Mammon

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-Anda, solo será un momento, una noche ¿Qué pierdes por una noche?- Replicaba el moreno mientras arrastraba las palabras y sacudía por los hombros a Asmodeous. Llevaba semanas intentando que su hermano menor lo acompañará al club.

-La última vez que fuimos juntos, terminé solo en el club por que "Mi hermano" decidió que era buena idea irse a apostar con dos desconocidos ¡Y dejarme solo dos horas!.- El reclamó de su hermano resonó por la habitación. 

Mammon era experto en abandonar a sus compañeros de juerga cuando la atrayente y adictiva imagen de las apuestas aparecía en escena, cuando eso pasaba, no dudaba en desaparecer para intentar ganar la mayor cantidad de dinero posible. En un par de ocasiones incluso tuvieron que huir del lugar donde estuvieran pues la deuda a pagar era demasiado grande en ese momento.

-Ya están peleando de nuevo, Mammon ¿Ahora qué hiciste?- El regaño de la joven interrumpió los reclamos de Asmodeus.

-¿P-por qué asumes que el problema lo empecé yo? ¿Eh?- Respondió el moreno intentando ocultar el nerviosismo que le provocaba la presencia de la fémina. 

Cuando la conoció no era más que una simple humana, un débil e inferior ser al cual fue obligado a cuidar al llegar al Devildom, tarea nada fácil pues más pronto que tarde comprendió que dicha joven era un imán de problemas; pero ahora, no podía evitar buscar la presencia de la joven entre la multitud, su risa le brindaba años de vida, su voz le calmaba el corazón y se lo aceleraba a más de mil revoluciones cuando pronunciaba su nombre, cuando la veía relajada con sus hermanos casi podía robarle el puesto del demonio de la envida a su hermano menor.

Maldición, incluso estaba feliz de ser el primero con el que ella había hecho un pactó, después de todo, a pesar de que sus hermanos se lleven bien con su interés romántico, nada podrá quitar el hecho de que la primera marca en su piel que reflejaba confianza y lealtad de por vida era la suya. 

-Asumo que fuiste tú, por que rara vez Asmo suelta ese tono de voz.- Mammon chasqueó la lengua ante la respuesta de la joven.

-Lo que pasa es que ni el ni tu saben divertirse- Respondió a modo de defensa.

-¡¿Divertirse?! ¡jah! Tu no reconocerías la diversión ni aunque te mordiera el cuello.- Era curioso ver como se desarrollaba la interacción entre el avatar de la avaricia y la joven humana, mientras que con los demás hermanos era cariñosa, respetuosa e incluso fraternal, con Mammon era altiva, afilada e incluso pesada; cosa que el mayor odiaba y amaba a partes iguales, si bien le causaba inseguridad ver la marcada diferencia de tratos entre los demás y él, le fascinada el hecho de ser él quien tenía un trato diferente y único. -Es más, te sorprenderá saber que cuando Asmo y yo salimos, la pasamos monumentalmente bien, sin nadie quien nos abandone por un siete y medio o un BlackJack ¿No es así Asmo?-

Su compañero asintió con la cabeza, dejando así que una victoriosa sonrisa se marcara en los labios de la menor, Mammon no sabía que lo ponía más nervioso, el perder ante el par o sus monumentales ganas de comer los labios de la joven a besos.

Después de un rato de esgrima verbal, la joven se retiro de la habitación al ser llamada por Lucifer, el par de demonios la vieron alejarse en silencio. Asmodeos veía de reojo a su hermano, analizando sus expresiones, no era difícil para el demonio de la lujuria notar la tensión en el cuerpo de su hermano, las miradas que este le dedicaba a la joven y la manera en que su cuerpo reaccionaba a la cercanía de la otra.

-Hagamos algo, yo voy contigo si la invitas a salir.- Sugirió Asmo al momento en que ella desapareció por el pasillo.

-¡¿Qué?!- El rostro del peliblanco parecía un tomate de un segundo a otro.

La mirada de Asmo parecía brillar -Lo que escuchaste, si tu la invitas, así te diga que si o que no yo iré contigo, pero tienes que preguntárselo tú.-

...

Mammon caminaba de un lado a otro por el pasillo, pensando las palabras indicadas para decir, la frase idónea para convencer a la humana. ¿Por qué tenía que ponerse así solo por una humana? El jamás quiso cuidarla, lo obligaron a hacerlo, lo metió en todos los problemas posibles, entonces ¿Qué pasa?

"No necesito preguntarle, iré yo solo y punto no necesito de Asmo y no necesito de ella"

Se repetía así mismo, como mantra, esperando creerse sus palabras, todo en vano pues el imaginar la sonrisa de la muchacha aceleraba su corazón lo suficiente como para enrojecer sus mejillas.

"Suficiente, acabemos con esto"

Tocó la puerta de la habitación, con ganas de que ella no estuviera en su habitación, no obstante la voz de la chica pidiéndole que esperara un momento le recordó que sus deseos rara vez se cumplen.

-Mammon, pasa- Dijo ella haciéndose a un lado, dándole paso libre.

-Eres la única humana que me hace esperar ¿Lo sabes?- Reclamó el peliblanco molesto.

-Bueno, por que soy la única humana que conoces- Contestó ella altiva como siempre. -¿Qué necesita el Gran Mammon?-

Mammon rascó su nuca esquivando la mirada, después de más de diez minutos, no pudo pensar en que decir de manera indicada.

-Iremos el sábado al club tu, Asmo y yo.- Espetó fingiendo seguridad. -No te estoy preguntando, es un hecho.-

Giró sobre sus pies, intentando salir de la habitación antes de que su seguridad, tan firme como una casa de cartas, cayera ante la mirada de la humana.

-Hey, hey, hey, espera ¿Y eso quien lo decidió?- Peleó ella.

Mammon no pudo evitar sonreír al escucharla usar ciertos gestos que había aprendido de él, ella avanzó rápidamente poniéndose frente al demonio, evitando que escapara.

-Yo lo decidí obviamente.- Replicó él con la mirada fija en el pasillo externo.

-Mammon, siempre haces eso.- Reclamó ella. -¿Qué te hace pensar que iré?-

-Hazme caso y di que si, por una vez en tu corta y aburrida existencia haz caso a lo que te digo.- Respondió el, empezaba a irritarle la petulante actitud que podía llegar a tomar la menor.

-¿Y qué ganó yo si voy?- Una sonrisa ladina se dibujó en los labios de la femina. -¿Prometes que ganaré algo a cambio de una salida en la que seguro me dejarás de lado?-

Una idea cruzó rápidamente en la mente de Mammon, lamió sus labios y sonrió con malicia.

-Parece que te has vuelto un poco "Convenenciera".- Dijo acercándose a la fémina como un depredador se acerca a su presa.

-Bueno, me enseñó el mismismo demonio de la avaricia.- Respondió burlona.

-Bueno, supongo que es lo justo ¿Qué ganarás tú?- Murmuró abalanzándose sobre los labios de la joven, robándole un beso. El cuerpo de ella no dudo en reaccionar ante ello, correspondiendo enseguida, el la tomó por la cabera pegándola contra él, poco le importó cuando ella intentó apartarse, la tomó por la nuca impidiéndole separarse, ella gimió contra sus labios y jadeo tratando de pedir un poco de aire.  -Ganas el primer beso en el que te dejen sin aliento.-

Antes de dejarla hablar, sus labios chocaron contra el cuello de ella, la pobre cubrió su boca con su mano mientras escalofríos se apoderaban de su cuerpo. -Ganas que tu cuerpo tiemble ante mi.-

No pudo evitar soltar un pequeño grito al sentir una leve succión en su cuello. -Ganas qué te devoré de a poco-.

Pasó sus frías manos por debajo de la blusa de la chica, podía sentir como su piel se erizaba, ella se limitaba a dejarse llevar por el embriagante tacto del demonio, él se separó de ella, disfrutando de la vista. Una sonrojada, nerviosa, acalorada, excitada y confundida chica lo veía con los ojos llenos de dudas.

-¿Qué? ¿Quieres más?- Tomo la barbilla de la joven, alzando su rostro y acercándose peligrosamente a sus labios, ella inclinó su rostro expectante por un beso, él sonrió ladinamente.

-Está fue la mitad del pago.- Dijo alejándose de poco de sus labios, se acercó al oído de la chica y mordió el lóbulo de su oreja. -La otra mitad cuando volvamos del club ¿Es un trato, preciosa?.-


Shall We Date? (One-shots de Obey me)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora