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El día de Gustabo no había empezado de la mejor forma y la razón tenía nombre y apellido, de echo tenían el mismo apellido. Tuvo una discusión algo fuerte con Jack Conway, su padre, y fue algo normal.
Estaba acostumbrado a lo sobreprotector que era, no lo dejaba ser libre y feliz. Se sentía como un pajarito encerrado intentando volar. Pero el mayor siempre se justificaba con la misma cosa, siempre lo hizo sentirse un invalido y poco capaz.
Iba tan sumido en su enojo que no prestaba real atención a su entorno mientras caminaba. O eso era así hasta que sitio su cuerpo chocar con alguien aparentemente más grande que el, haciéndolos caer a los dos en el proceso.
G.- Agh auh-. El golpe dolió pero no tanto, pues el que se llevó mayor parte del golpe fue el otro muchacho.
E.- Puta madre, por qué no miras por donde vas pendejo? Mierda mi espalda ahora duele un chingo-. Empujó al rubio que quedó sobre el para sentarse en la acera y sobar su cuerpo adolorido.
G.- Oh joder lo siento demasiado señor, de verdad yo no quise-. Intentaba buscar la mano del mexicano para tomarla y que vea que sus disculpas eran reales
E.- Wey que te pasa? Podrías siquiera mirarme a los ojos cuando me pides perdón... idiota-. Vio como el contrario mordía su labio y hacia una mueca algo incomoda para luego buscar algo a sus espaldas. Primeramente pensó que sacaría un arma y se asusto levemente.
Lo que menos esperaba el moreno era que ese chico bonito sacaría lo que parecía una... varilla? Que coño era ese palo.
G.- Yo... soy ciego. Lamento demasiado si se lastimo por mi culpa-. Su voz se oía algo afligida, quizás su padre tenía razón y no debería salir de casa.
Por otro lado Emilio quiso que la tierra lo trague ahí mismo y lo escupa en el infierno. Su rostro se tinto de color rojo fuerte por la vergüenza y agradecía que nadie era testigo de ello.
E.- Perdón, no lo sabia. Te lastimaste? Si estás perdido puedo ayudarte.
Ahí el rostro de Gustabo paso de uno preocupado a uno levemente enfadado.
G.- Que sea ciego no significa que sea inútil-. Bufó y se paro rápidamente, ahora solo quería irse a cualquier lado y ahogar sus penas en helado. Iba a irse de ahí sin más hasta que sintió una mano tomar la suya con delicadeza.
E.- Perdón, no quise insinuar eso. Estaba de mal humor porque mi hermano esta en calabozos-. Ahora que estaba más calmado se permitia observar mejor al contrario. Tenía ojos azules muy claros casi grises, cabellos tan dorados como el oro, y unas lindas pecas cubriendo su nariz.
