Haruchiyo Sanzu un alfa dominante bien conocido por ser líder de una gran empresa que esta vinculada a la mafia, aunque aún eso no se puede comprobar, termina en un subasta clandestina donde un bello omega robara toda su atención.
───Eres totalment...
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¿Alguna vez has escuchado acerca de que la gente no es lo que aparenta? Es decir puedes encontrar a una inocente ancianita por la calle y nada te puede asegurar que su ático no este lleno de cadáveres putrefactos.
En la ciudad de Tokio hay cosas buenas y malas, algunas a plena vista otras debes buscar en lo profundo para darte cuenta de ellas; tal y como funcionaba el mundo, si querías sobre salir en un país tan sofocante como Japón debías arriesgar más de lo que podías obtener.
Entre las más nombradas empresas del país se encuentra “ Akai chō ” , una empresa dedicada al comercio entre países y producción de aparatos de defensa, esta era mayormente conocida por servir incluso al gobierno por sus armas tan letales como funcionales.
En la cima de la cabeza de la empresa estaba Sanzu Haruchiyo, un tipo de cabellos largos teñidos de rosa, ojos azules de mirada penetrante, siempre suele cubrir su rostro con un cubrebocas a donde vaya, se rumorea en los pasillos que hablar con el es sumamente difícil a menos que sea de su interés o tenga que ver con el trabajo; un alfa dominante con el cual preferirías no tratar nunca.
Si le preguntaras a los trabajadores de Akai chō sobre su jefe probablemente solo te respondan “ Es el tipo que me paga ” y la verdad era que no se podía decir más, Sanzu no se tomaba la molestia de convivir con nadie y menos tratar con sus subordinados, porque si, solo eso eran para el chico.
Existen rumores de todo tipo de el; desde los más tranquilos hasta los más despiadados y claro que el esta informado de todo eso pero le da totalmente igual, no había ninguna prueba en su contra además ¿quien creería los disparates de un trabajador?.
───Señor CEO, los papeles para la junta del Viernes, los manda el CEO.Ryōto ───. La chica hace una leve reverencia dejando los papeles sobre la mesa.
El de cabellos rosados solo miraba a la ventana de manera aburrida, observando a los transeúntes caminando como de costumbre en sus aburridas vidas, sin siquiera tomarse la molestia de voltearse el alfa hace una señal para que la chica se marche; lo cual hace rápidamente.
───Papeles esto, papeles aquello... Solo trabajo aburrido ───. Voltea su silla para acercarse a las carpetas sobre su escritorio y leerlas, todo eran letras y más letras como de costumbre.
Es de esperarse que las personas asociadas a su empresa tengan cuidado ya que se debe tener total cuidado con las armas, siempre estar seguros de que están funcionen correctamente.
───Y esto acaba de arruinar mi tarde, maldita sea ───. Gruñe por lo bajo mirando aún las hojas.
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