Aiden
Iba a matar a alguien.
Varias personas, en realidad, si es que Devil King no se me adelantaba.
No, ese no era su estilo.
Enseguida Gabe me texteó para decirme sobre el extraño mensaje que le había enviado Ashley, supe en qué iban a meterse. El último mensaje de Gabe había llegado hace diez minutos: "¿Qué demonios hace Alexandra King aquí?".
No habían respondido nada luego de eso, y cada vez que intenté llamar a alguno de ellos, sus celulares no sonaron. En el refugio no llegaba señal, y probablemente llegaría demasiado tarde, pero llegaría de una forma u otra, incluso si cuando lo hiciera me tenía que poner entre medio de una mimada y cabeza dura animadora de metro sesenta y un traficante de drogas con más armas que sentido común.
Mi moto me permitió llegar al refugio en cuestión de minutos. No quería ponerme a pensar en qué le harían a Alexandra si se enteraban que su apellido era King.
No, no había cabida para escenarios fatales en mi cabeza. Tenía la esperanza de que todos fueran lo suficientemente inteligentes como para no revelar su identidad. Aunque, veía bastante improbable que Devil King no supiera exactamente quién era.
Corrí tan rápido que la mayor parte del túnel se volvió borrosa a mi paso. En cuanto llegué a la primera entrada, supe que tendríamos problemas.
—¿Qué haces aquí, Reed? ¿Hay una fiesta de la que me perdí? —dijo Carlos, que hoy estaba encargado de resguardar la puerta junto con otro hombre que no conocía.
—Necesito entrar.
—Tus amigos ya están aquí, puedes esperarlos.
—No, no puedo. Déjame pasar, Carlos. Es urgente.
—Qué extraño, ellos parecían igual de desesperados, pero ya sabes las reglas —me sonrió con burla, y decidí que no tenía tiempo para esto.
Ignorando el sentido común y el de autopreservación, pasé a empujones entre ellos, corriendo hacia las escaleras que sabía me llevarían a Devil King. Lo único en lo que podía pensar era en Alex y en que estuviera a salvo, no en las armas que probablemente estaban apuntando a mis espaldas. Sabía que no me dispararían, no mientras fuera un aliado recurrente.
Cuando finalmente conseguí entrar, tres enormes M4 se apuntaron a mi cabeza de tres lados distintos de la mohosa habitación. Escaneé el lugar sin preocuparme por las balas que podrían atravesar mi cráneo. Ashley, Gabe y Kyle estaban a un costado, con los ojos bien abiertos, y Alex estaba en el medio, peligrosamente cerca de Devil King, con los ojos llenos de lágrimas y mirándome con pánico.
—¿¡Qué están haciendo!? ¡Quiten esas cosas de su cabeza! —chilló Alex, y casi como si su voz causara alguna clase de hechizo, Devil King hizo una señal y enseguida las armas automáticas fueron bajadas.
—¡Alex! ¿Qué haces? ¿Estás bien? —corrí hacia ella, asegurándome de que no estaba herida. Ella estaba llorando, pero eran lágrimas silenciosas, y no tenía idea de qué estaba pasando. Ningún arma fue apuntada a mi cabeza de nuevo a pesar de que me había saltado doscientos tipos distintos de reglas y protocolos que a cualquiera le costaría a lo menos una extremidad, pero todo el mundo seguía con sus dedos en los gatillos y listos para disparar a la orden si algo se salía tan solo un poco de lugar.
—¡Estaré bien cuando todos bajen sus malditas armas! —la voz de Alex fue casi un rugido. Sus ojos furiosos mirando directamente hacia Devil King.
Antes de que pudiera sacudirla y decirle a Devil King que Alex tenía un serio problema psiquiátrico para explicar su descabellado comportamiento que haría que la mataran, les ordenó a todos que enfundaran sus armas.
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The wrong side of town - Parte I y II
RomanceAlexandra King es una reina; la reina de la escuela, la reina de toda la ciudad. Hija del alcalde de Sylver Valley y capitana de las porristas, se encuentra en la cima de la pirámide social, pero tiene un pequeño secreto. Está enamorada de quién no...