Toma tu tiempo y
no apresures la forma.
Ve despacio y a tientas,
alarga en lo posible el momento
con un goteo pausado.
Paso a paso
balanceando el peso
encontrando un punto de apoyo.
Tu cuerpo en equilibrio adivina el
abismo bajo sus pies
en oposición a la avariciosa
gravedad gélida.
Sobre una línea que divide
el espacio-tiempo
escurre aletargado.
Mi mente se concentra
en el siguiente paso,
así, nota por nota
ignorando la cínica oquedad
que con mueca retorcida imita
la genuina sonrisa
que arruga
el contorno de los ojos
que se entornan para expresar
genuina alegría y
satisfacción.
Y de un zarpazo rompe el
pacto silente de la audiencia
expectante con un desfasado aplauso
para distraer
y alimentar alas fauces ansiosas
abduciendo la atención latente
para atraer hacia sí,
el reflector que la tensión
había cautivado,
para saborear la perversa idea
de ver al huevo estrellándose
contra el piso y obtener un
poco de satisfacción ligera.
Un momento revelador.
La multitud ensimismada
sigue la audacia y se recrea
con el mutismo
ante el desesperado
espasmo; conteniendo
como acto reflejo la respiración.
El equilibrio confronta
al cascarón vacío de la gravedad
sedienta que busca tragarlo
pieza por pieza.
Pero la mesura
ha sido engullida previamente
de un bocado y su sistema
lo ha digerido,
el enfoque selectivo
ha sido puesto a prueba.
Y así, suspendido desde un cable
saludando al cónico techo
como un candelabro
liberando destellos como truenos
mientras se muestra ágil y afilado
como un gato.
La rigidez es arrancada de un sólo
tajo como la mala hierva,
conviene ser flexible y receptivo,
conviene entablar un dialogo.
Conversan el cuerpo
y el cable de acero
en coreografiada rutina.
El miedo a caer por un minúsculo
descuido
y estrellarse contra
el piso de arena
alimenta la fragilidad del cuerpo.
La línea es delgada entre
el desenlace y la
tensión previa del tirante suspenso
que desata la furia
de la tormenta
con una enorme oleada
de aplausos
cuando la faena
ha sido resuelta
y el mensaje descifrado.
El cuerpo se adapta a toda
circunstancia.
A caminar de puntillas sobre
una cuerda como
lo haría un felino ninja.