Tulip

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Disparo tras disparo se escuchaban en aquella bodega, uno por uno hombres y mujeres caían al suelo sin vida.

Un alfa de cabello castaño corría con sus hombres por detrás buscando la salida del lugar, el líder del aquel grupo miraba que ninguno de sus hombres y mujeres se quedarán atrás, aunque era difícil, teniendo en cuenta la diferencia de cantidad entre personas.
Su camino estaba claro, llegar a la salida y así llevar la mercancía robada de vuelta a su lugar. Con lo único que no contaban era con que el robo era una emboscada para darle fin a su vida.

A medida que avanzaban veían la luz de la salida, donde los esperaban tres camionetas.

— ¡Señor! Su camioneta es la de color negro, el conductor ya está adentro para escapar— comentó una omega, corriendo al lado de su jefe.

— Bien, miren que ninguno se quede atrás, no perderé más personas hoy — El alfa siguió corriendo, volteando de vez en cuando y disparando a cualquiera que pudiese atentar contra sus vidas.

Llegaron a las camionetas, todos estaban completos, o por lo menos el grupo que corrió con el hacía la salida lo estaba, no se podía decir mucho de quienes morieron allí dentro.

Una vez en el auto, el alfa dio las indicaciones para que se retiraran del lugar. Las camionetas arrancaron y conducieron a toda velocidad, algunos sacaban la parte superior del cuerpo para poder disparar a los que los perseguían, siendo esta una verdadera persecución.

— ¡Nos están alcanzando!— gritó un beta desde la parte trasera del auto.

El Alfa no mostraba señales de miedo, aunque por dentro estaba preocupado por perder a más de sus hombres y mujeres, por lo que decidió improvisar.

— En el próximo callejón todos bajaran y se van a dispersar. Nos veremos en la bodega a las cinco en punto — gritó alto para que todas las personas que se encontraban en el auto escucharán — diles a las camiones C y B — y tal como lo dijo el alfa encargado de la comunicación pasó la información.

Las llantas de los autos rechinaban por lo rápido que tomaban las curvas, varias personas por las calles se esustaban por el sonidos de los autos.
El chófer en un momento se perdió entre el montón de automóviles que transitaban en al autopista, dándoles la oportunidad para que todos se bajaran.

Jungkook bajó del auto y dándole unas palabras de suerte a sus trabajadores, todos se separaron, acordando verse en el punto de reunión.

Escucho como las ruedas de un Ferrari se aproximaban, asique entro a la primera tienda que encontró, siendo esta una florería.

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— ¡Park Jimin! — gritó furioso un azabache persiguiendo a su primo por toda la caza con una cacerola en la mano.

— ¡Que yo no fui! Fue Hoseok cuando trato de hacer arroz! — corriendo por su vida agarro las llaves de su auto y su bolsón.

— ¡Chismoso!— gritó otro chico, que ahora era víctima del azabache que lo perseguía.

Sin dejar de reír salió de la casa que compartía con su primo y el novio de este.
Cómo cada mañana se dirigió a su lugar de trabajo, una hermosa florería en uno de los barrios de Busan.

Desde pequeño al lindo omega siempre le gustó la jardinería. Aún recordaba como ayudaba a su padre en el jardín, como él le enseñaba de todas aquellas bellas flores de colores, del significado de cada una de estas, y de sus ricos aromas.
Aunque para él muchas simplemente olían a planta.

ᨦEl chico de la florería彡ᴷᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora