Parte Única

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Tema del Omegacember:  "Protección/Pelea".

Volkov había perdido parcialmente la memoria tras el incidente con los payasos, de tal forma que ahora mismo personalizaba al Comisario Volkov del Cuerpo Nacional de Policía de la Ciudad de los Santos.

Horacio había tenido un dolor de cabeza al enfrentarse de nuevo a él, habiendo olvidado cómo se comportaba realmente en comparación con su versión más madura y con quien había estado conviviendo últimamente. Por un lado, su omega sonreía internamente al encontrarse de nuevo con aquel alfa de quien había caído enamorado... pero hallarse de nuevo ante esa pared de hielo era duro.

—Déjeme repetirlo una vez más. Yo soy un agente del buró federal y u-usted... ¿Es mi jefe? —Repitió Volkov, con una de sus manos ejerciendo un poco de fuerza contra sus sienes.

—¿Algún problema con eso, Volkov? —Preguntó Horacio elevando una de sus cejas. Él y su omega soltaron una pequeña risa interna por usar aquel tono para burlarse del otro. Tomarse el despecho y la situación con humor era lo único que podían hacer para no caer en la desesperación.

Con el paso de los días la relación entre Volkov, Horacio y aquellas personas que decían ser sus compañeros había mejorado de cierta forma. Al principio fue más que difícil, dejando de lado el acostumbrarse a las personas a su alrededor, su nuevo trabajo y la ciudad que aunque conocida también era extraña ante sus ojos, el no encontrar a aquellas personas que de cierta forma habían sido importante para él fue lo más complicado... Aunque, por supuesto, el Comisario de Hielo no daría indicio de ello.

Ni siquiera ante aquel estudiante en el que pudo confiar alguna vez, puesto que el brillo de su mirada se había desvanecido, y le desconcertaba enfrentarse al porqué de ello.

Su alfa le gruñó en protesta, como solía suceder cuando se encontraba cerca de Horacio. Según los médicos, su lado alfa no había sufrido los mismos daños que él, probablemente porque el ataque fue únicamente físico, así que el problema de memoria no le afectaba. Eso no había hecho otra cosa que incrementar más problemas a su ya larga lista.

Fue en una de las sesiones con la terapeuta cuando se enteró. Habían estado trabajando en establecer la conexión entre su alfa y su consciencia, ya que la pérdida de memoria había casi roto la conexión entre ambos.

Eso explicaba muchas cosas.

La información llevaría un tiempo en poder digerirla, y mientras tanto le pidió a su terapeuta que no le comentara nada a los demás, puesto que sabía que probablemente le presionarían al enterarse de la recuperación de su conexión con su parte alfa, y lo que aquello significaba. Suspiró de alivio para sus adentros cuando la doctora aceptó el trato, aunque su rostro se mantuvo impasible, como siempre.

Algo que le sería imposible de hacer tan solo un par de días después.

Se encontraba patrullando en binomio con Horacio, aunque su alfa finalmente se había tranquilizado lo suficiente para poder convivir con él, a Volkov aún le resultaba extraño ser el subordinado de aquel alumno. Su propio alfa le recordaba que no debía dudar de su capacidad al encontrarse en nada más que la posición de jefe del FBI.

No iba a mentir al decir que no había visto potencial en él, quitando la falta de disciplina que probablemente habría sido capaz de adquirir, pero...

¿Realmente era necesario responder tan abiertamente a los coqueteos de esa atracadora durante la persecución?

No desperdició ni un segundo en bajarse del patrulla y acercarse rápidamente al auto de los atracadoras una vez hubo finalizado la persecución, y fue en verdad satisfactorio reducir a la insolente alfa mientras la esposaba.

—Ya que por supuesto no se aprende de decencia humana en los barrios bajos de donde provienes, te repito por última vez que no vuelvas a faltarle el respeto de esa forma a un omega.

—¿Faltarle el respeto? —Se rió la alfa en su cara a pesar de tener su cuerpo aprisionado y con el rostro sobre la fría ventana de su auto—. Pero si la estábamos pasando bien por la radio, ¿no es así, cariño? —Le dirigió sus palabras ahora a Horacio, guiñando el único ojo a la vista luego de sus palabras.

—V, detente. Sólo métela al patrulla y la llevaremos a comisaría para que los procesen.

Volkov obedeció a duras penas, tragándose las ganas de estampar a aquella alfa contra el piso.

Una vez dejados los atracadores en comisaría, la chica no pensó que habría algo mejor que soltar un último comentario, simplemente por el deseo de molestar más a aquel alfa estirado.

—Ya tienes mi número, dulzura. —Habló en dirección a Horacio—. Me gustaría tener algo más que los encuentros en persecuciones... Y si involucra ver qué hay debajo de ese lindo collar tuyo, estaré más que interesada.

Hablaba acerca del collar de protección que Horacio traía, y que era únicamente portado por aquellos omegas que no estaban unidos, indicando su soltería y disponibilidad para los alfas.

Sólo que ese omega no estaba disponible, y realmente estaba dispuesto en dejarlo claro.

Su alfa le pidió retroceder, confundiéndole. ¿No acaso estaban del mismo lado?

Fue entonces que Horacio dio un paso delante de él y bloqueó su camino, poniendo su cuerpo de obstáculo entre él y la alfa.

—No confundas tu lugar siendo sólo trabajo, dulzura. —Le devolvió la palabra con el tono duro que solía usar cuando había alcanzado su límite.

"Detente", le repitió su alfa, "no necesitan que los defendamos".

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● 𝗣𝗿𝗼𝘁𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 ● - Volkacio (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora