Juan Pablo Isaza.
Me despierto primero que ella, algo que nunca había pasado en las pocas noches que hemos pasado juntos.
La tengo abrazada contra mí, y su cabeza descansa en la curva de mi brazo. Nuestras piernas están tan enroscadas que ya no se sabe en dónde acaba uno y empieza el otro.
Podría acostumbrarme a despertar así.
Ella se acurruca contra mí en su sueño, y el roce de toda esa suave piel desnuda contra mi costado me hace estremecer. Está cálida y suave contra mí, y aunque una manta cubre su desnudez, siento el contorno de sus pechos contra mi caja torácica.
Mi celular vibra en la mesa de noche, y lo tomo sin apenas moverme para que la vibración no la despierte.
Mi corazón hace algo extraño cuando veo el mensaje que acaba de llegar.
Tana: Buenos días, cariño. ¿Sigue en pie lo que hablamos anoche de celebrar juntos y andar un rato por la ciudad? Quiero llevarte a desayunar a un lugar que conozco
Tana: Despiértate, perezoso
Mis entrañas se retuercen.
Ella misma cambió el nombre con el que la tenía agendada cuando vio el anterior.
Durante los dos minutos que estuve en esa fiesta noche, si que acepté su invitación de salir a celebrar un poco esta mañana y recorrer Las Vegas, porque me gusta pasar tiempo con ella, y de alguna manera se siente como una segunda oportunidad de hacer todo lo que su pasado no nos dejó hacer.
Me quedo mirando la pantalla sin saber qué responder.
Siento que Alex se mueve. Rueda de mi abrazo y se recuesta boca arriba a mi lado.
Cuando me vuelvo para mirarla, sus ojos están abiertos, aunque está mirando al techo.
- Si tienes que irte, no hay problema – Me dice, con la voz ronca por el sueño
- Buenos días – Digo en voz baja, porque francamente no sé qué decir
- Hola – Me responde sin mirarme
Se frota los ojos mientras se sienta. Se pasa los dedos por el pelo y se lo enrolla en un moño antes de levantarse y dirigirse al baño.
Sale un rato más tarde usando una bata con el logo del hotel. Se ha lavado la cara y parece muy, muy joven. Tiene una rozadura de mi barba en el cuello, que ha dejado una mancha rosada en su cremosa piel de pelirroja.
Viene a mi lado y revisa su celular. Contesta un par de mensajes.
Mi celular suena en mi mano. Bloqueo la pantalla rápidamente para que no vea el nombre de quien me llama, aunque creo que lo sabe.
Todo acerca de esta situación es incómodo y horrible.
- Ve. Quieres ir. Tú lo sabes, ella lo sabe, y yo lo sé. Tengo que trabajar de todos modos
- Alex... – Le digo, pero no sé con qué completar la frase
- Me voy a duchar. Fue una linda noche. Gracias, Isa
Me da una sonrisa que no le llega a los ojos.
De hecho, parece increíblemente triste cuando me da la espalda y regresa al baño. Oigo el agua correr cuando la ducha se abre.
Recojo mi ropa y me visto, aunque no quiero irme. Mucho menos de esta manera, aunque ella parece decidida a despacharme.
Sé que anoche nos dijimos muchas cosas y compartimos algo que fue especial. No quiero que acabe de esta manera.
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No te vayas » Juan Pablo Isaza (Morat)
FanfictionLos dos sabemos que esa noche lo cambió todo. Los dos seguimos sintiendo cada toque accidental como un reguero de lava ardiendo. Él lo sabe y yo también. La atracción entre los dos es innegable, magnética y descontrolada; y solo puedo pensar en ca...