One-shot: Our green eyes

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—Creí que habías dejado de fumar.

Aquella voz llena de reproche rompió la tranquilidad que Jason finalmente había encontrado yéndose a esconder a la biblioteca de la mansión. Rodó los ojos. ¿Es que nunca podría fumar en paz? Dick siempre lo jodía con el tema, ¿y ahora Damian? ¿Su Damian? Era el puto colmo.

—Y yo creí que estarías de mi lado cuando hiciera algo malo —reconoció, dando una calada profunda y soltando el humo del cigarro casi al instante. Damian arrugó la nariz ante el olor—. Lo dejé, por cierto. Ahora sólo fumo cuando estoy estresado, pero no se lo digas a Dick.

—No lo haría.

—Bien. —Tras sumirse en el silencio y no dejar de sentir esa firme mirada verde sobre su nuca, se giró y preguntó—: ¿A qué has venido, demonio?

Damian avanzó hasta a él. Jason pudo asemejar su forma de caminar con un gato, lento y elegante, y eso lo puso de los nervios. Si no estaba siendo tan hostil como de costumbre, era porque algo pasaba. La tranquilidad de ese bélico niño nunca era una buena señal. Cada vez que actuaba con tanta calma una cosa inesperada sucedía.

Y pensar que la primera vez, cuando se acercó para besarlo sin avisar, Jason no notó los múltiples letreros de advertencia. Pero ahora lo conocía y sabía leer sus ojos.

No estaba bien. Algo le inquietaba.

—Quería pasar un rato aquí —aclaró con un tono de voz incómodo—. Grayson está insistiendo en llevarme a algún lugar y no quiero.

Jason se sorprendió, pero inmediatamente quitó su expresión de asombro y la convirtió en sorna. Le hacía un poco de gracia el asunto, algo que nunca se esforzaba en ocultar.

—Vaya, qué raro que te escondas de él y justamente de él.

Damian frunció el ceño.

—¿A qué te refieres?

—Nada, chico. Nada. —Levantó las manos en señal de inocencia; sostenía el cigarro entre sus labios—. Sólo digo que es un tanto extraño que te niegues a algo que tenga que ver con Dick.

Damian mantenía su cara de confusión.

—¿Por qué es extraño?

No quiso decir en voz alta lo que estaba pensando, de verdad que no quiso, pero la tentación de echárselo en cara fue más grande que la cordura.

—Siempre ha sido demasiado clara tu predilección.

Sí, ese era él sacando sus celos. Bueno, no era que estuviera celoso realmente, pero Damian y Dick parecían muéganos todo el tiempo. Damian lo seguía, lo obedecía y hasta lo admiraba. ¿A quién no le irritaría la forma en que se miraban? Estaba seguro de que a Tim también le fastidiaba ese par. No era sólo cosa suya.

Pero Damian no pensaba igual. Se mostró claramente molesto por la afirmación del mayor.

—No tengo favoritismos por Grayson —repuso, tajante.

—Vamos, se nota —animó él, haciéndolo ver como una inocente broma, aunque en el fondo realmente le parecía un asco.

—No, maldita sea, no es mi favorito —insistió el moreno—. Está claro que lo soporto más que al estúpido de Drake, pero eso no significa que le tenga alguna clase de cariño especial. Eso sería ridículo. —Al ver que la expresión de su hermano no cambiaba en lo más mínimo, suspiró con pesar—. ¿Qué mierda te hace pensar que es mi favorito?

Jason no se inmutó por la grosería, pero tampoco respondió. Aguardó en silencio, dedicando sus vagos pensamientos a la nada. Se había limitado sólo a escuchar, pues no tenía nada que decir.

Esmeraldas 「JayDami」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora