Juramento Falso

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El peliblanco encapuchado traía consigo dos pequeñas mochilas en su espalda y a su lado dos infantes que lo seguian, quienes traían una polera muy parecida a la del mayor pero de color pastel, los tres se encontraban al final de un callejon pero al lado de una de las construcciones se encontraba unos escalones que llegaban a una puerta, el mayor miro a ambos lados verificando si alguien se encontraba a su alrededor y dio un profundo respiro -No rompan nada ¿si? no tengo dinero como para estar regalando y su 'papi' tampoco me lo dará si ustedes rompen algo aquí -Dijo algo gruñon y ambos infantes asintieron con una sonrisa, el mayor bajo los escalones siendo seguido por los niños y entraron al local.

-Tiooo-Gritaron en unísono los pequeños avanzando hacia adentro del local, exactamente hacia la barra donde se encontraba un peliblanco.

"Debí decirles que tampoco hagan ruido"

-¿Te toca cuidarlos?-Palmeó la cabeza de ambos niños.

-Si-Contestó-¿Donde está tu...¿Que era? Tu madre o tu niñera?

Ignorando el comentario centro su mirada al aparato que traía en manos y contestó-Kurogiri debe estar arriba, dijo que se acabaron las botellas de Shochu.

-Subiré un momento-Suspiro y dejó las mochilas en uno de los banquillos, antes de cruzar la puerta al exterior se dirigió a los niños -Ustedes quédense aquí y no salgan -Se acercó al oído de ambos y susurró-Pueden molestar a shigaraki si quieren

Palmeó sus cabezas y salió del lugar, ambos intercambiaron sonrisas y asintieron, se quitaron su chamarra, uno dejando a vista sus pequeñas alas rojas, que agitó un poco por sentir adormecimiento de estar cubiertas mucho tiempo.

-Mira mira tío, mis alas han crecido -Agitó sus alas, elevándose un poco del piso.

-Ahh que injusto que solo tu tengas las alas de papá-Refunfuño el otro infante logrando crear una pequeña flama azul en su cabello blanco.

-Deberias quitar esa cara-Dijo acercando dos de sus dedos a la pequeña llama y existinguiendola-Te volverás feo y gruñon igual que tu padre.

Tal parece que resultó las palabras del mayor pues el niño agitó su cabeza y relajo su rostro, su hermana le dedicó una sonrisa y el la devolvió levemente.

Hacia ya unos minutos que había salido Dabi y los niños estaban aburridos jugando por octava vez el juego de las escondidas con el peliblanco que no de esforzaba en esconderse, siendo el primero en ser encontrado, y ahí estaba otra vez detrás de la barra sentado en el suelo jugando una partida más del Nintendo.

-Te encontré

-Oh vaya he perdido-Ni siquiera ponía esfuerzo en su disque lamento.

-Esto es aburrido -Dijo el niño saliendo de un armario.-Papá dijo que deberíamos pasar tiempo con Dabi pero ni siquiera esta aquí.

-Te encontre-Dijo burlamente-Papá también dijo que debes decirle padre no debes llamarlo por su nombre.

-Agh pero...bien-Contestó con el ceño fruncido.

-¿Tío podemos ver la Tv?-Pregunto la pequeña rubia recibiendo un asentimiento del mayor.

Ambos niños se sentaron cerca del peliblanco con la vista hacia la tv que estaba puesta en una esquina de la pared.

-Mira mira ahí esta papá

Los pequeños sonrieron al ver al héroe alado en la tv dando una pequeña entrevista a la periodista sobre la cooperación entre los héroes jóvenes y él para la ejecución del plan.

Habían logrado salvar a personas que iban hacer sacadas del país, un trata de personas, entre ellos niños y mujeres.

Los niños vivían con su padre, el héroe, pero por el poco tiempo que estaba teniendo las últimas semanas y temiendo por la seguridad de ellos, encargo a los niños con su otro padre, el villano de la flama azul, no es que sea lo más seguro dejarlo con un villano pero después de todo era padre de los niños, el cual las veces que aparecía en la casa del héroe eran contadas así que su convivencia con sus hijos no era mucha, pero tampoco lo odiaban eso era seguro, es más en más de una ocasión los llevó a la guarida, logrando que conviva con los demás villanos, aun más que con él, fue ahí donde por alguna razón se pegaron a shigaraki, que al principio parecía un gato arisco, queriendo evitar a toda costa a los menores, pero estos lo seguian como a una mamá pato, al final dejó de intentar alejarlos y si ellos querían estar cerca poco le importaba, al menos eso de decía así mismo.

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