—¿Quieres que te acompañe hasta tu casa? -preguntó una vez que había acabado con toda su comida. La menor sintió un escalofrío de pura emoción.
—En realidad, debería buscar a mis padres.
—Entiendo. Tal vez otro día -dijo sonriendo- Nos vemos el próximo sábado.
—Sí -dijo ella intercambiando el último par de sonrisas de la tarde y viéndola marcharse.
Mina dio un suspiro. Esa chica era pura perfección. Una vez que la perdió de vista se puso a buscar a sus padres. Los encontró afuera de los baños. No muy lejos del restaurante donde ellas se encontraban momentos atrás. Cuando llegó hasta ellos pudo observar como su padre tenía una sonrisa de orgullo adornando su rostro y su madre tenía los ojos brillosos junto con una sonrisa de emoción. Ella frunció el ceño confundida. Lucían extrañamente feliz, mucho más de lo que acostumbraban.
—¿Te divertiste el día de hoy, hija? -preguntó Young Soo.
—Sí -respodió con una pequeña y tímida sonrisa al recordar los momentos que pasó con Chaeyoung.
—Me alegra mucho oír eso, corazón -dijo su madre al borde de las lágrimas.
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—¿Cómo dices Sachiko? ¿Estás segura?
—Es lo que te estoy diciendo Haru. La ví con mis propios ojos. Young Soo también estaba ahí. Ambos la oímos reír.
—¿Cuándo fue la última vez que Mina había reído?
—No puedo recordarlo. Fue hace mucho tiempo, cuando era aún muy pequeña.
—Las personas que padecen el tipo de problemas que Mina tiene evolucionan muy lentamente, si es que logran hacerlo. Pero Mina en los últimos dos meses ha demostrado una evolución enorme ¿Has tenido algo que ver?
—Lamentablemente no. No sé cómo ayudar a mi propia hija. Todo lo ha logrado por su cuenta.
—No estoy tan segura ¿Sabes qué fue lo que provocó que Mina riera?
Sachiko se quedó en silencio unos segundos. Por supuesto que lo sabía.
—¿Sachiko?
—Ella.
—¿Ella?
—La chica de los CDs.
—¿Qué sabes de ella?
—No mucho. Trabaja en el centro comercial. Mina va a esa tienda todos los sábados. Al parecer su nombre es Chaeyoung. El sábado pasado por un cambio de planes estuvo apunto de no ir. Juraría que estaba al borde de un ataque de nervios.
—¿Conoces a esa chica?
—Sólo la ví a unos metros de distancia. Y la oí decir unas tonterías. No parece una mala persona.
—Creo que ya somos personas adultas y no hace falta que te diga que Mina está sumamente interesada en esa chica.
Esas palabras fueron como un balde de agua fría. Ella lo sospechaba desde hacía tiempo, pero necesitaba que alguien se lo confirmara, y así fue. De todos modos ella la apoyaría sin importar que.
—Eso creí -dejando escapar un suspiro- ¿Qué me aconsejas hacer?
—No hay mucho que hacer. Está más que claro que si Mina progresa es debido a su fuerza de voluntad, la cual requiere del incentivo. Si le quitaras el incentivo, probablemente volvería a estar en el estado inicial o incluso peor. Procura que eso no pase.
—Entiendo.
Al día siguiente Mina estaba dubitativa, sobre ir al horario del almuerzo de Chaeyoung o al finalizar su turno de trabajo. Una semana atrás luego de su trabajo había sido la mejor experiencia de toda su vida, pero no quería que Chae volviera a pasar hambre por su culpa. Por otra parte quería pasar tanto tiempo con ella como le fuera posible. Tampoco sabía si al ir cuando su trabajo finalizara Chaeyoung querría pasar tiempo con ella. Tenía tantas posibilidades pasando por su mente; pero finalmente decidió ir cerca de las cinco de la tarde. Esperando que hubiera almorzado sin ella. Dándole lugar a que la invite a pasar tiempo con ella al terminar su turno.
Estaba arriesgando un lapso de tiempo asegurado a cambio de algo mejor que no sabría si ocurriría. Pero sintió la necesidad de hacerlo. Aproximadamente media hora antes de que el local cerrara, Mina ingresó por la puerta. Chaeyoung sonrió al verla y desvió la mirada hasta que la chica estuvo casi frente a ella.
—¿Y bien? -preguntó divertida- ¿Admitirás que un hombre con bigote cuenta como un animal? -Mina sonrió hasta marcar su linda sonrisa.
—Jamás -respodió sonriente.
Intercambiaron un par de comentarios banales y realizaron la compra del CD. Al menos Chaeyoung no se veía hambrienta, aunque sí algo más cansada de lo normal. Mina tomó la bolsa con la compra y la apretó con fuerza, tal vez en verdad no pasaría lo que ella esperaba. Apenas si podía soportarlo.
—Bien, nos vemos -dijo volteándose hacia la puerta evitando verla a los ojos.
—Espera -dijo apresurada y el corazón de la más alta pareció detenerse en ese momento- Hmm ¿Tienes... algo que hacer luego? -dijo rascando su nuca- Quiero decir, mi trabajo termina en unos veinte minutos. Podríamos ir a tomar algo. Si es que tú quieres, claro.
Mina creyó que estallaría de alegría en ese mismo momento. Apenas si sabía cómo contenerse. Se volteó y la miró con sus ojos llenos de un brillo especial.
—Me encantaría.