Memories☀🌻 MewGulf (PAUSADA)

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Con un grito ahogado se sentó en su cama de golpe, en la oscuridad del cuarto, las imágenes del sueño se confundían frente a sus ojos entre la negrura de la habitación, mientras sus manos se apretaban contra su pecho y el llanto amenazaba con surgir

Gulf podía jurar que veía y sentía las manos tocándolo por todas partes, una voz grave y rasposa decía cosas sin sentido pero que no le gustaban para nada, todo su cuerpo se tensó al punto que le dolían los músculos, y temblaba mientras los sollozos comenzaban.

—¡Mew!

Llamó al único que podría ayudarlo, aquel lindo chico que vivía con él y lo cuidaba.

No tardó mucho para que los pasos apresurados se escucharán en el pasillo, igual que cada vez que aquello ocurría, se abría la puerta, se encendía la luz y sólo después de eso Gulf podía volver a respirar, luego los fuertes brazos de aquel hombre lo rodeaban, haciéndolo sentir protegido.

Lloró en silencio sobre el hombro de Mew, mientras esté dejaba caricias en su cabello y murmuraba suavemente cosas bonitas para calmarlo.

— ¿Otra pesadilla, Gulfi?

— Mhm...

— Ya pasó, lindo, no es real... Nada de eso es real.

Los brazos del rubio rodeaban con firmeza la cintura del castaño, podía sentir su miedo en ese abrazo, cosa que le rompía el corazón.

— Está bien, lindo, ¿Quieres dormir conmigo hoy? — ofreció, su tono siempre era suave y tan lindo al hablar, que hacía sentir a Gulf seguro.

Cómo si Mew fuera su refugio, el único punto cálido en el mundo, su principio y final, siempre se iba de sus brazos para volver después.

Sabía que Mew siempre iba a estar para él.

Gulf asintió, borrando sus lágrimas y sorbiendo su nariz.

Le gustaba dormir con Mew, junto a él no tenía esas pesadillas, junto a él sentía como si una gran muralla lo separara de todo mal, con él estaba a salvo de todo.

— Vamos, lindo, te llevo— murmuró, Gulf rodeó su cuello y como era costumbre, Mew lo cargó en brazos hasta su cuarto, dónde una cama grande y amplia siempre estaba disponible para todas las noches dónde las pesadillas no lo dejaban dormir solo.

Tenía su lado especial y sus almohadas, a veces tenía una mantita para abrazar, pero con Mew a su lado no necesitaba abrazar a nada más.

Se acurrucó cerca de su cuerpo, haciéndose una bolita, junto al lindo chico castaño que se quedaba largos ratos admirándolo hasta que se dormía de nuevo, sin darse cuenta.