Se proclaman nuevas leyes, para aceptar a los híbridos en la sociedad, después de todo, estamos en el mismo mundo. Pero aún permanecen áreas prohibidas donde se permite la caza y esclavización de los híbridos, y se niegan rotundamente a quitarlas, ¿...
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Hace años atrás, un extraño evento azotó a la humanidad en todo el mundo. Era un suceso increíble pero aterrador. La raza humana se sintió amenazada ante estos "fenómenos"; criaturas capaces de cambiar su forma y ser humanoides con rasgos de animales.
Los llamaron "híbridos".
Una extraña "malformación" quizás, que parecía producto de una mezcla entre animales y humanos. No se sabía su origen, ¿de dónde salieron? Quizás era la extraña prueba de la evolución humana oculta en lo profundo de la naturaleza.
Pero la pregunta del millón era, ¿son peligrosos? ¿Acaso estas criaturas atentaban contra la vida humana?
Así que aprovechando su poder, las autoridades y altos mandos decidieron actuar.
Iniciando la búsqueda y posterior encierro a estas bestias. Dejando a específicas organizaciones investigarlas, estudiarlas e intentar descubrir su origen.
Pronto, el egoísmo humano aumentó. Al notar que eran inofensivos, los tomaron como criaturas inferiores, siendo capaces de controlar la sumisión en ellas, pasando así al siguiente nivel.
La exhibición, venta y esclavización de híbridos.
La mayoría aceptó esto en el mundo, la minoría o no le importaba, le asustaba o le apenaban estas criaturas.
Parte de la población asustada, pidió una mejor opción, la cual fue aceptada y fue puesta en determinadas áreas.
La caza y exterminio de híbridos.
Si no eran esclavos, y en cambio eran salvajes y libres, eran cazados, asesinados e incluso disecados.
No eran respetados a pesar de estar vivos. Eran simples bestias, incluso inferiores al trato de animales. ¿Qué importaba si desarrollaban conciencia como los humanos? Seguían siendo vistos como una malformación horrenda.
Un enorme doberman negro chillaba y gruñia, tratando de alejar al humano y prepararse para atacar. De su hosico escurría sangre y tras su oreja llevaba un corte abierto.
El humano era un joven de unos 17 años, tenía el cabello castaño y desordenado, llevaba puesta una camisa roja cuadrille. No tenía intenciones de dañar al animal, quería ayudarlo.
- No te haré daño... - Se acercaba despacio - Shh... Sólo quiero curar tus heridas...
Tenías que estar loco para enfrentarte a esa enorme bestia, de grandes y filosos colmillos, gruñendo como si fuera un oso. Posiblemente teniendo rabia. El perro soltó un ladrido al ver al humano incarse y se espantó al verlo sujetar su mochila, sacando algo, aunque su nariz se movió, olfateando, comida, era comida. Sus ojos se posaron en el sándwich que el joven sujetaba en sus manos, dejó de gruñir y lo miró atento.
- Tranquilo, ¿si? Esto es para ti.
El perro volvió a gruñir al verlo acercarse.
- De verdad no voy a hacerte daño.... sólo quiero ayudarte...
