Capítulo 36

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Debes de saber que todas tus decisiones tienen consecuencias, y en ocasiones unas son peores que otras

Anastasia

La ciudad de Madrid nos recibe con el sol en su punto más elevado, brillando en el cielo y reflejándose sobre los edificios altos de la ciudad del foro, dándole un toque más resplandeciente, invitando a los habitantes y turistas a dar un paseo por las amplias y cuidadas calles.

Stephanie y yo nos hospedamos en el Hesperia Madrid,
a unas cuantas calles de donde se encuentra el club de los Nowak.

El equipo se encuentra en otro lugar, a un radio de distancia bastante prudente, uno que les permita intervenir en caso de que las cosas vayan mal.

De verdad espero que eso no suceda.

Mis nervios siguen a flor de piel, las palabras de Alessia siguen sonando molestas e insistentes en mi cabeza. Es como si tuviera una pequeña y agotadora alarma en el fondo de mi mente, una que solo va a apagarse si doy por terminado todo esto.

No voy a hacerlo así que prefiero distraerme con otros asuntos.

El teniente Harrison espera en la puerta, cumpliendo su papel como mi escolta. Admito que eso me alivia bastante y agradezco a Claire por tener la iniciativa de no enviarme sola.

Alessia no acostumbra a ir sola a este tipo de reuniones. Normalmente asiste con su esposo, y aún me cuesta creer el hecho de que esté casada con alguien como él. Son tan...diferentes.

No parecen encajar.

Stephanie está hospedada en otra habitación y por razones obvias no puedo entablar ningún tipo de conversación con ella, ni siquiera a través de los dispositivos que nos fueron otorgados.

Hasta el momento se desconoce la ubicación de los líderes que van asistir a la reunión. Según Alessia el alemán siempre suele hospedarse en el mismo hotel que ella, pero también sé que llevan más de tres años sin verse.

Harrison me sigue desde cerca, metido en su papel, con el porte recto y la cara seria.

Por fortuna Alessia no tiene ningún problema con hablar con sus guardaespaldas, u otras personas del servicio. Me hizo saber que para los líderes no sería extraño verme hablando con su escolta, o los meseros o cualquier otra persona con la que estuviera dispuesta a hablar.

Es otra cosa fascinante sobre ella, sobre todo por el medio en que se mueve, ya que en la mafia suelen verse así mismos como seres superiores incapaces de dirigirle la palabra a otra persona que no esté a su altura.

—¿Puedo preguntarle algo? —inquiere el teniente y le doy una breve mirada por encima de los lentes oscuros—. Además de esta esta pregunta, quiero decir.

Le doy una pequeña sonrisa.

—Solo si me hablas de tú.

Liam asiente, y procede a aclararse la garganta.

—¿Esto es correcto?

Frunzo el ceño.

—¿Qué cosa? ¿Pasear? —cuestiono, mirando alrededor —. Es necesario. Se prevee que algunos líderes lleguen hoy, y deben verme por aquí. Queremos que estén seguros de mi presencia en el club.

—Lo sé, pero no me refiero a eso.

—¿Entonces a qué?

—A esto —nos señala con un movimiento de cabeza y cuando no comprendo agrega—: el comandante dio una orden. ¿Está al tanto de todo esto?

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