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Mina apretó sus puños y mordió su labio. Tardó bastante en responder. No había mencionado su nombre en voz alta hasta ese momento, sólo es su mente.

—Chaeyoung -susurró finalmente. Podría jurar que sonaba aún más bello cuando era pronunciado.

La profesora frunció apenas el ceño. Si no hubiera estado escuchando con suma atención estaba segura que no habría oído el nombre y hubiera sido incómodo hacer que lo repitiera. Estaba buscando a una chica. La pregunta era porqué. Pero decidió no indagar demasiado y darle privacidad. Supuso que era alguien del personal.

—De acuerdo. Ven. Preguntaré por ella.

Ambas ingresaron al local. A simple vista lucían como madre e hija, aunque sin parecerse la una con la otra. Rápidamente una mujer teñida de rubio de unos cincuenta años aproximadamente se acercó a ellas. Mina se ocultó un poco detrás de Eri.

—Bienvenidas a MusicWorld ¿Puedo ayudarlas en algo? -dijo simpática.

—Sí, disculpe. Estaba buscando a Chaeyoung. -Mina se tensó debido a la ansiedad de la respuesta.

—¿Chaeyoung? -preguntó sorprendida la mujer- Pues la única Chaeyoung que conozco sólo trabaja aquí los sábados.

—Oh. Ya veo -dijo asintiendo- Bueno, muchas gracias por su tiempo. Disculpe la molestia.

—Oh no, no es molestia -dijo cordial. Eri le dedicó una sonrisa y colocó una mano sobre el hombro de Mina y ambas salieron de allí.

Mina no dijo absolutamente nada. Al menos ahora lo sabía. Su única oportunidad de verla eran los sábados.

—¿Quieres hacer algo más o quieres volver a casa? -preguntó sin ni siquiera tocar el tema de Chaeyoung, lo cual Mina agradeció infinitamente en su cabeza. Levantó su dedo índice y el dedo del medio de su mano derecha y se lo mostró. Dándole a entender así que escogía la segunda opción.

Al regreso, abrocharon sus abrigos ya que había una brisa un tanto fresca. La ida y la vuelta fueron igual de silenciosas. Eri seguía asombrada por como Mina había estado tanto tiempo fuera de su casa, rodeada de gente y ruidos, sin entrar en pánico. Una vez en casa, ellas se despidieron, la clase debería haber terminado desde hace tiempo.

—Nos vemos mañana, Mina. Recuerda mantener la casa cerrada hasta que lleguen tus padres. -dijo saludándola y volteándose para irse, pero algo tironeó del elástico de su abrigo. Al voltear notó que ella lo había tomando.

—Gracias -era una de las palabras más usadas dentro del escaso diálogo de la chica con otras personas, ya que se trataba de una palabra que no podía reemplazar adecuadamente de manera corporal.

—Por nada, Mina. Fue un placer acompañarte.

Al día siguiente Eri llamó por teléfono muy temprano en la mañana a casa de los Myoui. Quería asegurarse de que Mina estuviera dormida para que no escuchara la conversación. Ella le relató con lujo de detalle todo lo ocurrido el día anterior a Sachiko. Su madre apenas podía creerlo, su hija había salido por voluntad propia, entre tantas otras cosas.

—Sólo quería que estuvieras al tanto de su comportamiento. Me sorprendió mucho.

—Y yo no sé como agradecerte por cuidar tanto a Mina en nuestra ausencia. Me encargaré de llevarla al centro comercial el sábado si eso es lo que ella quiere.

Mina actuó indiferente con su psicóloga el viernes. No mencionó las dos salidas de su casa. Pero Sachiko se encargó de contarle lo que Eri le había dicho, en cuanto estuvieron a solas.

A Mina prácticamente no le interesaba más nada de su monótona y aburrida vida. Sólo pasó los días. Esperó ansiosamente ese día sin decirle una sola palabra a su mamá. Deseaba con todas sus fuerzas que ella no tuviera que pedírselo. No tuvo que hacerlo.

—Hija, iré al centro comercial en media hora. Hace una semana accediste a ir conmigo. Me preguntaba si quisieras volver a hacerlo -simuló no saber que lo más probable era que aceptara la invitación.

Mina asintió con los labios apenas curvados, sin llegar a formar una sonrisa.

Repitieron la rutina de una semana atrás. Con la diferencia de que esta vez Mina tenía claramente decidido ir a ese local de música y su madre no fue a la zapatería de enfrente; no obstante le dio privacidad a su hija de hacer lo que ella quisiera mientras ella se encargaba de comprar los víveres.

Allí estaba Mina, caminando hacia ese lugar. La volvería a ver. Esta vez ni bien observó dentro del lugar la divisó y su corazón empezó a palpitar con fuerza. Allí estaba, vistiendo su uniforme azul de trabajo. Siempre con una sonrisa atendiendo a los demás. Mina se adentró al lugar, como si su cuerpo se moviera por sí solo. Quería estar cerca de ella una vez más. Sin siquiera voltear a ver la estantería llena de CDs, tomó uno cualquiera en sus manos y se dirigió en línea recta hasta ella, acortando la distancia entre los cuerpos. Cuando la chica se despidió del cliente que estaba atendiendo se volteó simpática hacia Mina.

—Bienvenida a MusicWorld ¿Puedo ayudarte en algo?

Su voz. Su maldita voz. Había estado retumbando en su cerebro los últimos siete días. Era tan sublime.

Mina le dio la pequeña caja de plástico que había tomado segundos antes y ella la tomó con una sonrisa.

—¿Necesitas algo más? -la chica de lunares negó con la cabeza- Bien. Por aquí por favor. Dame un minuto para envolverlo adecuadamente.

Chaeyoung regresó con el paquete en sus manos, lo colocó dentro de la bolsa de plástico y se la entregó. Seguidamente cobró el dinero.

—Gracias. Que disfrutes tu compra y esperamos que vuelvas pronto.

Mina se retiró del lugar. Sus manos estaban transpiradas sentía un hormigueo en su cuerpo. Se sentía bien. Estaba nerviosa por toda la gente, no podía negarlo. Pero cuando se encontraba frente a Chaeyoung era como si el resto del mundo se desvaneciera. Como si reinara paz, una sensación nueva y agradable. Comenzó su marcha en busca de su madre.

Chaeyoung la había observado retirarse del local.

—Es ella -dijo en un tono bajo de voz, que entre el bullicio de los compradores no se dejó oír.

Azami, la señora que trabajaba los martes y jueves en el local le había comentado que una mujer había preguntado por ella, lo cual le resultó bastante extraño, ya que ella no conocía a nadie que encajara con la descripción de esa mujer.

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La chica de los CDs [ADAPTACIÓN Michaeng] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora