7🤴El príncipe Alexander🌛

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El chico entornó sus ojos hacia ella y una luz oscura en ellos hizo que Anne pensara otro modo de continuar la charla, tal vez saber mentir no era la mejor idea ahora, pero no podía bajo ningún modo hecharse para atrás en ésta travesía, inventara ...

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El chico entornó sus ojos hacia ella y una luz oscura en ellos hizo que Anne pensara otro modo de continuar la charla, tal vez saber mentir no era la mejor idea ahora, pero no podía bajo ningún modo hecharse para atrás en ésta travesía, inventara lo que inventara.

— ¿De qué reino? —Evocó el príncipe enardecido.

Había momentos en que las palabras "Princesa" y "Reino" hacían estragos en él y dominaban su semblante irremediablemente.

Anne pensó, pero no se le ocurrió ningún reino así que solo invento un nombre. Miró detenidamente los colores, los rasgos de la naturaleza tan surrealista en la que se encontraban y meditó pasivamente antes de responder.

—El reino de Encostan, es muy lejano a estas tierras ya que esta al norte y no es muy conocido por magos y reyes, digamos que es algo incógnito. —Su tono fue sereno, más de lo que podía siquiera resaltar, las ganas de obtener ese anillo multicolor para la princesa Cathling era su única motivación hasta ahora.

El príncipe levantó una ceja y miró al horizonte sin darle mucha importancia a lo que la rubia había expresado.

—Mi padre nunca me reveló todos los reinos consistentes a éste nuevo. —Hizo una pausa y suspiró acariciando el anillo que hacia reflejar luces tenues de distintos colores. Cambiantes, nada fijos en una misma órbita. —Este no es un mundo en el que tú deberías estar. —Suspiró de nuevo aún sin mirarla. —Es un mundo paralelo, inexistente, transformado en lo que un alma espera de él.

Anne estaba embelesada y por un momento olvidó de que se trataba todo. Su manera de hablar y las tonadas danzantes del anillo la hacían perder su órbita por momentos.

—Interesante anillo, pensé que era solo un mito. —Anne jugo su primera pieza en las damas y el rubio giro sus ojos verdes intensos hacia ella. No eran solo verdes y ya, era un verde con motas naranjas, con un aura de oscuridad y al mismo tiempo de intriga. Anne los evadió porque sabía lo desconcertante e hipnotizante que resultarían después.

—Y lo es linda, pero eso no quiere decir que no exista, no puede ser un simple Ximicals, no puede lograr simples cosas y por ende no cualquiera puede poseerlo y mucho menos si no es de la realeza. Digamos, sangre azul, sangre pura, como quieras llamarlo.

Su tono fue egocéntrico, tanto que Anne rodó los ojos con petulancia mientras miraba de nuevo el anillo en la mano del príncipe.

—En el momento en que te lo entregue sabré si estás mintiendo o no con eso de ser "Princesa". Este es el único Ximicals que no cualquier sangre ordinaria podría dominar, ni aunque ejecute los hechizos más codiciosos.

Anne lo miró de nuevo y lamió sus labios nerviosos. En respuesta él levanto la comisura de sus labios tornándose en una sonrisa ladina pero neutral.

Era obvio que Anne no era una princesa, ella lo sabía muy bien, pero justo a estas alturas no se retractaría. En última instancia tocaría el silbato o usaría las bienaventuranzas... haría lo que fuese necesario.

El diario de Anne [El Reino De Argot]👑💍[En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora