A tu llamado

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(ADVERTENCIA: menciones de asesinato y suicidio. Nada demasiado fuerte ni explícito, pero pongo esto por si acaso)


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"Oye...¿puedes....responderme algo?"

".....sí, claro"

" Si alguna vez muriera...¿te unirías a mí?"


Una vez más Felipe peleo con su padre. Lo mismo de siempre, no se esfuerza lo suficiente. ¿Cómo puede ser capaz de esperar que lo de todo cuando entrego a su amada Marina a los verdugos?


"...¿De dónde viene eso?" él la miro, confundido. "Usted sabe que jamás la dejaría morir"

"Lo sé, pero, aun así... si alguna vez yo...durmiera para siempre, si el ángel de la muerte llegara de nuevo... ¿te unirías a mí?"

"Yo...sí, por supuesto, mi amor"


"Otra vez pensando en esa traidora, ¿no es así?" le preguntó su padre. "Ella no era una traidora. Y no es de tu maldita incumbencia" respondió fríamente Felipe, nunca podría perdonar a su padre por lo que se atrevió a hacer, una cosa era torturarlo a él, ¿pero a su amada? Ella nunca fue nada mas que amable con todos, y Felipe y su 'familia' no fueron la excepción. Ella les dio mas de lo que merecían, ella le dio mas de lo que ÉL merecía. Felipe sabía que podría haber consecuencias para ambos, pero egoístamente las ignoro, y Marina termino pagando el precio.


"¡Felipe! Ven a refrescarte, el agua se siente muy bien hoy, ¡únete a mí!"

Oh, recuerda la sonrisa divertida que llego a su rostro esa vez. Parece un recuerdo tan lejano. Inalcanzable.


Su padre solo lo miro molesto, sin importarle el tono áspero de su hijo "Lo que sea, muévete, tienes que ayudar en los establos. Apúrate o te meterás en serios problemas. En más de los que ya estas, de todos modos". Felipe rodo los ojos, no soporta seguir escuchando 'te meterás en problemas', como si de verdad le importara un comino si su padre o el sultán estaban contentos. Con un murmurado "tch" salió de la casa, en dirección a los establos. Recuerdos de un tiempo feliz en su mente.


"¿Cómo piensas nombrar al caballo?" Felipe le preguntó a la mujer sentada en la yegua que él detenía con una cuerda. "Mmm...no lo sé, tal vez, ¿Perla? ¿Crin larga? O incluso.... ¿Felina?" "Pff....PF- JAJAJAJAJA" Puso una de sus manos sobre su boca en un fallido intento de amortiguar su risa.

"¡O-oye, no te rías, hablo enserio!"


Caminar por el camino rodeado de verde puro le traía muchos recuerdos. Todos ellos sobre él con su querida Marina, vestida como la sultana que es, con él a su lado, charlando alegremente sobre sus aventuras en el bosque. Felipe recuerda haber sentido una inmensa felicidad que nunca sintió con su propia familia, y le encantaba. Anhelaba tanto poder regresar a esos tiempos, tiempos antes del sultanato del gobernador más sanguinario y cruel: El sultán Mahmud.

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