XIV: ...And Don't Look Back

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Elena

Me remuevo en la cama, sintiendo la aspereza de las sábanas de lino roto que me cubre en esta noche fría.

Me estremezco y me abrazo la cintura, tratando así de mitigar el excesivo frío que poco a poco se está calando en mis huesos, como si fuera un ancla helada.

Me acurruco y me pongo en posición fetal, generándome así un poco más de calor en mis entrañas y cadera.

Siento un escalofrío calar desde mi columna vertebral hasta mi nuca, y los vellos de esta se erizan a más no poder.

De repente, siento un intenso calor calcinante subir desde mi tobillo hasta mis muslos, antes de apretarlos y buscar separarlos con fuerza.

Entreabro los ojos y una mano me cubre la boca, para así evitar gritar. Mi cuerpo se pone en modo supervivencia, mientras un cuerpo se sube sobre mí y aprieta cada vez más su mano contra mi mandíbula, lastimándola.

Lastimándome.

Ensuciándome.

Él se cierne sobre mí  y mis lágrimas empiezan a resbalar rebeldes por mis ojos. —No hagas ningún ruido, Zorra. O esto será peor para ti. Solo relájate y disfrútalo...como siempre.—Susurra con voz muy espesa y melosa contra mi oreja y pataleo con todas mis fuerzas, intentando así quitármelo de encima.

Sin embargo, es inútil.

—¡Te dije que te quedaras quieta, zorra! —Su mano impacta contra mi mejilla y mi rostro se gira por el impulso. Siento el sabor metálico de la sangre dentro de mi boca, así como la humedad de mis lágrimas, corriendo por mi rostro.

Gimo de dolor y él aprovecha para separarme las piernas y quedar en medio de estas.

—¡No, por favor! —Suplico en vano, porque sé que no se detendrá.

Este abre mis piernas totalmente y me arranca las bragas, al mismo tiempo que grito ahogadamente contra su mano. —¡No! ¡Suéltame! ¡Déjame en paz! —Un golpe seco contra mi ojo me deja mirando estrellas y puntos blancos por toda la pared gris que se encuentra frente a mí.

—Tú siempre serás mía. Serás mi puta. ¡Mi mujer! —Él gruñe contra mi oreja de manera entrecortada. Sé que está jadeando de excitación y escucho a lo lejos como un Zipper es abierto, liberando así mi peor pesadilla.

No.

No quiero permitir esto.

No puedo.

¡Sáquenme de aquí!

Intento pelear y aruñar su pecho con todas mis fuerzas, pero un golpe seco contra mi costado me arranca todo el aire de golpe y no puedo evitar gritar de dolor.

De repente siento una fuerte presión en mi parte baja e intento como puedo, el soltarme de las garras de mi atacante.

No quiero pasar por esto.

¡Por favor, no!

No...no de nuevo.

Peleo con ímpetu, aún sabiendo que es totalmente inútil y chillo de dolor al sentir su mano posarse en mi seno y apretarlo con fuerza. —Pero mira qué bella te estás poniendo, zorra. ¿Te estás poniendo así para mí, eh? ¿Acaso te gusta como tú hombre te monta, eh? ¡Maldita zorra! —De un solo golpe él entra en mí y grito de impotencia al no poder evitarlo.

La humillación corre por cada uno de mis poros y deseo con todas mis ganas que esto sea una maldita pesadilla.

Me remuevo inquieta y una de mis manos impacta contra su cara, dejándole un rasguño que cruza en su totalidad su mejilla.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora