Todo, absolutamente todo podía salir mal.
No entendía ni siquiera porque seguía preguntándome aquello cuando ya tenía más que claro cuál era la respuesta. Debía empezar por el vestido que mi madre me había obligado a usar. A pesar de que me gustaba, jamás lo admitiría porque mi orgullo iba primero.
Es un vestido de cóctel de un tono azul celeste y tiene un diseño precioso de encaje. Me encantaba, pero admitir aquello sería como ofrecer la victoria a mi madre en bandeja de plata.
Y eso es justo lo que evitamos hacer.
Tenía unas dos horas arreglándome; mi habitación estaba hecha un desastre y los estilistas que mi madre había contactado estaban haciendo demasiado bien su trabajo. Tanto desorden me hacía sentir incómoda a pesar de saber que luego vendrían a limpiar y ordenar todo esto.
Había elegido mi habitación para mi cambio de look por cuestiones de comodidad. No era lo mismo un estudio caro que estar en tu territorio bien calientita. Además, me sentía fuera de mi zona de confort, como un tipo de Barbara Palvin que no debía de estar allí con tantas cosas en la cara. Gracias al maquillaje habían perfilado mi rostro y mis ojos ahora parecían más vivos.
¡Ja! Ya no parecía un mapache rabioso y eso era raro.
Monserrath, mi prima, se encontraba detrás de mí bailando la macarena. Aquello me hizo sonreír, me había dado cuenta de que no era tan mala persona como había pensado y tal vez, su rareza sólo era producto de mi imaginación para sacarle algún defecto del cual más tarde pudiese burlarme.
Pero tuve que tragarme mis pensamientos cuando de un momento a otro empezó a definir palabras que aparecían en la canción como si fuese una máquina. Pestañeo, atónita y cierro los ojos con fuerza tratando de olvidar aquella escena.
Spoiler: no funcionó.
—Ya está todo listo. —dice una de las estilistas, si no me equivoco, su nombre era Fayna. Me ofreció un espejo y tuve que agarrarme fuerte de mi asiento para no caerme de culo por la impresión.
Wow, estaba...
—Qué guapa. —completa su voz.
Reprimo el impulso de rodar los ojos para no parecer una mala persona, aunque la realidad era que quería tirarla por la ventana. Volteo hasta encontrarme con su mirada, la cual estaba examinando mi atuendo con una sonrisa.
Ella, en vez de traer un vestido, lleva puesto un traje hecho a medida que le queda demasiado bien para ser verdad. Las curvas de sus caderas se marcaban con facilidad y tuve que forzarme a mí misma a apartar la mirada.
—Eres tan envidiosa que tuviste que robar el color de mi traje. Dios, que tienes un vicio grande conmigo —Se burla Jade, al notar que el color de nuestros atuendos eran muy parecidos, mientras tanto, yo me dedico a verla con mi peor cara de culo.
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No hay un final feliz para cenicienta
Romance¿Qué harías si tuvieses que fingir un noviazgo con la persona que más odias en el mundo para salvar tu reputación? ψ "Alex se ve obligada a fingir un noviazgo con su peor enemiga, una influencer que resulta ser demasiado encantadora, mientras que l...