*** Vamos por la tercera parte de esta joyita***
***Que disfruten 😘***
Horas después...
Lisbeth se encontraba maldiciendo su suerte, horrorizando a todo ser humano que se le cruce por el camino. Aun no lograba identificar lo "nuevo" y "precioso" de aquellas prendas dignas de la hoguera. Que va, esas prendas ni para causar un incendio servía.
Cuando pensaba que podía tener un poco de suerte viene llegando esa tal Madame, que parecía más el payaso It con grandes faldas. En serio, si esta Madame participaba en el casting de It, lo ganaba pero lejos.
A este ritmo no llegarían ni siquiera al segundo tiempo...
Necesitaba hacer algo YA, porque con estos trapos lo único que lograría sería coger lastima y no un marido. Si tan solo estuviera aquí su tan queridísima Lali – estilista personal – sería una diosa inalcanzable. Recordar a Lali logró que miles de bombillas se prendieran en su cabeza. Ya había ideado un plan, solamente necesitaba de unas pocas monedas, una persona que pudiera coser a toda velocidad y claro con total discreción.
- Vamos clon de Rebecca, juntemos todos estos trapos y vayamos junto a una modista.
- Pero Lisbeth no tienes recurso para visitar a una modista renombre.
- No necesariamente tiene que ser una modista de renombre, solamente necesito una mujer que sepa coser, bordar en el menor tiempo posible. El resto déjame que yo lo resuelvo.
- Solamente yendo a los suburbios de East End lograremos encontrar a una costurera que no nos cobre mucho dinero pero no creo que sea una buena idea.
- Todo sea por volver a casa – susurró Lisbeth refiriéndose a su casa en el 2019 con tanta añoranza.
Lisbeth sabía que se estaba metiendo en problemas, pero ni siquiera pensó dos veces en dirigirse al despacho de su nuevo padre a hacer cierto préstamo a largo plazo.
- Lo tengo – dijo con una sonrisa ladina – Ahora vayamos antes que se nos haga tarde.
No tardaron mucho en dirigirse en los bajos de East End. Lisbeth sabía que debía esperarse un lugar insalubre, con una pobreza extrema, niños a piel y hueso, hombres alcoholizados, prostitutas y peores cosas que ni siquiera es necesario mencionar, pero verlo en vivo y en directo era de otro nivel, un nivel que jamás en su vida quiso experimentar.
Aquel hedor la estaba matando. No supo en cuanto tiempo y cuantas vueltas dieron para llegar a la dichosa casa donde vivía la costurera, pero lograron al fin su cometido.
Rebecca estaba sorprendida que después de casi 2 horas negociando hablando de moda, cortes, colores, bordados, aquella joven que de ahora en adelante sería la nueva Lady, lograra contratar los servicios y por sobre todo lograra que aquella costurera accediera a confeccionarle todas aquellas extrañas prendas. Lisbeth sin embargo se sentía agotada y lo único que quería era volver a aquel cuchitril que de momento llamaría casa.
Unos minutos después ya se encontraban a pocas cuadras del barrio donde viviría en esta década, llevaba caminando a pasos apresurado, con una Rebecca jadeante por la rapidez en la que se movía Lisbeth.
- No te vendría nada mal hacer un poco de ejercicio Rebecca. – dijo burlándose de ella.
- No entiendo de que estas escapando – atacó Rebecca – ni que fueras perseguida por el demonio. – Este comentario la hizo detenerse de golpe, girándose sobre sus talones y mostrando una sonrisa que solo prometía problemas a una Rebecca muy quejosa.
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Atrapadas en otro siglo
Historical Fiction¿Qué harías sí lo único que te puede salvar la vida es hacer cosas indebidas como: visitar a una gitana, tomar una copa de vino y aceptar una carta? ¿Estarías dispuesta a todo sabiendo que tus actos provocará una grieta en el espacio-tiempo y un ca...