-El plan es un poco arriesgado, pero creo que nos puede salir bien-se pasó una mano por el pelo-. Lo que tememos que hacer es esperar hasta el viernes. Ese día liberan a uno de los reos porque ya ha cumplido su condena. Sé que es poco moral, pero, ¿cuándo he seguido yo lo que es moral? Ese hombre se parece un poco a ti físicamente, así que, disfrazándoos un poco, no se darán cuenta en una temporada. Tendrás tiempo suficiente para huir.
-No sé como agradecértelo...
-Yo sí-sonrió-. Te dije que pronto tendría unas pruebas para entrar en la WWE, pues podrías darles tu opinión y experiencia sobre cómo lucho yo.
-Sabes que lo haría, pero...
Le conté todo lo relacionado con mi despido de la WWE y la chica que me acosaba.
-Intentaré que no vuelva a colarse, pondré mis mil ojos en funcionamiento-puso su típica cara épica de superhéroe que tanto echaba de menos-. Por cierto, alguien quería verte, vé a la sala de visitas.
Me dirigí a dicha sala, no sabía quién podía haber venido a verme, parecía que ahora no le importaba a nadie. Entré, y lo primero que vi fue una mujer rubia que se me echaba encima, abrazándome como si no hubiese un mañana.
-Dean-sollozó-. Te echaba de menos. Siento no haber venido a verte antes, pero estaba enfadada, no sé qué me pasó, tenía que haber venido de todas formas.
-Entiendo que no vinieses, Renée, y siento haberte hecho tanto daño.
-No pasa nada, mi amor, ya está todo perdonado, sé que no lo volverás a hacer, Roman me lo ha contado todo.
Retiró su cabeza de mi hombro, había dejado mi camiseta húmeda con sus lágrimas. Se acercó a mi cara y posó sus labios sobre los míos. Me retiré con suavidad.
-¿Qué te pasa?
-Lo siento, pero tenemos que hablar sobre nuestra relación.
La conduje hasta la mesa del centro de la habitación y nos sentamos cada uno en una silla.
-¿Por qué lloras ya?-le pregunté antes de ir al grano.
-Porque te amo-dijo entre sollozos.
Me acerqué a ella y limpié sus lágrimas con mi camiseta.
-Yo también te quiero-tenía un nudo en la garganta-, pero sólo como una amiga. No quería hacerte daño ni engañarte con esa mujer, pero no sé en qué estaba pensando. Ya te he cobfesado mis sentimientos, pero lo nuestro no es posible, no soy un hombre que pueda tener una relación estable, en cuanto me he descuidado ya te he sido infiel. Espero que puedas perdonarme.
En cuanto comencé a hablar Renée empezó a llorar más y más fuerte. Me acerqué a ella y la sostuve entre mis brazos para intentar consolarla, pero su mano se chocó fuertemente contra mi cara.
-¿Que te perdone? Eres el mayor gilipollas que he conocido nunca. Esto es increíble-chilló-. No tenía que haber venido... ¡Maldigo el día en el que accidentalmente fuiste engendrado! ¡Muérete ya y hazle un favor al mundo!
Salió de la habitación dando un portazo. Renée podía ser muy dulce y simpática, pero cuando se enfadaba era mejor no estar cerca, en eso era mucho peor que yo.
Las ganas de llorar me abrumaban, su enfado había sido desmedido a mi parecer. Salí de la habitación y mi dirigí a mi prisión, sin ganas de nada.
*******
-NARRA SAMI-
Me encontraba patrullando, como cada tarde, el exterior de la prisión. El sol pegaba con fuerza, haciendo que por mi frente se dealizasen pequeñas gotitas de sudor. Todo estaba tranquilo, como casi todos los días, al menos hasta que comenzó a emerger una figura por el horizonte. Conforme se fue acercanco esa figura fue transformándose en la de una bella joven de cabellos oscuros y ojos verdes y brillantes como esmeraldas. Iba vestida con una ligera camiseta que dejaba ver su ombligo y unos shorts que no le cubrían los cachetes por completo. Ya estaba frente a mí. Sí, sin duda era la mujer que había estado acosando a Jon.
-Hola, me preguntaba si podría entrar a hacer una visita. Verás, mi hermano trabaja en esta prisión, y el muy tonto de él a vuelto a olvidarse la cena, así que he venido a traérsela-dijo con una voz angelical.
-¿Cómo se llama tu hermano?
Quería probar su astucia.
-Arpit-respondió sin titubear.
-Muy bien, te llevaré con él.
"¿Cómo puede saber su nombre?"
Nos dirigimos hacia la parte trasera de la prisión, donde le tocaba patrullar a su supuesto hermano. Mi mente funcionaba frenéticamente, buscando alguna manera de sacarla de allí. Podía decirle que su "hermano" no había venido a trabajar, sí, definitivamente eso haría. La llevé por unos estrechos pasillos, sería mejor no acercarla a las celdas.
-Tú sabes lo que quiero en realidad-me susurró al oído.
Se pegó más y más a mí, retrocedí hasta que choqué contra la pared. ¡Qué mierda de pasillos estrechos! Recorrió con su dedo índice mis labios, nunca había disfrutado tanto con una simple caricia como disfruté con la suya. Intenté alejarla un poco, eso no podía ocurrir, era la mujer por la que mi amigo ahora estaba preso y que tanto lo había hecho sufrir.
-Vamos hombre, no seas soso, sé que lo estás deseando.
-Aléjate de mí, tú sólo traes problemas.
Elisabeth simplemente sonrió y se acercó aún más a mí. Contuve la respiración y cerré los ojos, ahora mismo esa chica me parecía como un horrible muñeco diabólico. Poco a poco sus labios se encontraron con los míos y me besó dulcemente. No pude resistirme a corresponder ese beso y acabamos en un frenético beso en el que nuestras lenguas jugueteaban. Algo en ella me hipnotizaba, no podía ser ella la joven que tanto caos causaba. La lleve a una celda vacía y allí continuamos besándonos apasionadamente.
"Joder, para, Sami. No te la puedes follar, es menor, también te denunciará a ti."
"Ssh calla, seguro que ella en realidad no le hizo nada a Jon y sólo es una historia que el se ha inventado porque no fue capaz de llevársela a la cama."
-No puedo hacerlo-dije-, estoy trabajando.
Me calló con un beso aún mejor y, sin dejar de besarme, me desabrochó los botones de la camisa. Pasó sus dedos por mi pecho. Y yo le mordí la oreja para continuar besando su cuello.
¿Qué debía hacer ahora? Es que ella era una atracción maravillosa, pero a la vez lo más peligoso que existía. Quería acostarme con ella, pero a la vez quería encerrarla, sí, esa era una buena opción, ya que estábamos en una celda. Sonreí para mis adentros.
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Obsesión (Dean Ambrose Fanfic)
FanfictionDean Ambrose es un famoso luchador de la WWE, es impredecible, hace lo que quiere y no le tiene miedo a nada, al menos hasta que conoce a Elisabeth, una fan de la lucha libre tremendamente obsesionada con él y casi tan lunática e inestable como el p...