En una noche oscura, donde solo la luna servía como faro y el cielo estrellado parecía una pintura, 2 mujeres pasaron por una terrible desgracia. La primera casi es asesinada y la segunda fue acusada de asesinato.
En una hermosa noche como esa, ¿quién pensaría que alguna persona sería infeliz? Nadie podía imaginar, que en una sola noche, 4 almas caían al infierno al mismo tiempo...
—¡¿Qué?! ¿Prisión? —una chica de corto cabello negro atado en una colita, gritó desesperada.
—Vamos Sandra, deja de gritar, no es tan grave.
—¡Inspector! Sabe que ahí dentro no podré hacer nada, mi carrera se estancará.
—Estoy consciente pero...Haaa~ Lo siento, no puedo hacer nada. —Mateo suspiró mientras se retiraba los lentes para frotar sus ojos.
—¿Quién dio la orden? Tal vez pueda convencerlo.
—Fue el comisario Ulises.
—¡Maldición! —Sandra soltó varios improperios más antes de frotarse con frustración la cabeza.
—No será tan malo, tranquila. Me aseguraré de que no te quedes demasiado tiempo.
—¿Puede hacer eso inspector? Si fuera así hubiese podido evitar que me trasladaran.
El hombre con barba blanquecina no pudo responder, la chica tenía razón, no tenía tanta autoridad.
—Haré lo que pueda...
—Haaa~ —Ella suspiró pesadamente—. Como sea, da igual, solo iré.
—Bien dicho, tienes que ser positiva.
—Más bien ya me rendí.
Dejando al viejo con las palabras en la boca, la mujer salió del despacho y, con el cielo manchado de anaranjado, se dirigió a casa.
Una vez bajó del autobús caminó una cuadra más para llegar a casa, sacó, durante el camino, un juego de llaves y, una vez llegó frente a su puerta, la abrió.
La oscuridad de afuera se la tragó el pequeño apartamento.
Sin encender las luces arrojó las llaves sobre la mesa, se quitó la chaqueta y entró a su cuarto arrojándose sobre la cama.
—Ahhh~ —Un suspiro de frustración escapó de sus labios—. ¡Tiene que ser una broma!
Levantándose de golpe se mareó, sosteniendo su cabeza, volvió a quejarse.
—Este debe ser el peor día de mi vida...No, para nada, supongo que lo soportaré. Sonriendo para sí misma pensó:
"Sí, que tan malo puede ser, me esforzaré para que me saquen rápidamente de ahí."
Decidida, se paró completamente de la cama para cambiarse, mañana daría todo de sí y pronto saldría de la prisión.
[...]
—Buenos días, mi nombre es Sandra.
—Si claro, me dijeron que habría una transferida. Sígueme.
La joven fue conducida por el hombre hasta una oficina, ahí le fue entregado un uniforme de color azul Oxford, bastante feo en la perspectiva de Sandra.
Después de mostrarle los vestidores y que estuviese completamente equipada, la llevó a recorrer la prisión, le presentó a unos cuantos de aquellos que serían sus colegas y luego le explicó su rol en la prisión:
—Bien, serás vigilante de esta zona, tu turno comenzará a las 14 horas, deberás sacar a los presos a su descanso y tras 2 horas los devolverás a sus celdas, tendrás un descanso de 4 horas en los que podrás hacer lo que quieras y después te quedarás vigilando hasta el cambio de turno.
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Almas Caídas
Short Story¿Has cometido un error alguna vez? Por supuesto que sí, eso es lo que nos hace humanos, o al menos es lo que decimos para justificar nuestras fallas, más cuando debemos pagar un precio...uno que lastima a los demás. Recuerda bien lo que te diré: Si...