas.

Recordé cuando éramos más unidas.

—Yo lo siento tanto

—¿Porqué?

—No mereces esto

—Duele, pero nada me hará daño ya mh

—Quisiera retroceder el tiempo a cuando chismeabamos

—Todo era más fácil

—Quiero volver a tener lo mismo que teníamos antes, quiero que no te alejes nunca

—Nunca cambió nada, yo no me iría

Y te abracé, porque había olvidado que tus brazos era lo único que yo tenía.

—Perdóname tanto— lloré en tu hombro, no quería lastimarte pero era inevitable que mis sollosos fueran silenciosos.

—No hay nada que perdonarte, solo abrázame— susurraste con tu melodiosa voz. Yo estaba dispuesta a escucharla.

Y si, ahí entendí que no importa cuánto daño te haya hecho, tu me amabas tan incondicionalmente que siempre estarías para mi. Siempre me calmaría tu voz.


. ◍ ✧

 Una voz inaudible  ━Encanto  [Dolores x Mariano] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora