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Chanyeol soltó un suspiro cansado, frustrado, sé sintió al borde de las lágrimas. Ahora además de que su mejor amigo iba a morir, lo había molestado en su punto más sensible y conocía al castaño para saber que era un testarudo para disculpar a otros.

—Chanyeol  —escuchó la voz de Sehun y miró sobre su hombro al pelinegro quien apretaba ligeramente su mandibula, al punto en que algunos músculos de su cuello se notaban— Esto es difícil para los dos, lo sé, pero por más que tengas razón... A veces hay que tragarse las palabras para que cosas así no pasen y luego te arrepientas de esta pelea tonta, así que cuando te calmes un poco, pueden hablar bien ¿te parece?

El Alfa asintió sin más, volviendo a fijar la vista en la mesa.

Por su parte, Sehun respiró agitado varias veces intentando calmar a su lobo, quién estaba enojado por una razón que le parecía absurda, puesto que no era nadie para enojarse porque el pequeño Omega se había sentido mal con unas palabras bruscas de la ruda realidad. Se sentía mal porque lo habían lastimado y eso no sabía si estaba bien.

Entró al cuarto de Junmyeon y lo encontró sentado en el sillón de la ventana del cuarto, mirando al cielo del exterior, sus ojos se veía aún más claros de lo que ya eran y se notaban las lágrimas rodar por sus mejillas. No pudo evitar quedarse segundos completos en la puerta del cuarto, admirandolo, con la boca entreabierta y con una extraña sensación en su corazón que no sabía si definir como buena o mala, lo vió mover sus labios en silencio, hablando hacía el distante infinito de aquel cielo.

Hasta que por fin pudo avanzar lentamente, con algo de ¿miedo? Estaba más cercano a ser timidez pero aún asi no entendía el por qué de aquella sensación. Nunca ninguna persona lo había hecho sentir así, menos un paciente.

—Junmyeon —posó su mano con suavidad sobre el hombro del rubio y este se giró ligeramente para verlo, sabiendo que lucía penoso, no le importaba en realidad. Lo miró luciendo tan penoso como sabía que era.

Sehun relamió sus labios con nervios.

—No dejes que lo que dijo te afecte mucho... Sólo hará que empeores, las emociones malas te afectan y mueres un poco más.

—Sehun, ¿Y si me ahorro todo esto?

El más alto frunció el ceño, ladeó su cabeza, Junmyeon le hizo espacio en el sillón y se sentó en este, apoyando un costado en la ventana.

—Si voy a morir igual, ¿Por qué mejor no me mato y ya? — preguntó Junmyeon— ¿Tienes remedios para que pueda hacer eso?

Sehun negó.

—No puedo permitirlo —dijo— No te los daré y tampoco voy a dejarte hacerlo —su tono fue contundente.

—¿Vas a dejarme sufrir días entonces?

El castaño alzó las cejas mínimamente, lució como un cachorro herido y a Sehun eso le dolió en lo más profundo de su pecho.

—Quiero hacer de tus días felices— musitó el pelinegro.

El contrario negó.

—No lo son, no sin Yixing, no sin mi Alfa... No sabiendo que podría ahorrarme todo este sufrimiento, todo este malestar... Sehun, nunca estuve de acuerdo con el suicidio pero creo que esta vez... Esta vez sí.

El pelinegro no sabía qué responder a eso, pero se negaba, se negaba con todo su ser a que las cosas terminaran asi.

Por dentro su lobo estaba atento al lobo de Junmyeon, quien a diferencia del humano que pedía un final, el lobo pedía ayuda y le pareció raro que pudiera escucharlo claramente.

Our Last Days (Seho | Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora