Parte Única

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El castaño miraba al barman que le servía su quinto vaso de Whisky, la verdad es que aquel hombre era endemoniadamente sexy, era justo lo que necesitaba en este instante, un buen polvo para olvidar como Peter Quill jugó con él, dejándolo en ridículo frente a los demás, se iba a vengar, pero aun no sabia como, lo único que tenía en mente era en que el alcohol y un buen polvo lo ayudaran a olvidar.

- Tony Stark, que bueno verte.

Oh no, conocía muy bien esa voz, conocía muy bien a ese maldito que se encontraba detrás suyo.

- Hammer, no estoy disponible para tu estupidez - cortó seco llevándose el vaso a la boca.

- Me enteré de Quill, lo lamento.

La voz de Justin Hammer no podía ser más falsa, quería golpearlo, pero tampoco quería formar una escena y que lo sacarán a patadas del único local gay de la ciudad, para así luego impedirle la entrada.

- Piérdete Justin - escupió y se levantó para alejarse de esa asquerosa escoria.

- Entre tus piernas lo haría con gusto.

Bien, eso era todo, lo próximo que sintió Justin fue el golpe en su quijada, lo cual casi rompió y descolocó su mandíbula.

- Eres asqueroso, respeta a las personas.

Tony veía atónito la escena, él iba a golpearlo, pero el sexy barman se le adelantó.

- ¡Steve Rogers! ¿Qué has hecho? - gritó una voz gruesa, claramente era el dueño del local.

- Yo...

Se veía que el rubio estaba en un aprieto y claramente por su culpa.

- Fui yo, el solo intento separarnos de la discusión en la que estábamos enfrascados.

- Bien... si algo así vuelve a suceder le voy a impedir el paso a mi local.

- Entendido.

El dueño se fue mientras Justin era sacado por sus amigos, Tony volvió a la barra y Steve se le acercó.

- Gracias - susurró con una linda y agradable sonrisa.

- De nada.

Tony siguió mirando a Steve y pensó que una cita entre ellos no estaría mal, la idea de solo un polvo ya no sonaba tan atractiva.

[...]

Tony no dejo de ir al bar en donde se encontraba aquel rubio de bonitos ojos color cielo y Steve siempre estaba feliz de ver a Tony, este último lo esperaba hasta que terminara su turno e iban juntos hasta el paradero en donde esperaban sus autobuses para irse a casa, todos los días eran así, a veces dejaban pasar sus autobuses por quedarse hablando un poco más.

Steve se sentía tan bien, nunca pensó que por tener aquel trabajo encontraría a la persona que siempre soñó, era como un sueño, pero tenía miedo de decir sus sentimientos, Tony era alguien con un gran apellido y el solo era quien servía tragos en el bar que frecuentaba el castaño, no tenía nada que ofrecerle, por eso escondía sus sentimientos.

Tony no sabía cómo decir sus sentimientos, nunca fue bueno en ello, las citas que habían tenido habían funcionado de forma espectacular, pero su corazón tenía miedo de abrirle las puertas al amor y que jugarán con él, no estaba preparado para sufrir una nueva decepción, la verdad es que nunca se estaba completamente preparado para algo como ello.

Aquel día en particular Tony había llegado temprano al bar, pudo divisar al rubio y se acercó rápido, pudiendo notar el semblante triste de Steve, aquello le preocupó, el rubio no había visto a Tony, así que cabizbajo se acercó al recién llegado.

Barman [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora