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Y aquí estábamos, de nuevo en el patio del colegio, pero ya no era porque yo jugará fútbol o porque estuviéramos sentados bajo un árbol discutiendo sobre el nombre de la especie de banda que estábamos formando. Si no que estábamos sentados a punto de ver cómo Van hacia pedazos a once b en un partido de volleyball.

Si bien básicamente todo el salón había notado que todos estos años era muy reservada con su vida y sus sentimientos, tenía la reputación de ser la mejor jugadora de volleyball que había en todo el colegio. Y por supuesto yo estaba en primera fila acompañado de mis mejores amigos "apoyando" su equipo, por más que de que uno de ellos estaba consciente de que solo era para que yo la admirara.

Se estaba jugando la final de los intercursos de volleyball, de ahí saldria la posibilidad de asistir a los intercolegiados y obviamente Van no se iba perder esa oportunidad.

Usaba mi camiseta del colegio, le gusta que nada le quede pegado y yo, feliz de verla usarla; los shorts de volleyball que obviamente me atrapaban por completo; los mismos tenis de toda su vida, ya viejos, sucios hasta el berraco pero le funcionaban. No me quejo, tengo unos iguales.

Por alguna razón no estaba usando las pantorrillas de siempre, por lo que se lograba divisar la mano de raspones que tenía en su rodilla. Y peor aún, me atrapaba aún más que se envolviera los dedos con la gasa o algo así, hacia que se le tensará la mano y por lo tanto las venas, una pequeña obsesión.

- Oe perro, limpíese que se le está corriendo la baba - molesto por lo bajo el chico de mi lado, Simón. El fue el único que se dió cuenta de mi enamoramiento, y al ser los demás tan cercanos le rogué casi sobornando que por favor no dijera nada. Eso sí, las bromas y los chantajes nunca faltaron.

- Cállese - le dije seriamente revisando si enserio había rastro de alguna mancha. Afortunadamente no.

- Perro - llamo mi atención el de las gafas. - ¿Por qué no lo intenta? Quedándose mirándola como idiota no hace nada - Tenía razón, de hecho a tenido razón en los últimos años, pero no tenía el suficientemente coraje y orgullo para admitirlo.

- ¿De que tanto hablan ustedes dos? No dejan ver el partido en paz, están a 3 puntos de ganar - Imposible, hace nada estaban 19-17.

Solo me quede callado observando el precioso panorama que estaba ante mis ojos. Su pelo castaño oscuro estaba en una cola alta, pero tenía una especie de flequillo a cada lado, por lo que su cara no estaba completamente despejada. Se movía mucho y gritaba quien sabe que a su equipo. Se visualiza perfectamente sus brazos rojos debido a los golpes de la pelota, pero a ella no le importaba.

Su rostro mostraba concentración; tenía la mandíbula tensa, cosa que hace cuando está demasiado enfocada; el ceño fruncido que incluso a veces me ponía a pensar si no se le arrugará esa zona más rápido de lo normal. Podría estar narrando el partido diciendo "la jugadora número 3 hace un remate que la jugadora numero 5 y 6 bloqueo generando otro punto". Pero mi centro de atención es mucho más importante.

Lo increíble es que éramos los pocos (si es que no los únicos) viendo el partido. Los demás estaban viendo el celular, leyendo, jugando, probablemente actualizando cuaderno y una que otra mirada para ver si faltaba mucho para que acabará. Eso me enojaba en cierta manera. Sabía lo mucho que se esfuerza ella en todo lo que hace, y más si es algo que le apasiona como la música, la lectura o el dibujo.

Volví mi mirada al partido las concentrado, mire el puntaje, 24-23. Estaban a tan solo un punto de ganar, estaban a un punto de competir en los intercolegiados.

- Apuesto 10.000 pesos a qué Laura hace el punto - dijo Isaza golpeando mi hombro.

- Nah, yo a puesto a qué el otro equipo gana. Ya saben, pa darle algo más picante. - Moncho sabía perfectamente que odiaba que apoyará lo contrario.

- ¿Que dice Villa? Le apostamos 15 y la tarea de sociales a qué nuestro equipo gana y Van hace el punto. - dijo Alejo, irónicamente el mejor amigo y vecino de la pelicastaña.

- De una - salió más rápido de mi boca que de mi mente. Pero no había dudas, es Van.

Isaza y Simón tiraron una mirada de "Ya veremos" mientras yo me gire nuevamente para centrar mi atención en ella buscando que me salvase de hacerle la tarea a mis otros dos amigos y perder mis preciados 15.000 pesos que podría ahorrar y comprar accesorios para la guitarra.

Si todo sale como quiero la siguiente jugada sería la final. El equipo contrario en términos de fútbol es el que va a sacar, el balón es desviado por la defensa del local, pasa la malla y la defensa y centrocampistas del visitante se pasan el balón entre ellos para llegar al centro y así un lateral la coloca y otro centrocampista la remata, sin embargo, los laterales locales bloquean para acomodar el balón y por lo que veo Van va a rematar; se la pasan ente ellos sobretodo por los lados para al final y si todo sale bien, Van corre, salta y remate en diagonal dónde no hay defensa. Está en posición, se la están rotando, últimos toques, Van está empezando a correr, la colocan, ella salta, golpea la pelota y...

Se que hace un momento dije que todos estaban demasiado distraídos, pero sentí como todos se levantaron y aplaudieron. Los profesores daban pequeños saltos de alegría. Noveno empezo a cantar  "la montaña va a ganar". Poco original, pero la emoción lo pagaba.

Era verdad, el GML iba a ir a los intercolegiados, si mal no recuerdo hace años no iban a uno. La busque con mi mirada y como si fuera el destino, ella entre saltos, abrazos, lágrimas y risas me miro a los ojos y me dedico una sonrisa de esas que tanto me gustan.

Mi Van llevo a un colegio entero al campeonato, y yo estaba siendo su centro de atención.

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Hola! A decir verdad iba a publicar esta historia después, pero las ganas fueron más. Ya se que se llama "Eres tu" y hay un verso de "Una vez más" de descripción pero describe la historia. Por ahora, no se que tan seguido actualizaré pero haré lo posible para que no sea largo plazo. Espero les guste.

Eres tú - J.P Villamil (Reeditando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora