Prólogo

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A C L A R A C I O N E S
-(T/n): Tu nombre
-(T/A): Tu apellido
Tw: gore, sangre, tortura implícita

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Eli Clark (Seer)
Tracy Reznik (Mechanic)
Norton Campbell (Prospector)
Jack (The Ripper)

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Entrada -
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El sonido de los dedos golpear la mesa era el único sonido que resonaba en la sala

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El sonido de los dedos golpear la mesa era el único sonido que resonaba en la sala

Hoy era día de que se celebrara una partida, los cuatro jugadores seleccionados se sentaron alrededor de la mesa en los sillones dejando uno que siempre estuvo roto. Eli Clark, Tracy Reznik, Norton Campbell y (T/N) (T/A) eran los participantes de hoy, cada uno en sus pensamientos mientras que la mano de Tracy golpeaba la mesa con las yemas de los dedos impacientemente.
(T/N) sentía una mirada fija en ella, cuando se giró a mirar a Eli, este titubeo y apoyándose en el respaldo de su silla, giró la cabeza evitando la mirada de la chica. Extrañada apoyó los brazos sobre la mesa mientras sus manos sostenían su barbilla, confusa por el comportamiento de sus compañeros.

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(T/N) miró alrededor buscando una máquina que poder descodificarla, comenzó a tratar de arreglarla y al poco rato de teclear los botones sintió una brisa golpearle la espalda, la chica solo pudo girarse y ver de frente a aquel monstruo al que debían ganar

El cazador.

Ella ágilmente se escapó por su costado y corrió hacia algún lugar donde distraerlo, vio la sombra del monstruo detrás suya, ella ya había jugado contra él, y sabía que podía contenerlo lo suficiente para que sus compañeros terminaran las máquinas.
Saltó ventanas y esquivó todos los ataques del ser, por el camino tirándole una pallet para poder hacer distancia con él.
De un momento a otro ella se resbaló y cayó retorciendo su pie de una manera anormal, soltando un quejido que pronto acalló al ver una figura cernirse sobre ella.

Él la había alcanzado.

Pero no hizo como el resto de cazadores, la estampó contra el suelo mientras que con su mano sin guantelete le apretó fuertemente el cuello tratando de ahogarla, ella luchó por liberarse de su agarre, mientras escuchaba reír al maníaco. Este le desgarró el estómago, no lo suficiente como para sacárselos pero sin ser heridas leves, como si el cazador quisiera verla sufrir lentamente con su afilada garra, para después tomarla del pelo y estampar su cara contra el suelo varias veces. Cuando la soltó, ella asustada por su vida, le pateó la cara y hundió sus uñas en la cara del asesino, el cual se apartó de ella y se tambaleó. Al lado de ellos había otro pallet, el cual arrastró hasta el cazador y se lo estampó en la cara para luego empezar a cojear sin mirar atrás.

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La sangre recorría su cara desde la frente hasta su barbilla, sus rodillas raspadas y la gran herida en su estómago. Ella se limpió con la manga de su camisa la sangre que salía de la comisura de sus labios mientras se escondía detrás de unos pallets apilados en una parte cerca de la parte central de la fábrica, conteniendo al cazador durante unos minutos mientras que sus compañeros descodificaban las máquinas repartidas por el lugar. Se recostó contra la pared siseando de dolor al hacer contacto con la rígida y fría pared de hormigón, parecía que aquel ser la había perdido de vista.

Su corazón latía a mil, no entendía que pasaba, ¿No era acaso una norma que los cazadores no podían herir de muerte a los supervivientes? Como mucho podían sentarlos en aquellas sillas, esas eran las reglas de el organizador. Preocupada por el resto de sus compañeros rebuscó en sus bolsillos para mandarles un mensaje con su localizador y advertirles de la inesperada agresividad de Jack. Encendió su localizador para mandar un mensaje a sus compañeros y decirles que tuvieran cuidado con el cazador, tecleando lentamente para no equivocarse mientras su ropa se seguía tiñendo cada vez más de carmín.

De repente sintió una brisa susurrarle algo al oído, y cuando ya era tarde vio al monstruo del que escapaba abalanzarse sobre ella tomándola del cuello y alzándola del suelo, alzando sus garras contra la mujer empalándola viva. Un silencio recorrió el lugar hasta que la adrenalina dejó su cuerpo y provocó que sintiera su cuerpo desgarrarse y sangrar a borbotones.

Solo un gritó agonizante, no como los que soltaba un superviviente al ser atacado por una de esas bestias no,  el alarido heló a todos los que se encontraban en aquella fábrica.

Como si hubieran cortado en dos a alguien.

Como si hubieran cortado en dos a alguien

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𝓓𝓮𝓪𝓻   𝓭𝓲𝓪𝓻𝔂-ᴵᵈᵉⁿᵗⁱᵗʸ ᵛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora