Capítulo 2: hold on

748 53 79
                                    

—¡Raquel!

Como una especie de tornado Alicia entró a toda velocidad en la habitación.

—¿Dónde estabas? ¿Te quedan ganas de levantarte con el resacón que debes tener?

—Acabo de cerrar un negocio de la leche.

—¿Un negocio? ¿Te han llamado los de la empresa? Joder, será que no les dije que no lo hicieran. –En su voz se denotaba cierto enfado–. No sé cuántas veces, además. Es que-

—Que no, Raquel.

Alicia se rió ante el enfado de su amiga, impidiendo que siguiera hablando para tratar de explicarle lo que estaba pasando.

—¿Por qué no me habías dicho nada de lo que te propuso Andrés?

—Porque no nos hemos visto en toda la mañana.

Alicia alzó una ceja ante la respuesta de su amiga.

—Raquel, no me lo habrías dicho igual. ¿O me equivoco?

—Porque hemos venido aquí a relajarnos, Alicia, a salir de la rutina, no a trabajar.

—Raquel, escucha, te agradezco muchísimo que hayas hecho esto por mí. –Puso una de sus manos en el hombro de su amiga, a la vez que sonreía, en señal de agradecimiento–. Pero a mí ese negocio me parece un planazo. El plan inicial era salir de Madrid, ¿no? Pues ya que estamos aquí, podemos aprovechar. ¿Tú sabes el dinero que nos puede dar ese negocio? ¿O el prestigio a la empresa? Si sale bien, claro.

—Alicia, esto no se trata de dinero.

—Raquel, parece mentira que me conozcas. Yo lo que quiero es ocupar mi mente, sentirme útil, que alguien reconozca mi trabajo, no ponerme filosófica mirando al horizonte en la playa. Eso no va conmigo.

—Pero-

—Dime, ¿te parece o no te parece un buen negocio?

Raquel guardó silencio y rodó los ojos, sabiendo de sobra que Alicia tenía razón, y que en otra ocasión ella misma habría aceptado a la primera sin necesidad de pensárselo.

—¡Ves! Lo sabía.

—Bueno, está bien. –Dijo con resignación–. He quedado con ellos en que igualmente les daría alguna idea, así que esta tarde bajamos, decimos que nos lo hemos pensado mejor y aceptamos.

—Ah, no te preocupes por eso. Ya lo he hecho yo. Hemos quedado arriba, en la piscina, en media hora. Con Ágata, Andrés y su hermano.

—Debí suponerlo. ¿Vamos a hablar de negocios en la piscina?

—Claro. Así podemos hacer las dos cosas al mismo tiempo, vacaciones y trabajo. Diseñamos un proyecto en lo que nos damos un baño y nos tomamos un mojito.

Raquel negó al mismo tiempo que sonreía.

—Está bien, voy a cambiarme de ropa entonces.

—¡Eres la mejor! –La pelirroja exclamó al mismo tiempo que le daba un beso en la mejilla a Raquel.

<<<<>>>>

Cuando subieron a la piscina un tiempo más tarde, no tardaron mucho en encontrar a sus acompañantes pues era el trío que más destacaba allí. Ágata, con un bikini y un pañuelo atado a su cintura, sostenía lo que parecía ser una piña colada mientras llevaba uno igual a Andrés, que lucía una bata de seda roja y unas gafas de sol. Sergio, por el contrario, miraba incómodo como su hermano y su cuñada estaban bebiendo a las doce y media del mediodía. Llevaba un atuendo poco apropiado para estar en una piscina; vestía un pantalón color de color negro junto con una camisa blanca. Raquel se mordió el labio inferior, reprimiendo una sonrisa al verlo.

Blank Space |AU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora