Capítulo 38. Costuras

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Con los pies descalzos, la piel erizada y los ojos en blanco, se preparo para hacer de esto uno de los mejores días de su vida, había entrenado, sabia que era capaz de hacerlo, cuando su cabello se elevó, supo que había olvidado lo que se sentían tener un duelo, justo los momentos en los que podía usar todo su potencial y destruir todo a su paso, sonrió al ver que su oponente mostro una pose amenazante.

Era hora, sus brazos estaban abiertos hacia el mapa, sus movimientos fueron tan potentes que el atril tembló, cuando de sus palmas salieron rayos diminutos impactando en el desierto dibujado; se concentro y camino en su lugar hasta su rival, supo de inmediato que sería sencillo terminar con ella al ver su porte.

Había practicado su hechizo desde que Marga llego a Glyfalia, supo que un golpe así desestabilizaría a toda la pandilla, sin embargo, solo podía estar en una silueta a la vez, fue entonces que comenzó a usar sus manos con la agilidad que durante años estaba puliendo en su sala prohibida del calabozo, pero algo cambio, el enojo de tenerlos de frente y sufrir cada vez que mataban una de sus creaciones del laberinto, la hizo olvidar que el cuerpo de Verónica, tenía punto débiles que ella no conocía y, que sus habilidades en una pelea cuerpo a cuerpo no eran buenas, sus piernas y brazos no tenían la condición para moverse rápido o esquivar los golpes como estaba acostumbrada, hacerlo le estaba dejando agotada, el suelo de su habitación comenzó a hacer ondas de tanta fuerza que necesitaba usar para defenderse, con este cuerpo sus años de experiencia eran inservibles, las tablas del suelo parecían mareas al aumentar su esfuerzo.

Los destellos verdes en su cuerpo que le rodeaban comenzaban a intensificarse, cuando su rival hacia que ella cayera al suelo o se hiciera una herida, aunque haya corrido por toda la habitación, los rayos de sus manos nunca se desconectaron, no si ella no lo quería; tener este cuerpo solo hacia que los golpes le dolieran más, sudaba y temblaba por aguantar un poco mas de pie, escuchaba a Lepuef pidiéndole que se detuviera, que solo se lastimaría, nunca la había visto tan decidida como hoy, verla arrastrarse del atril para poder levantarse, sus venas se remarcaron en todo su cuerpo, todas en color oscuro.

La reina seguía gritando, intentando mostrar todo su poder, pero era imposible, como si tuviera cadenas enrollándole todo el cuerpo cuando intentaba saltar o correr, apenas si lograba dar un paso arrastrando sus pies; hasta que, desistió, ahogando su odio mientras sentía un terrible dolor en la garganta, esa mujer la había atravesado sin temblar, sabía que no la había matado realmente y que tenia mucho más que dar.

Sin embargo, rompió la conexión de los rayos, el impacto en su espalda al caer no era nada comparado a las punzadas que sentía en las arterias, sentía como si su garganta pronto explotaría, intento mover sus manos para tocarse el pecho e intentar recuperar el aire mas fácil, pero apenas pudo doblar los dedos y, cuando por fin sus ojos volvieron a la normalidad, escucho un cristal quebrarse, como si el toque de un pájaro lo hubiera fracturado, se escuchó muy cerca de sus oídos, su fiel sirviente le miro preocupado, no era la misma expresión esta vez, por alguna razón, le miraba con mucho temor, su mirada no se despegaba de su cuello y su rostro, eso hizo que la reina intentara tocar su collar, fue difícil, pero lo logro, las yemas de sus dedos lo acariciaron con cuidado, hasta que se percato de algo extraño, su collar no se sentía como el de siempre.

Con la vista nublada, alzo su mano elevando la piedra de su collar, quiso gritar de lo asustada que estaba, sus pupilas se hicieron pequeñas al segundo de presenciar el estado del collar; nadie había visto esa emoción en ella, Lepuef grabo en sus recuerdos esta trágica escena, jamás había imaginado que la vería tendida en el suelo con heridas, agotada y de su nariz formar un rio de sangre que se perdía tras sus venas hinchadas, y con esa mirada aterrorizada mirando la grieta de su collar, en donde una pequeña parte de el se había perdido.

Glyfalia. "El Libro Perdido"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora