- ꒰ Rostros innovadores 。

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Después de dar unos pasos más hacia delante, en una de las esquinas, nos encontramos con una chica. Tenía el pelo largo de un color azul marino, con dos mechones por delante de sus hombros y lo demás cayendo desde su espalda hasta la mitad de sus pantorrillas. Llevaba también unas ovaladas gafas que reposaban en su nariz,  mientras que sus verdes ojos tenían la mirada perdida posada fijamente en alguna parte. Se encontraba con el dedo índice levantado, en un estado pensativo, sin ni siquiera darse cuenta de nuestra llegada, aunque fuéramos un grupo de tres personas.

Sin duda, la había visto antes en el gimnasio, agonizando por las máquinas que nos acorralaron en su momento, pero ahora parecía estar tranquilamente navegando a través de sus pensamientos.

—Mm... —La chica de ojos verdes estaba ignorándonos sin problema alguno en el transcurso de la tarea.

—Oye, tu también eres una alumna Definitiva, ¿no? ¿Podrí —Kaede intentaba comenzar una conversación con la reflexiva chica, mientras que ella se dedicaba a hacer ruidos en señal de estar sumergida en su mente y en nada más que eso.

—Ni se inmuta. —Dije, con un tono algo desfallecido.

—Entonces, —Kaede no se dio por vencida tan temprano—. ¡EH! ¡¿HAY ALGUIEN AHÍ?! —Fue tan inesperado, que acabé dando un brinco por el susto.

—A-Avisa o algo, casi me da un infarto... —Recuperaba el aliento mientras que formulaba la frase.

—Mmmm... —A todo aquello, la chica desconocida seguía ignorando rotundamente nuestra presencia.

—¡Lo siento! —Kaede rió nerviosamente. —¿Eh? ¿Sigue sin escucharme? —Se percató la chica—. ¿Y si es una muñeca muy detallada? —Comenzaba a dudar sobre la procedencia de la chica frente a nosotros.

Hombre, era cierto que a estas alturas ya no me sorprendería ver un cerdo volando de aquí para allá con una varita mágica en su hocico, pero ¿una muñeca realista...? Lo veía poco probable de todas formas.

—No creo que sea eso... —Intervino Shuichi.

—Nunca se sabe, antes hemos visto peluches que hablan. —Sustentó su idea la chica.

—Eso es cierto, —Le di la razón. —pero, hace como ruidos de pensamiento, quizás sólo nos esté ignorando. —Me acerqué hasta la supuesta "muñeca", pasándole la palma de la mano por delante de su rostro para tratar de destruir la loca teoría de Kaede. Nada, cero reacción. —Oh, pues igual sí que es una muñeca. —Me acerqué la mano al mentón, mientras miraba más de cerca la cara del sujeto frente a mí. Desde luego, si resultaba no ser una muñeca al final, se le daba de lujo actuar.

—¡Ves! —Exclamó una victoriosa Kaede—. ¡Pero es súper realista! Shuichi, prueba tú también. —Le pidió al chico, queriendo comprobar si con él sí que funcionaría por alguna razón desconocida.

—No, gracias. —Rechazó la oferta desviando la mirada, algo avergonzado.

—No es nada, ¡Anímate, venga! —Alenté al chico, dándome la vuelta, quedándome de espaldas respecto a la misteriosa "muñeca", mientras que Kaede asentía con una encantadora sonrisa.

—Vaya, no pensé que me fueran a atacar por numerosos lados. —Habló una voz desconocida. —Ha sido simplemente inesperado. —Rápidamente, me di la vuelta, parecía que aquel día estaría lleno de unos buenos sustos.

—¡Ahh! —Debido a que me encontraba posicionada con el oído un poco más adelante que los labios del sujeto detrás de mí, el sonido fue a parar directamente en mi oreja, provocándome un sobresalto y escalofrío, que me hicieron darme la vuelta y echarme bastante para detrás acto seguido. —N-No eres una muñeca... —Me refugié tras las espaldas de Shuichi y Kaede, mientras que por segunda vez en unos cinco minutos, trataba de recuperar el aliento.

«Pétalos sangrientos». -v3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora