Pecas

12 0 0
                                    


Narrador

Ambos chicos entraron a aquella casa, de inmediato un clima calido y un olor dulce inundó las fosas nasales de ambos chicos, el chico rubio se quitó aquella chaqueta de color verde pino y la dejo sobre una de las sillas de aquel bonito comedor, era pequeño y humilde pero se notaba que había sido decorado con paciencia y cariño

Hay calma total en el ambiente, tan solo algunos animales se escuchan fuera, en especial el cantar de algunos  pájaros y el ladrar de algunos perros, el chico rubio miro hacía una ventana de marco azul cielo, miro a su alrededor y frunció un poco el seño al ver tantas plantas dentro de aquella casa, miro al chico de ojos oscuros quien ponía algo de agua en aquel recipiente de metal, lo llevo a la estufa y la encendió, cuando aquel chico se dispuso a voltear para mirarlo el rubio desvío su mirada hacía la ventana que miraba en un principio, entre abrió sus labios y mencionó

—¿Por qué hay tantas plantas dentro de tu casa?

—Oh.. bueno es que a mí mamá le gustan mucho, y pues la entretiene, además muchas son favoritas de mi padre y las cuida mientras él no está —respondí mirándolo.

—Ah ya veo —mire a mi alrededor, pero hubo algo que llamo mi atención era un cuadro.. estaba pintado con unos girasoles, estaban algo deformes pero se veían lindos— ¿Y eso?

—Yo lo hice, creo que cuando tenía unos 5 o 6 —dejé un par de tazas sobre la mesa y tome aquel pocillo de metal con un trapo para no quemarme, serví el agua en las tazas tome una cuchara y verti un poco de café, luego tome un recipiente con azúcar—

—No le pongas azúcar al mío — mencioné mientras miraba el cuadro.

—¿Estás seguro?.. el café es muy amargo.. es qué —me cortó.

—Asi me gusta, odio las cosas dulces

El chico rubio se dio la vuelta y avanzo con un paso lento pero seguro hacia el chico de ojos oscuros, este miró hacía arriba ya que le llegaba al pecho al rubio, este lo miro fijamente haciéndole que por alguna razón el pelinegro se sonrojara, se inclino sutilmente acortando la distancia entre sus rostros

—Tienes muchas pecas

Mencionó de repente haciendo de esa frase la más sencilla del mundo pero capaz de erizarte la piel

—¿Co.. cómo? —parpadee un par de veces sin entender.

—¿Estás sordo acaso? Dije que tienes muchas pecas, tal vez sea porque eres tan blanco como la nieve.. o como un pez muerto.. también tienes ojos muy grandes.. demasido diría yo como un maldito búho o una lechuza

—¿Gra.. gracias? —dije algo confundido.

Fue en ese momento que el rubio tomo el mentón del pelinegro, este se agarró de los bordes de la mesa con un poco de fuerza y cuando aquel rubio acercó sus labios a él sus piernas temblaron, pero antes de que pasara cualquier cosa la manija de la puerta en la entrada principal resonó dando a entender que alguien estaba por entrar

Oleg simplemente se alejo de Gabrielle y se sentó en aquella silla como si nada hubiera pasado, tomo la taza de aquel café amargo y bebió un poco

Entonces vio estar a una mujer de cabello largo y oscuro, un poco ondulado hasta la cintura, similar al cabello de Gabrielle, también era muy blanca y de ojos oscuros, si no fuera por que su apariencia ya es madura juraría que es su gemela o algo así.. pero no, era su madre

—Mamá —acomode mi cabello de forma nerviosa.

—Hola cariño —me acerque a él— ¿Te sientes bien? Tu rostro está rojo —lo toque para ver si tenía temperatura.

—No mamá.. solo es el calor — reí nervioso.

—Pero está haciendo frío — parpadee un par de veces y luego mi mirada se deslizo hacía aquel chico alto de ojos azules— a ti ya te he visto.. en algún lugar

—Buenas noches señora D'angelo.. Soy Oleg Ivanov

—Pero claro eres hijo de la señora Deniska, que gusto verte de nuevo.. y Oleg.. mi hijo me hablaba mucho de ti

El Chico rubio alzo sus cejas un tanto desconcertado y sorprendido

—¿Ah si? —mi mirada fue a Grabrielle pero el desvió su mirada fuera de mi alcance— bueno señora D'angelo

—Oh vamos.. dime Francesca —Sonrei.

—Mamá.. ¿Oleg de puede estar está noche con nosotros?

—Desde luego, supongo que tus hermanos tendrán dormir conmigo

Aquella mujer sonrió amablemente y después de dirigió a la cocina a dejar las bolsas que traía en sus manos, el chico rubio se acercó al pelinegro y lo miro

—Con que tienes hermanos

—Si — reí levemente— 7 para ser exactos

En ese momento los ojos del rubio se agrandaron y luego su seño se frunció

—¿Me estás jodiendo verdad?

—Mmm no — reí— conmigo somos 8

—valla —Parpadee un par de veces— tus padres si que se tomaron enserio el formar una familia entera —lo miré— ¿Y que número eres tú?

—Soy el número 5 — reí levemente—

—¿Y como cuando pensabas decirme un detalle así?

—Oh es que yo.. no creí que fuera importante.. es que dices que hablo mucho y yo no quería.. bueno es que no pensé

—hey —palmee su frente— estás tartamudeando otra vez —dije con molestia.

—Lo siento.. no creí que — rasque mi nuca apenado y baje la mirada mordiendo mi labio inferior.

—No hagas eso —me acerque a él repentinamente.

—yo.. —lo escuché y levanté mi vista—  ¿Que cosa?

—tu labio.. no lo hagas

—Lo siento.. es una costumbre —lo mire— pero proque no..

—Solo no lo hagas Gabriel

—Soy Gabrielle

—me gusta más como suena Gabriel —me cruce de brazos—

Aquellas palabras hicieron sonrojar al pelinegro pero en el momento que entre abrió sus labios para decir algo fue interrumpido por la voz de su madre pues esta le pedía ayuda para llevar los platos a la mesa.





Y solo

Tú Y Solo TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora