Un Día Con Mamá

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Tras muchos sucesos y una importante intervención de Aether, Kunikuzushi o más conocido como Scaramouche estaba de vuelta en casa junto a su creadora Raiden Ei la cual ahora batallaba por tener una buena relación con el muñeco que alguna vez abandonó. Lograrlo no estaba siendo una tarea fácil así que decidió acudir a Yae Miko en busca de ayuda.

La kitsune se quedó en silencio tras escuchar a Ei, la verdad no le sorprendía la situación, conocía al joven desde su creación incluso en algún momento trato de ayudarlo, este parecía tener más aceptación por Miko que por la arconte.

— Tal vez podrías buscar referencias de que hacen las madres mortales con sus hijos — Sugirió con tranquilidad mientras bebía de su té.

— Eso parece una buena idea — Expresó Ei.

Después de todo la razón por la que lo había descartado era porque era muy humano, probablemente costumbres de los humanos sean de su agrado.

— Iré a recopilar información — Dijo animada la arconte.

Yae asintió en silencio y la vio irse. A pesar de ella tener miles de años aún así estaba bastante perdida respecto a los humanos, se había encerrado en su espacio ignorando por completo el exterior, en parte se arrepentía, pero ahora no era momento para pensar en el pasado. La mujer vagó por Inazuma tomando nota de lo que veía, mujeres dando pecho a sus bebes, bañándolos, cambiando sus pañales, dándoles de comer, haciéndolos dormir, jugando con ellos y llevándolos de paseo, se veían sumamente felices al hacerlo así que debía replicar todo aquello con aquel que podría decirse era su hijo, después de todo ella le dio la vida.

Con prisa regresó con Miko, quería contarle sobre todo lo que aprendió además de que esperaba ella la acompañara por si cometía algún error poder ser corregida en cuanto llegó al santuario no solo la encontró a ella sino también a Scaramouche.

— Kunikuzushi, quiero decir ¿Scaramouche? ¿Baladista?... Honestamente aún no se como referirme a ti — Se podía ver cierta vergüenza en Ei ¿Cómo no podría saber algo tan simple?

— Scaramouche está bien — Respondió cortante.

— Parece que volviste de tu aventura — Intervino Miko antes de que hubiera una tensión mayor, observando a la arconte asentir — Bien, traje a Scara aquí para que puedan empezar con su día madre e hijo — Expresó con una sonrisa.

El muñeco no parecía muy alegre, pero al menos estaba ahí por voluntad propia y no tuvo que obligarlo a salir, Ei se tomó unos segundos para pensar la mejor manera de acercarse a Scaramouche y empezar aquel día especial.

— Scaramouche sé que hice mal y aun tengo cosas que enmendar, pero necesito que me des esa oportunidad, me encargaré de arreglar las cosas y hacerte pasar un lindo día, por favor — Todo lo que decía era cierto y salía de su corazón, realmente esperaba que el joven la aceptara.

— Supongo que esta bien... Gracias por perdonar los crímenes que cometí — Pronunció en voz baja, estaba ligeramente avergonzado.

— ¿Ya ven? Se pueden llevar bien, los espero aquí para el almuerzo, vayan y diviértanse —.

Así ambos salieron del santuario vagando por las calles de Inazuma en silencio, la seriedad en el rostro de Scaramouche definitivamente no se comparaba a la alegría de los niños que vio con sus madres, necesitaba verlo sonreír, pero no se le ocurría como. Pensaba y pensaba como hacer el ambiente más ameno hasta que sus ojos vieron a un grupo de ancianos jugando uno de los tantos juegos tradicionales de la nación, aquello podría ser divertido.

— ¿Quieres jugar shogi? — Propuso la arconte.

Se detuvo a pensar por unos segundos, no parecía mala idea y recordaba como jugarlo así que movió la cabeza en señal de afirmación, hablar con Ei no estaba en sus planes, solo accedió a ese día "Madre e hijo" por petición de Miko, si había alguien a quien siguió respetando, aunque sea un poco después de tanto tiempo era a ella.

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