Capítulo 1

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-¿Que Laura, como va con tu novio? - Al escuchar esas palabras se quedó paralizada.

-No funcionó. Lo dejamos. - En ese momento quiso reducirse a cenizas para poder escapar de ese maldito lugar.

-¿Cuánto habéis durado? - El pulso no paraba de subir. La cara cada vez le quemaba más.

-Poco. Solo un mes. ¿Y tu? ¿Como va con tu novia? - Se moría de ganas de saber si podía tener alguna oportunidad con el chico del que había estado enamorada durante 3 años, Victor.

-También lo hemos dejado. - Laura no podía hacerse a la idea de que por fin podría conseguirlo, por fin serían novios. Laura y Victor. Victor y Laura. De las dos maneras quedaba fantástico. Se lo había imaginado muchas veces pero por fin podría ser realidad. Ellos dos, juntos, paseando por la playa. Detrás, la puesta de sol más perfecta del mundo. Él la agarraría por la cintura, se acercarían poco a poco, y, por fin, se besarían. Sería el beso más esperado de toda su vida. Su primer beso.

-Pero ahora tiene otra. La conoció en el cámping. Al cabo de dos días ya eran novios. - La voz del hermano pequeño de Victor, Marco, se repitió dentro de su cabez. No podía creer lo que acababa de oír. Su sueño derrumbado por una chica que acababa de conocer. ¡Y ella que! La conoce de toda la vida y ni siquiera la había mirado. Se sentía despreciada, destrozada, indignada. Su corazón se rompió en mil pedazos. Pero tenía que disimular. No podía dejar que Victor pensara que estaba enamorada de él. Además, Victor no podía saber que aún no había besado a nadie. En teoría ella ya había tenido 2 novios. Así que, bajo ninguna circunstancia, Victor no se podía enterar de que todo lo que le había dicho era una farsa. Tenía que improvisar.

-Cambias muy rápido de opinión. - No sabia que decir. Se había quedado totalmente en blanco. Las voces de la televisión habían inundado la sala. A nadie le había afectado tanto esa estúpida conversación como a la pobre Laura. Su hermano pequeño seguia empanado con la tele, Victor con el móbil y Marco tumbado en el sofá pensando en sus cosas. Laura, sumergida en su mundo de sueños rotos y decepciones, se quedó callada, contemplando la televisión. El sonido de su teléfono la hizo volver al mundo real. Era Marco.

-"Te veo triste qué te pasa? Bueno, espera. Ven a mi habitación y me lo cuentas."

Eso, Laura, no se lo esperaba. Pero la chica obedeció. Marco se levantó del sofá, y bajó las escaleras. Laura, sin decir nada, lo siguió.

-Vale, vamos a hacer una cosa. Vamos a hacer una noche de confesiones -. Eso era nuevo para ella. Era como un juego.

-Vale. Pues me pienso una pregunta y tu, sin falta, tienes que responder. - Propuso ella. Pero al mismo tiempo tenía miedo de lo que Marco podría preguntarle. ¿Y si le pregunta si se ha enrollado alguna vez? ¿Y si le pregunta de quien está enamorada? -.

-Me parece bien - dijo Marco -.

-Con cuantas te has liado a lo largo de tu vida?

-Pues si te digo la verdad, he perdido la cuenta -. ¿Como? Marco, de dos años menos que ella, había perdido la cuenta de las chicas que se ha liado mientras que Laura ni siquiera ha tenido novio. Eso, para la pobre chica, fue humillante. Ahora le tocaba a ella. El corazón se le aceleró, pero intentó contenerse lo mejor que pudo -.

- Vale, me toca ¿te gusta alguien? - preguntó Marco -.

-Pues... sí. - contestó Laura -.

-¿Quien? -

-No, hemos dicho que solo una pregunta, y eso son dos.

-Oh venga, por favor... - Laura negó con la cabeza -.

-Vale, espera. ¿Me dejas hacerte una pregunta si yo te digo una cosa mía?

Laura no sabía qué pensar, en realidad sí que le gustaría saber algo de él.

-Bueno vale. -aceptó Laura-.

-Me gustas. -dijo Marco sonrojado-.

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