La Realidad. Solo Es Un Sueño Más

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Se me volverá una costumbre levantarme por las noches, si no es aquel sonido del barco, son los pequeños clik's del motor, resuena tan alto en cuando hacen algún movimiento en el barco, no me deja si siquiera cerrar uno de mis ojos.

Quisiera tener el sueño de mis compañeros. Así hasta ningún temblor me hará despertarme, o tal vez por un poco de razón, no debería pensar en tonterías.

Volví hacia aquellos barandales, tal vez se vuelva mi lugar favorito y creo que de alguien más lo es, sentí como nuevamente, aquel hombre de la noche anterior, se posaba a mi lado, bien fijándome en sus ropas, se notaba que no era de la tercera clase, era tan fino y tan limpio. Claro que no podría ser uno de nosotros.

Me fije en sus manos, entre estas tenía un anillo muy hermoso con un diamante incrustado, tan grande que aseguro al ser puesto pesaría. Ese hombre era de primera clase, estoy seguro.

Él se dio cuenta que le miraba, ya que giro sus ojos hacia mi lugar, en lo cual yo gire mi rostro de inmediato, mirando hacia el oscuro mar.

-Es precioso ¿No? –Dijo de nuevo con aquella maravillosa voz que posee, esta vez me fije en su acento, claramente me hablaba en ingles, pero era uno británico, aunque sea asiático, no puedo hablar otro idioma que no sea ingles y al parecer el hombre lo sabía, de algún modo –Trescientos millones es de su valor

Casi escupo mi propia saliva, ¡Trescientos millones!, ¿Por ese anillito?, si bien, es hermoso, ¡Pero tanto!.

-Para desgracia de este anillo o tal vez sea un buen afortunado, no tuvo que estar en manos tan sucias.

Y lo arrojo. Arrojo aquel hermoso anillo al mar, eso hizo que lo mirara tan asombrado, ¿Qué raros son los ricos?, si bien pudo revenderlo quizás, ¿Pero tirar algo de una suma tan grande? ¡Dios!.

Iba a mencionar algo, pero aquel hombre hipo, no me había dando cuenta, ni siquiera de su nuevo olor. Si también le olí aquella colonia tan exquisita de la primera vez. Aunque ahora no se notaba ya que el aroma del alcohol sobresalía sobre si.

-¿Está usted ebrio? –movió su cabeza de arriba hacia abajo, confirmándolo –De seguro mañana querrá recuperar su anillo.

Levanto su mano hasta la altura de mi rostro sacudiéndola en negación.

-Ahora le pertenece al mar, al menos podre decir que se lo di a un ser valioso.

Eso me hizo dudar, aunque no quería ser un entrometido no le pregunte, me hice la idea de que tal vez vino con alguien e iba a proponerle matrimonio y fue rechazado, aunque lo dudo. Ese hombre es muy atractivo, se nota a millas que es rico, ¿Quién podría rechazarlo?.

Aquel hombre se abalanzo hacia el frente haciendo que temiera lo peor, por lo tanto le sostuve de un brazo jalándolo hacia atrás, era muy pesado, use todas mis fuerzas, para solo escuchar el sonido de su boca que expulsaba todo lo que había consumido.

¿Entonces no quería arrojarse al mar?, quería golpearme a mí mismo por pensar en tonterías.

Deje de forcejear, notando que su otra mano se sostenía del barandal mientras el mar recibía su vacio, aunque nunca lo solté de su brazo, estando ebrio podría por accidente resbalar y caer, así que evitare una catástrofe.

Deje que terminara su cometido, levanto la mitad de su cuerpo enderezándose, dio un paso atrás, casi cayendo de bruces si no fuera porque aun lo sostenía.

-Permíteme llevarlo a su recamara.

-No, No, No –Intento zafarse siéndole imposible, al parecer no tenía fuerzas y su rostro estaba pálido –Yo puedo solo.

-Ni siquiera puede dar un paso, disculpe el atrevimiento, pero así usted quiera o no, lo llevare.

Hice que diera vuelta, en silencio lo guíe a las escaleras en donde podría llegar directamente hacia la primera clase, estando allí, me perdí.

Aquel hermoso pasillo abierto, tenía sus puertas en color marrón oscuro haciéndole juego a lo blanco de las paredes.

-¿Señor Jeon? –Al escuchar aquel llamado chillo me gire dejándome ver a una mucama quien parecía confundida –Disculpe, ¿Podría decirme que está haciendo usted?.

-¿Usted es su encargada? –Pregunte recibiendo un asentimiento –El señor no se encuentra en buenas condiciones, me ofrecí a llevarlo a su recamara, ¿Podría decirme en donde esta?.

Lo note, aquella mirada llena de desconfianza, sobre todo se fijo en mis ropas, seguro pensaba que era algún ladrón.

-Le prometo que solo quiero ayudar, mis intenciones son escasas, además si solo lo llevara usted, podrá notar lo tan pesado que es, le aseguro que no seré un problema.

Accedió, aunque tardo mucho en pensarlo, me guio después a una enorme recamara, que podría jurar que era una residencia completa, aunque no pude detallarla lo suficiente, sabiendo que será la única vez que veré una recamara de ese tipo tan angosto y refinada.

Deje aquel hombre en su cama, en manos de la que sería su mucama, me marche en silencio, volviendo donde pertenecía.

Que cruda era a realidad para algunos.

Que cruda era a realidad para algunos

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𝑇𝐼𝑇𝐴𝑁𝐼𝐶 𝐋𝑎 𝐻𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝐽𝑎𝑚𝑎́𝑠 𝐶𝑜𝑛𝑡𝑎𝑑𝑎 (KM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora