Epílogo

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Hace dos años uní mi vida a un increíble hombre, que no ha hecho otra cosa que no sea amarme con todas las fuerzas de su ser. No todo es color de rosa, en realidad, Sebastián y yo somos muy opuestos en muchas cosas, por lo que siempre estamos en constante conflicto. Sin embargo, tratamos de buscar soluciones a esas pequeñeces que nos han hecho incordiar. Tenemos la fe intacta de que nuestro amor es más fuerte que cualquier discusión. Al final de la noche, cuando nos recogemos en nuestra cama, un cálido abrazo y una tierna caricia sincera y llena de amor, nos sigue protegiendo del mundo.

Nuestros hijos han crecido muchísimo en este tiempo, no solo en estatura, sino en mentalidad. Me sorprende que sean niños tan inteligentes y calmos. Cada segundo del día se parecen mucho más a su padre. Incluso hasta en la manera tan pacífica en la que duermen se parecen a él. Sebastián los adora con el alma. Ha hecho hasta lo indecible para recuperar todo el tiempo perdido con ellos. Le fascina pasar tardes enteras jugando o viendo de sus programas favoritos. Es un padre y esposo extremadamente amoroso. Siento que me gané el cielo con él.

Mi hermana se casó hace dos meses, luego de que su flamante novio la convenciera hasta que no tuvo más excusas de posponerlo más tiempo y terminó aceptando. Aún no comprendo por qué se negaba, si moría por lanzarle la soga al cuello a mi cuñado, y fue a ella a la que domaron. Magnolia nunca ha sido fácil de llevar, ahora menos lo será en una relación. Pobre hombre lo que le espera a su lado. Me siento tan feliz de que su príncipe musculoso haya llegado para brindarle todo eso que ella tanto merece. Ahora se encuentran en su luna de miel, pasando sus días y sus noches apasionadas con el amor de su vida. Solo guardo la esperanza que regrese con mi sobrino o sobrina antes que esa lata de sardinas caduque.

Mi relación con mi madre ha mejorado mucho en los últimos meses, aunque no nos vemos tan seguido, está feliz por la familia que he formado junto a buen hombre. Los malos pasos de mí juventud siempre será el punto que hay entre las dos y no la permite avanzar.

Mi suegra vive con nosotros, pues desde que nos mudamos a la mansión King, ella ocupó el lugar que había dejado hace muchos años atrás. Los gemelos y su hijo han sido un aliciente para todos las tristezas que ha cargado por años. Tenemos muy buena relación, es más como una madre que una suegra para mí.

La empresa ha crecido y progresado con el manejo adecuado que Sebastián le ha dado. Tanto así, que estamos a pocas semanas de la inauguración de varios puntos de producción y distribución. Ha hecho que el legado del Sr. King crezca favorablemente, así como él se lo prometió que lo haría antes de morir.

Hace dos meses dejé de ser su secretaria, no por gusto, sino porque mi avanzado embarazo no me lo permitió más. Maia está a un mes de nacer e iluminar nuestros días. Luego de casarnos, Sebastián revertió la vesectomia con el fin de querer, en cualquier momento de nuestra vida, tener un hijo más. No me negué, porque pensar en todo lo que un bebé trae, la ilusión creció en mi corazón.

No hay hombre más feliz en la tierra que mi esposo. Ni que decir de los gemelos que cuidan de nosotras como si estuveriamos en latente peligro. ¿Qué más puedo pedir en esta vida? Tengo un hombre que amo con la misma locura y pasión con la que lo devoro, a mis dos príncipes y a una princesa a punto de llegar al mundo para completar nuestro núcleo. Ellos son mis motores de vida, aquellos que me impulsan a seguir en este camino tan precoz  llamado vida.

Sentí sus brazos rodearme por la espalda y sus labios estamparse fugazmente en mi cuello, provocando ese ligero, pero potente escalofrío recorrer todo mi ser. El embarazo solo ha hecho que cada una de mis hormonas suban a la cúspide de una montaña y exijan por todo aquello que Sebastián me hace sentir. Ser amada de pies a cabeza amorosa y pasional es lo mejor de cada uno de nuestros encuentros. Además de que mi esposo es un semental en la cama, siempre dispuesto a cumplir cada una de mis fantasías sin poner objeción alguna.

—No me provoques si no te vas a hacer cargo, gatito.

—¿Tienes muchas ganitas, mi reina? — acarició mi cuello con la punta de su nariz, y mordí mis labios—. Estás tan sensitiva. Desde aquí tengo una excelente vista de tus pezones.

—No juegues con mi paciencia, Sebastián — fue inevitable no gemir cuando mordió deliberadamente mi cuello.

—Muero por cogerte como tanto te gusta, pero la princesa de papá no me lo permite.

—Entonces no me provoques — resoplé.

Deslizó la mano por mi vientre hasta que llegó a mi vagina y la palpó con la yema de sus dedos por encima de la tela. La presión de sus dedos en el arete más lo sensible que me encuentro, me hizo soltar un audible gemido.

—Mi amor, no seas tan cruel conmigo.

—Ya no sé cuál de las dos Jade me gusta más; si la dominante o la sumisa — hizo a un lado mi ropa interior y me penetró profundo y sin previo aviso, curvando los dedos y presionando mi punto erógeno—. Sin duda alguna, hoy veré a mi linda esposa sumisa, luchando para que ese lado dominante no salga a la luz.

—Estás acabando con mi paciencia — llevé la mano hacia atrás y tomé su prominente erección entre ella—. Acuéstate en la cama, gatito. Te mostraré cuan sumisa puedo llegar a ser.

No hay nada mejor que el amor y la pasión estén hiladas en uno solo, siendo testigos y cómplices de como nos desbordamos el uno en brazos del otro. Amas con el corazón y entregas lo mejor de ti cada día para demostrar que tus sentimientos son verdaderos, y a la misma vez, haces realidad tus más perversas fantasías en un mismo cuerpo; que ama, endulza y enciende cada centímetro de tu ser. Listo para llenar la malicia y la perversidad del sexo para luego ser mutado al regazo más dulce y eterno del amor.

Noches De Fantasía[En Físico][✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora