Mi nueva mejor amiga

Capítulo 5

Después de ducharse y de desayunar, Perth salió para ir a la universidad. La mañana se le pasó de una forma bastante rápida, ya que, por una parte, en las clases se tocaron temas que le apasionaban y, por la otra, estuvo todo el día pensando en Mean.

Hacía ya cinco días que el muchacho le había escrito para quedar con él nuevamente y eso cada vez lo ponía más nervioso porque corría el riesgo de que Mean se diese cuenta de todo antes de que consiguiese conquistarlo completamente.

Muy a su pesar debía aceptar que no le apetecía mucho salir por lo cansado que se encontraba. Aquellos días habían sido agotadores debido a que había tenido que quedarse todas las tardes en la biblioteca para poner al día el trabajo atrasado.

Entró en su casa casi como un zombie y se fue directamente a su cuarto para echarse un rato y proseguir con la tarea. Su cabeza no lo dejó dormirse sin antes mirar su móvil por si Mean le había escrito. Sonrió de medio lado al ver que el muchacho le había mandado a Perl un vídeo de unos cachorritos. Al verlo, se le cayó la baba. Después de contestarle con un vídeo de pandas, apagó su celular y cerró los ojos.

La alarma de su móvil hizo que se despertara sobresaltado. Se frotó los ojos para intentar despertarse y hacer lo que le quedaba de trabajo, pero se echó de nuevo al ver que no podía ni abrirlos. Fue la vibración de su celular lo que hizo que tuviera que espabilarse de forma obligada.

Abrió el chat para ver de quién se trataba y se sorprendió al comprobar que era Mean, el cual le había mandado el vídeo de pandas que Perl le había enviado.

—¨Ten en cuenta que yo soy el más grande de ellos y tú el pequeño¨—le contestó.

—¨Pero tú eres el más tierno y yo el más distante¨.

—¨Sí, una clara muestra de ello es que has empezado a hablarme con un vídeo de pandas¨.

—¨Te odio¨.

—¨Lo que odias en verdad es saber que me quieres¨.

El que Mean lo dejara en visto le hizo gracia, ya que eso significaba que había ganado aquella batalla. Hizo café para aguantar aquel día hasta tarde y no atrasó más el empezar con la dura tarea que le esperaba.

Se estiró en la silla en señal de victoria por haber terminado todos los ejercicios mucho antes de lo que esperaba. Se puso su pijama muy contento ante la idea de que iba a poder dormir durante muchas horas, cosa que su cuerpo iba a agradecer.

Encendió el chat para alejarse del mundo de la universidad por un rato. El primer móvil que cogió fue el de Perl, lo cual lo hizo muy feliz al ver que Mean le había escrito para recordarle que habían quedado pasado mañana.

—¨Tranquilo, me sería imposible olvidarlo¨.

—¨Nunca viene mal recordarlo¨.

—¨Creo que en verdad quieres darme tema de conversación pero no sabes cómo¨.

—¨ ¿Cómo te has dado cuenta?¨

—¨Es fácil darse cuenta de que vas de chico frío y distante, cuando en verdad eres tierno y atento. Lo que no entiendo es que te de vergüenza sacarme conversación después de que me hayas besado¨.

—¨Es curioso. El único que ha conseguido conocerme de esa forma es Perth. Tú has tardado incluso menos tiempo¨.

—¨Soy buena observadora¨.

—¨Por cierto, ¿te apetecería que quedáramos para ver una película en mi casa? Podemos pedir pizza¨.

—¨Claro¨—Perth se sintió molesto porque ese era el plan que ellos solían hacer.

—¨ ¿Te gustan las películas de miedo?¨

—¨Soy un poco miedosa¨—tragó saliva.

—¨No creo que más que Perth. Muy a las malas, puedes coger un cojín y esconderte.

—¨Ja, ja, ja¨.

—¨No te molestes, preciosa¨.

—¨No me molesto. Si me da miedo, me abrazo a ti y adiós problema¨.

—¨Apoyo esa opción¨.

Ante el cansancio, Perth se despidió de Mean de forma cariñosa y se tumbó en su cama para dormir, dedicándole al menor su último pensamiento antes de que este ocupara sus sueños.