— Hyung... — el menor contuvo el sollozo que estaba a punto de salir de sus labios.
— Simplemente ya no digas más nada Renjun, es tu error, ahora busca la manera de remediarlo.
Jeno salió enojado de la habitación, solo para encontrarse con la tierna mirada de Jaemin llena de lágrimas, lágrimas que demostraban lo dolido que estaba con toda esta situación. Sin decir nada le tomó de la mano y lo alejó de ahí antes de que se pudiese encontrar con Renjun, ambos chicos decidieron salir de esa casa de locos y caminar.
Renjun no se sentía bien, se sentía devastado y muy alejado de la realidad, todo ocurría en cámara lenta, como si hubiese perdido toda percepción de lo que había a su alrededor. Tristemente no tuvo más alternativa que salir de aquel deprimente espacio. Sus ojos no tardaron en encontrar a Yuta, quien estaba besándose con su, ahora, prometida. Se sentía mal pero hablar con él había dejado de ser una opción.
Caminó por la casa hastiado, quería hablar con Jaemin, o al menos quería hablar con una persona que no le gritase o le maltratase verbalmente cada dos por tres palabras.
Se comenzó a sentir mareado, sus piernas no le respondían correctamente y quería huir de ahí, huir del insoportable ruido y parejas felices. No estaba en su mejor ánimo, ni en su mejor forma, no era el Renjun de siempre e incluso él podía notarlo. Vio a Chenle a lo lejos, bailando animadamente con aquella chica de delicados rasgos, lo veía feliz, tanto así que sintió celos, él no había tenido problemas, porque él no había sido descubierto.
Chenle podía seguir viviendo su vida, a su gusto, con su novia y sus amantes homosexuales, porque él se iría a vivir a China en un año, cuando su trabajo lo traslade de nuevo al lugar de donde vino, y se habrá salido con la suya. Pero Renjun, él apenas y se iba a graduar de la escuela, con miedo ya que ni siquiera le habían respondido su solicitud de beca en la universidad de artes de Seúl, con miedo de haber perdido a los chicos que más amaba en el mundo, con miedo de no poder volver a su casa ya que su madre estaba tan enojada que le había pedido que se fuese por un tiempo, tanto así que ahora vivía con Ten y sus gatos.
Estaba celoso, enojado y con las lágrimas a flor de piel.
— ¡Hey Chenle! — gritó desde el otro lado de la habitación caminando a pasos rápidos hasta quedar lo suficientemente cerca de su mayor.
— Renjun, hey, hoy no te había visto — respondió el rubio con un tono de nerviosismo colándose entre sus palabras.
— Eres un maldito imbécil.
El empujón que el menor le proporcionó a Chenle logró desequilibrarlo, la novia del chico lo estabilizó y quiso refutar pero este simplemente la alejó.
— Está bien Ryujin, tranquila, vete un momento — y antes de que Chenle pudiese seguir hablando se aseguró de que la chica estuviese lo suficientemente lejos — ¿de qué demonios hablas Huang Renjun?
— Tú sabes de qué hablo Zhong ¿O se te olvidó lo de la otra noche, daddy?
El tono juguetón que usó el menor con la última palabra le trajo demasiado recuerdos sexuales a Chenle, tanto que sus pálidas mejillas tomaron un color carmesí fuerte, miró a su alrededor y varios invitados prestaban atención a la interesante conversación que el adulto estaba teniendo con el pequeño.
— Renjun vamos — soltó una risa nerviosa — no se de que hablas, hermano.
— ¿Ah no? ¿No recuerdas los besos? Como me rogabas cada noche para que me quedara contigo aún cuando tenías irte a primera hora la mañana siguiente para verte con tu noviecita.
Yuta escuchó todo el alarido que su mejor amigo estaba formando y antes de que pudiese decir otra palabra más le tomó del brazo, el apretón que le dio hizo que Jeongin soltase una pequeña queja.
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Del poliamor y otros pecados del Catolicismo ≤NoReMin≥
FanficNa Jaemin siempre ha sido obediente a sus creencias, y su religión no le permite salir con chicos. Y el verdadero problema llega cuando él de enamora de dos. ⊹ 🌱˚ Adaptación autorizada, todos los créditos a la autora original @BabyofCalum ¡Muchas...