Capítulo 2: Gotas de lluvia sobre el desierto.

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Me puse de pie al instante y mi boca se entreabrió un poco. Mierda ¿Acaso había escuchado cómo me puse de su lado?¿Había escuchado el resto? Estaba ya algo ebrio y no pude distinguir bien su expresión. Si fuera posible que un engendro del mal como ese tuviera una expresión positiva, casi habría pensado que me miraba como si estuviera incluso conmovido, pero eso era algo imposible para un tipo como Seth.

Estaba solo, por supuesto que lo estaba, nunca lo vi con amigos, sus ropas negras incluso destacan en un lugar tan oscuro como ese ¿O era él quien destacaba? Daba igual.

Uno de mis compañeros intentó disculparse –Escucha... no es lo que crees.

Pero yo lo interrumpí al instante –¿Qué haces aquí? ¿Viniste a beber solo o tienes una cita? Ya sabes, estoy yo aquí hoy, así que por el bien de nuestro tratado de paz más vale que vayas a otro bar.

Sí, la única cosa que  habíamos acordado en todos estos años, era mantenernos lo más alejados del otro posible en la universidad, ya que dentro de la casa nuestras opciones no eran muchas.

Seth tragó un par de veces y luego sólo pronunció un leve –Hum.

Lo miré frunciendo el ceño –¿Acaso vas a romper nuestro tratado? Oh, ha pasado mucho tiempo desde que quería tomar esa clase de tu facultad – dije en voz alta maquinando y caminé un par de pasos hacia él que continuaba mirándome como si no entendiera lo que estaba diciendo.

–¿Qué? – repitió finalmente y se llevó la mano al cuello bajando la vista al suelo.

Quizás, de verdad, no me estaba entendiendo. Ya estaba tan cerca de él que podía incluso sentir el olor de su perfume. A nuestro alrededor la música estaba a un volumen bastante alto, por lo que era un poco difícil comunicarse, sin embargo, me acerqué un poco más y dije en voz incluso más baja, casi un susurro –¿O es que acaso me estás siguiendo?

El tipo frente a mí me miró con sorpresa, sin admitir ni negar nada, parecía estar luchando por encontrar sus palabras, tenía un montón, yo lo sabía de sobra, mil formas de humillarte, mil formas de hacerte ver como un payaso, pero en ese momento,  parecía haber olvidado incluso cómo hablar.

–¿Lo hiciste de verdad? – dije elevando la voz y sonando incluso alterado, era un actuación, sabía que no había manera de que hubiese venido a buscarme.

–Claro que no ¿Quién mierda te crees que eres? – dijo molesto, recuperando su temple finalmente, casi sentí alivio cuando me respondió, por poco temía que de verdad se estuviera poniendo viejo y hubiese olvidado cómo hablar.

–La persona que te vuelve loco– dije bromista y me di la vuelta para volver a mi mesa –Lárgate, ya te dije que yo llegué primero.

–¿Y eso qué? Me voy a quedar dónde me de la puta la gana– me respondió en tono ácido con una sonrisa de complacencia mientras caminaba hacia mí y me chocaba con el hombro –Después de todo... creo que te puedo volver mil veces más loco querido sobrino.

Hijo.de.puta.

Estaba teniendo un día maravilloso ¿Por qué mierda tenía que venir aquí? Lo miré caminar hacia la barra a pedir alguna bebida y fruncí el ceño. No iba a dejar que se saliera con la suya. Y una mierda, no le iba a dar el placer de ver cuánto me molestaba verlo. Fingí que no existía mientras volvía con mis amigos que me miraron con preocupación.

–¿Seguro que estará todo bien? –susurraron en voz muy baja. Estaba seguro de que ellos pensaban que Seth realmente iba a matarlos. Le estaban dando más crédito del que merecía, debo decir. Si Seth fuera a partir por asesinar a alguien,  estoy casi completamente seguro que comenzaría conmigo,  el bastardo me odiaba más que nada en el mundo.

SETHXHORUS: Entre el desierto y el cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora