❀〘Sueños irreales 〙❀

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Por muy alocado que suene, Katsuki ha tenido estos últimos dos meses el deseo intenso de tomar una mochila, meter poca ropa e irse a la playa.

No entiende realmente el por qué, sólo que de un tiempo para acá, ha estado teniendo un extraño sueño recurrente, donde él bajaba de su auto, la arena y el mar recibiéndolo al otro lado de la valla y un intenso aroma a mar que le despeja los pulmones y le provoca picor en la garganta.

Su sueño siempre comienza de esa manera, lo que le confunde es el desenlace, cuando decide cruzar la valla de madera y siente la arena en sus pies descalzos, escucha una risa que le hace desviar la mirada, y entonces lo ve, una figura sin rostro pero que puede detallar a la perfección, con rizado cabello verde y un poco más bajo que él.

Escucha risas, gritos, y una alerta. Y luego despierta, siempre en la misma posición, mano en el pecho y ojos lagañosos, no lo entiende, pero percibe algo, como si su cerebro o... algo más, le estuviera enviando señales de que debía de hacer algo.

La cosa era ¿qué?

No tenía la menor idea, pero ya van más de dos meses y nada cambia.

Así que no lo piensa más, se levante de su posición en la cama y camina hasta su closet, tomando la mochila que mayormente usaba para escalar y sacando lo innecesario y colocando sólo unas cuantas mudas de ropa que podrían servirle. La playa más próxima estaba a dos días de su ciudad, así que sería un viaje largo.

Ya con lo necesario toma su teléfono, cargador y audífonos, enviando un rápido mensaje a Kirishima, un amigo cercano, y que por alguna razón le había dado las llaves –recuerda vagamente aquello, algo con una borrachera y una botella de licor de tres litros que no pudo terminarse en cinco minutos-. No le dice a dónde va, ni cuánto tiempo duraría fuera, sólo que no estaría y que si podría cuidar su departamento mientras estaba ausente.

Tampoco esperó respuesta cuando bajó las escaleras hasta el estacionamiento, metiendo su ropa en el asiento del copiloto y encendiendo el auto, se marcha, mira el indicador de gasolina, debe hacer una parada rápida para esos dos días.

Mientras avanza por la carretera su mente sigue divagando, intentando rellenar los huecos que su sueño le dejaba, intentando resolver las incógnitas que no podía encontrar, ¿por qué la playa? ¿Por qué hay un muchacho pareciendo esperarlo? ¿Qué es aquello que le crea un hueco en el pecho, que le hace sentir incompleto cuando se despierta?

Pero no hay nada, sólo su frustración y una impulsividad que le dejó allí, con su tanque lleno y a casi nada de entrar a la carretera principal.

Algo lo espera y de sólo pensarlo un escalofrío le invade y deja todos sus vellos erizados, como una alerta, un aviso.

Aprieta el volante con algo de fuerza, no debería de divagar mientras va manejando y en una carretera tan concurrida que cualquier movimiento en falso causaría un accidente. Respira, sintiendo su pecho hincharse por el aire y botándolo en pequeñas exhalaciones.

¿Por qué se siente tan alterado para empezar? ¿Porque aquello no tenía sentido alguno y sólo se había ido sin rumbo fijo a la primera playa que sabía estaba cerca? ¿Porque quiere averiguar qué significa su sueño?

Chasquea la lengua, sin dejar de conducir ni ver hacía el frente.

Se estaba comportando como un loco.

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Dos días de carretera, con sus paradas para dormir en el auto y comer en puestos de comida rápida es que llega a su destino.

El mar se extiende hasta el horizonte, y la arena se divisa unos pocos metros del estacionamiento. Katsuki sale de su auto, mirando el lugar parcialmente vacío por la época. Hay uno que otro auto a su lado, pero no los suficientes, dando a entender que la época vacacional está lejos de comenzar.

CORTOS KATSUDEKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora