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Tercer día de Serue en Buenos Aires. Se sentía tan bien de volver a pisar sus tierra, de volver a sentir ese calorcito de las mañanas de verano que tantos recuerdos le traía. El primer día se lo dedico a su familia; cayó de sorpresa en la casa de Karina, su madre, encontrándose con todos sus hermanos y su abuela. Ivo volvió a sentir ese amor que tanto le falto durante esos cuatro años lejos, la comida de su mamá, los descanso de su hermana menor; Cata y las peleas con su hermano chiquito; Feli. Se sentía tan cómodo en ese lugar que no tenía ganas de salir nunca más de ahí. Su vida le había hecho un flashback en cada rincón de la casa a la que asomaba, algunos con sus amigos, otros con sus hermanos, pero los que más resaltaban era los que tenía con su ex algo; Julieta.
"—¡Ivo dale!—grito la Jujeña entre carcajadas, moviendo su cuerpo intentando salir del agarre del castaño el cual le hacía cosquillas en sus costillas;—¡No puedo respirar!—balbuceo riendo.
Ivo reia a su par, sin parar de hacerle cosquillas.
—¡Feli al rescate!—aparecio el hermano del tatuado por la puerta y se tiró sobre el mismo, sacándolo de encima de la pelinegra, sosteniéndolo;—¡Dale, Ju, hacele a él!.
—¡No, a mí no, pido pido!—dijo Alfredo intentando sacar a su hermano de encima.
—Me toca, papita—Ivo rió ante el apodo que le había puesto la Jujeña y la misma se tiró sobre él, para comenzar a hacerle cosquillas junto a su hermano."
Una sonrisa se formo en su rostro mientras se acomodaba el traje frente al espejo. Cada pedazo de la habitación en su casa tenía un recuerdo especial que siempre llevo con él.
—Estas hermoso, hijo—sonrió Karina apoyada en el marco de la puerta mirándolo.
—¿Te parece?, La corbata es un poco incómoda—se quejó intentando acomodar la misma.
La mayor rió con levedad y se acercó, acomodando la corbata;—¿Sabes?, Siempre me imaginé ayudándote a ponerte un traje... Pero no para ir a un casamiento, sino que ir a tu propio casamiento... Con Julieta—agregó el final con un silencio algo dramático.
En el rostro del menor se formo una triste sonrisa y suspiro mirándose frente al espejo nuevamente al ver qué su madre había terminado el trabajo.
—Yo también, ma, ese era mí mayor sueño cada dia. Pero fui una mierda con ella, y estoy seguro que ahora debe estar mucho mejor sin mi—respondió algo desanimado;—aunque si la viera tan solo de lejos hoy sería muy feliz.
—Ivo, yo se las mil y un cagadas que te mandabas, Ju siempre me contó todo. Yo sé que ella te amaba porque te perdonaba todo y vos eso no lo supiste ver... Pero ya está, es pasado y no quiero bajartela hoy y mucho menos ahora.—ladeo una sonrisa;—dale que ya es hora.
