El machismo en los productos audiovisuales

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Como toda tendencia cultural, el machismo se hace sentir en el mundo audiovisual. A pesar de que este es un fenómeno de la Edad de Piedra que es imprescindible erradicar de nuestras sociedades, creo que se vuelven demasiado radicales a la hora de catalogar qué es machista y qué no. Por poner un ejemplo, casi siempre se evita realizar una pelea de hombre vs. mujer, porque según tendencias edulcoradas, un hombre no debe levantarle la mano a una mujer bajo ningún concepto. Y sí, esto tiene su parte de verdad; pero si estás mostrando una película o serie de peleas épicas donde las mujeres sean guerreras de verdad, lo más lógico sería que en algún momento tuviesen que enfrentarse a un individuo del sexo opuesto. Si las féminas tienen un nivel de poder equilibrado con el de sus contrapartes, una lucha entre ellos no tiene que ser injusta. Claro está, una pelea a puro puño entre hombres y mujeres con el mismo entrenamiento resultaría en una obvia desventaja para el género femenino por verosímiles razones biológicas; pero las mujeres contamos con más herramientas a nuestra disposición, como la inteligencia, usar la fuerza del enemigo en su contra o el empleo de armas de largo alcance. Machista sería que un hombre le diera una paliza unilateral a una mujer sin entrenamiento o tratase de someterla de cualquier manera. De hecho, más machista me parece que las mujeres no hagan absolutamente nada, necesiten ser rescatadas, cumplan la función de objetos sexuales que en nada influyen en la trama, sean adornos sin cerebro, premios, vivan y mueran por un macho o sean tratadas con condescendencia por parte de los personajes y los autores por razones de su género. Sin embargo, los autores suelen hacer enfrentamientos de mujer vs. mujer para evitar polémicas, algo que no es necesario y solo debería implementarse en caso de que la trama así lo demande. Por ejemplo, en la batalla entre Yōruichi y Suì-Fèng, de Bleach, estaba muy justificado enfrentarlas porque ambas tenían un pasado en común que debían resolver tarde o temprano. Sin embargo, eso no significa que Yōruichi no fuese capaz de darse mano a mano contra cualquiera del resto de los capitanes, puesto que su poder estaba al nivel del de ellos, e incluso era superior en algunos casos.

Asimismo, no se debería ver como una mujer oprimida a aquella que decida consagrarse al cuidado de sus hijos y a las labores domésticas. Siempre y cuando haya escogido este camino libremente y sin recibir ningún tipo de coacción, esta elección es tan respetable como la de dedicarse a una carrera profesional, pues no la hace menos capaz como mujer ni como ser humano. Un ejemplo de esto sería Trisha Elric, en Fullmetal Alchemist. Ella apoya a su esposo cuando este decide marcharse del hogar y se dedica por entero al cuidado de sus dos hijos, aunque deba hacerlo sola. Esta actitud la define como una mujer fuerte e independiente, puesto que poco se valora la paciencia y amor que se requieren para criar a un hijo, y mucho más a dos, por su propia cuenta. Aún así, Trisha no trata de retener a Hohenhaim, porque comprende que lo mejor es dejar que él se deshaga de aquello que lo atormenta. Sin duda, esta es una de las mejores y más sanas parejas del anime.

Otra cosa es la doble moral que existe respecto a este tema. Esto comprende distintas aristas; pero rara vez se toma en cuenta otro punto de vista, como la presión que la sociedad ejerce sobre los hombres para que repriman sus emociones. ¿Por qué se asume que es inaceptable y abominable que un hombre le pegue a una mujer; pero si es la mujer la que golpea al hombre, se ve como algo chistoso y hasta como una muestra de empoderamiento femenino? Eso no es correcto. La violencia nunca debería ser el camino a seguir, independientemente de sobre quién se ejerza. La equidad debe avanzar en las dos direcciones. Un ejemplo de que aún nos falta mucho por entender sobre esto, es esa escena de Evangelion en la que Shinji está triste y deprimido por la muerte de Kaji y la desaparición de Asuka; como no conoce otra forma de interactuar con un hombre, Misato le ofrece sexo, pero él la rechaza. Pues de inmediato los fans se pusieron en plan: “¡Pero qué imbécil el Shinji, qué virgen miedoso, mira que desperdiciar la oportunidad de estar con semejante waifu!” ¿Y en qué lo hubiera ayudado eso? El muchacho necesitaba un abrazo, unas palabras de aliento, no relaciones para las que obviamente no estaba preparado. Cuando ese momento pasara, seguramente se habría distanciado de Misato por la incomodidad de la situación. Y no olvidemos el pequeño detalle de que Shinji tiene solo 14 años y que Misato le dobla la edad. Sin embargo, se da por sentado que debía aceptar su proposición, porque es un chico y los hombres no tienen derecho a negarse a una propuesta sexual. Ah, pero... ¿Y si la situación fuera al revés, y se tratara de una chica y un hombre adulto? Seguro que ahí todos dirían: “No, pero qué maldito pedófilo degenerado, aprovechándose de un momento de debilidad de la pobre chica”. Además, siempre se cree que el hombre debe tener experiencia sexual, cuanto más, mejor; al contrario de la mujer, que cuanto menos sexo haya tenido en su vida, más “pura” es a los ojos de la sociedad. ¿Qué tiene esto que ver con el machismo? Pues todo, porque se da por hecho que las mujeres deben recibir un trato condescendiente porque son débiles tan solo por su sexo, mientras que los hombres están en un estatus de superioridad que les asigna el rol de protectores y jefes. No obstante, la parte negativa de las actitudes machistas también los afecta a ellos, puesto que tienen que evitar todo lo que les haga “débiles”, como pedir ayuda, llorar o ceder ante el dolor, trayéndoles consecuencias nefastas. Muchas veces no se trata solo de machismo, sino también de discriminación por razones de género. Eso sí; tampoco hay que ser radicales y pensar que las mujeres son empoderadas si no se casan ni tienen hijos, o si golpean a los hombres. En el primer caso, no se trata de un comportamiento retrógrada, sino de una decisión personal. El empoderamiento femenino no está reñido con la feminidad ni la contradice, como se suele pensar. Lo negativo es perpetuar los estereotipos de género que en nada ayudan al crecimiento personal de la mujer como individuo.

¿Qué piensan acerca de este tema? ¿Ven muchos comportamientos machistas en los medios audiovisuales? ¡Háganmelo saber!

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