✝︎"Dios existe, el diablo existe y nuestro destino como pueblo depende de a quien decidamos seguir"
-Ed Warren
En algún lugar de Alemania, 20 de septiembre del año 2034
—Cuéntame otra vez la historia, Isabell — pidió amablemente aquel hombre, quien agarrando su libreta volvió a mirar a la niña. —¿Me la puedes contar de nuevo, por favor?
Ambos se encontraban a solas en esa fría habitación, psiquiatra y paciente, ambos iluminados solamente por esa pequeña lámpara sobre el mesón. Aquella que tintineaba dejando pequeños lapsos de oscuridad.
La niña de melena rubia se balanceaba sobre la mecedora lenta y pesadamente, no le miraba a los ojos, no lo había hecho desde que la trajeron. Sus pequeños y finos dedos jugueteaban golpeando el costado del asiento, parecía más interesada en eso que en contestarle.
Su rostro infantil preso del trauma parecía ajeno a todo, incluso a él, sus verdes y opacos ojos viajaban por la habitación en penumbras, no había nada más que libros, aunque bien, ella parecía profundamente intrigada.
—¿Quieres que prenda la luz? —preguntó cauteloso, la pequeña de seis años negó. — ¿Por qué no quieres que lo haga, Isabell?
La lámpara a su lado tintineo nuevamente.
—no le gusta...—susurro con su voz aniñada, infantil. — No puede venir a verme si hay luz, le quema.
El hombre dio carraspeo, un tanto nervioso miró hacia la ventana, una fuerte ventisca se estaba desatando a las afueras. Aquel hombre se preguntaba si lo que decía la niña tenía coherencia alguna, durante largos años desempeñando su carrera, nunca le había tocado un caso como este.
Tan particular, tan extraño.
Isabell seguía meciéndose en silencio, alejada de él, casi puesta en una esquina, como la niña había pedido, lejos de ese resplandor parpadeante; Dijo que le hacen doler los ojos.
Increíblemente no lograba ver a detalle su rostro, su cabello y la oscuridad lo cubrían, parecía estar murmurando algo entendible a sus oídos.
—¿Me puedes decir a quien no le gusta? — volvió a interrogar sutilmente— ¿Es acaso a ese amiga tuya que suele venir a visitarte? ¿A ella no le gusta?
La pelirrubia asintió.
—me dijo que le da miedo— dijo triste, casi melancólica — yo creo que a ellos les da miedo la oscuridad, no me la han dicho, pero lo se.
—¿Ellos? — empezó a anotar nuevamente en su libreta —¿Los chicos de tu cuento? ¿Hablas de ellos?
Isabell miraba las paredes, de nuevo, no había nada en ellas, nada que pudiera interesarle a una niña de seis años, pero lo hacía. Sus diminutos y curiosos ojos examinaban cada rincón del lugar, cada sitio en penumbra parecía buscar algo, o entretenerse con ello.
El corazón de aquel hombre, le dijo que no girara.
— Ellos también la ven...— susurro relamiendo sus labios, con su mano derecha apretaba fuertemente sus anteojos. — Viven con ella, ahí, en la oscuridad, lo hacen desde hace mucho, ¿No es eso triste?
Una lagrima traicionera recorrió una de sus rojizas mejillas.
El ruido de un libro caer a sus espaldas lo perturbó, lo dejó paralizado en segundos, aun así, el viejo calvo, no giró para ver qué había ocurrido.
—¿Me puedes contar de nuevo la historia, Isabell? — la niña inconscientemente miró hacia la cara enfocada ella, y por un instante, guardó silencio. — ¿Me contarías la historia de la que ella te hablo?
Inhalo fuertemente y asintió.
—hace mucho tiempo, esos hombres malos la encerraron ahí...—relató sumamente afligida — se sentía muy sola, abandonada, enojada... — Su rostro fue adornado de fieras lágrimas — pero ellos le hicieron una promesa para apaciguar su ira, para redimir sus pecados, para buscar su perdón.
Otra cosa aterrizó en el piso de madera, ella no se asustó.
—cada vez que el sol abandone la tierra y cada vez que la luna en sangre se vuelva —predicó — inocentes por su propia voluntad irán, y se quedaran junto a ella. Así nunca estará sola y los pecadores, serán perdonados.
—¿Ella te conto todo eso, Isabell? — un escalofrío recorrió su cuerpo entero, la niña no paró de llorar. —¿Ella te conto esa historia?
— Ella no es mala...—susurro, dolida— promete dejarlos ir, como dice el acuerdo a esos judas— asintió repetidas veces — cuando otra luna de sangre deba aparecer, la puerta ha de abrir, y como dice el trato, ha de dejarlos jugar, ha de darles la oportunidad a todos por igual.
Alzó una de sus cejas.
—¿A qué te refieres, Isabell?
— les da una oportunidad a todos por igual — repitió — a los muertos y a los vivos, a los inocentes y a sus viejos inquilinos. No le gusta luz así que los envía a ellos, alma por alma, el inocente debe caminar por voluntad, pero el muerto debe guiarle, sacrificio por sacrificio, si lo hacen, su alma podrá irse, pues alguien nuevo a de ocupar su lugar.
—¿Y si no logran?
—se quedarán con ella para siempre, ese es el trato.
—¿Y cómo los inocentes no saben reconocer a los muertos?
—porque no saben que lo están, nadie lo sabe.
Aquel psiquiatra por primera vez en su vida no sabía qué pensar, ni que decir, ni cómo poder tratar a esa pequeña. Habían pasado largos años desde entonces, desde que inició todo este embrollo, había pasado por mucho para encontrar a alguien, para que ese ser se presentara.
Y por fin, parecía estar en la culmine de su carrera.
—¿Le crees, Isabell?
— ¿No los ha visto? — preguntó con un tono inocente — los muertos, ellos ya están aquí.
Ese viejo y canoso hombre incluso a través de la ventana y la gélida tormenta, pudo observar la inmensa luna roja que adornaba el blanquecino lugar. Los lentes de la niña se rompieron, los pedazos de vidrio le estaban haciendo daño, pero ella no dejo de mirar las murallas.
— creo que podría identificar un muerto si lo veo.
Soltó una pequeña risa.
—Ella les borra la memoria a los vivos, ese es el juego...— sonrió dejando caer sus lentes, dejando ver la sangre correr por su mano. — ¿Quién está muerto? ¿Quién está vivo? ¿Quién le está mintiendo a quién? ¿Quiénes son los que estaban con ella cuando los otros entraron? ¿Quiénes son los que están guiando a otros a su casa?
Isabell siguió llorando.
—¿Te sientes triste Isabella? —preguntó mirándola fijamente —¿Estás asustada?
—hoy y mañana habrá luna de sangre...— susurro — hoy la verdad, mañana la mentira.
La linterna se apagó, Isabell gritó.
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Contenido altamente sensible solo apto para mayores de dieciocho años.
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¿Qué les pareció?
¿Qué expectativa tienen para esta novela de miedo?
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Internado Adlersflügel ✝︎ Z
Mystery / ThrillerNunca apagues la luz, ella puede venir por ti. No sigas a los insectos, te ve a través de ellos. Cuidado con quien hablas, puede estar muerto. Un inocente viaje escolar al que fue un hospital donde judíos en la segunda guerra mundial fueron esc...