One

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El café de aquella cafetería se había convertido en mi bebida favorita para desestresarme del día a día.

Aunque, hoy había comprendido que a pesar de la cantidad de gente que me rodeaba, seguía estando en completa soledad.

Mi apartamento era frío y solitario. Y esta mesa es exactamente igual.

"¿A quién engaño?"

Suspiré, hundiéndome un poco más en la silla.

Extraño a Tzuyu. Ese brillo y calidez que dejaba mi taiwanesa en nuestro, ahora solo mío, apartamento.

–Oye, lindura ¿Qué te tiene tan cari larga?–

Una chica pelinegra con algunos mechones dorados llamó mi atención.

–¿Lindura?–

–Sí, es lo que eres ¿Hay problema con que te llame así?– Dijo confiada.

Hice una mueca, por su evidente coqueteo.

–¿Qué quieres?– Dije sin mirarla a la cara.

–¿Puedo sentarme contigo? Estás muy sola–

La observé nuevamente, de arriba abajo. ¿Qué más da? Igual hace unos minutos me estaba quejando de lo sola que me sentía.

Asentí lentamente, bebiendo otro sorbo de mi café.

–Te hice una pregunta al inicio ¿Por qué tan desanimada, linda?–

–No es algo de lo que precisamente quiera hablar con una extraña–

–No soy tan extraña. Te he visto antes–

–Dios, ahora eso te hace un poco... Acosadora– Reí.

Lo pensó un momento y se rio también.

–Okay, lo acepto. Eso sonó pésimo, pero no lo digo en mal plan. Voy a tu misma universidad, hermosa–

"¿Va a cambiar de apodo cada frase?"

–¿Ah sí?– Levanté una ceja, no la había visto en ninguna de mis clases. O al menos no la recordaba– ¿Qué facultad?–

–Psicología– Comió un poco del pan que tenía en mano– Tú estás en la facultad de medicina ¿Verdad?–

–Así es. Y... ¿Te vas a quedar ahí dándome miradas coquetas y pareciendo una completa acosadora o me vas a decir tu nombre?– Le solté divertida al ver cómo paseaba sus ojos sobre mí una y otra vez.

–Hirai Momo, y ¿tú?–

Su apellido me sorprendió.

–¿Hirai? ¿Eres japonesa?–Asintió enérgicamente– Yo también. Minatozaki Sana–

Pude ver como se emocionaba un poco.

–¡Podemos ser amigas!–

–¿No me estabas coqueteando hace cinco minutos?–

–Podemos ser amigas de las que se besan– Me guiñó un ojo.

Solo rodé los ojos y me reí. Ciertamente es rara, pero me agrada. No tengo amigas, no estaría mal tener una.

Me puse más cómoda en mi silla.

–Bueno, Hirai Momo... Cuéntame más sobre ti–

La vi sonreír de lado una última vez.

Así fue como comenzó nuestra amistad hace aproximadamente un mes.

Ahora se encontraba desparramada en mi cama, ocupando el 70%, era tanto, que terminé durmiendo en la sala.

ᴘᴏᴇᴛɪᴄ ɢɪʀʟ |ꜱᴀɪᴅᴀ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora